¿Qué tanto afecta a la ciudad la salida de colegios de su entorno? - 3 de Mayo de 2018 - El Tiempo - Noticias - VLEX 715707713

¿Qué tanto afecta a la ciudad la salida de colegios de su entorno?

Carol Malaver - Subeditora Bogotá @CarolMalaver carmal@eltiempo.com

Mientras que algunos piensan que los colegios de Bogotá ganan en campus cuando deciden irse de la zona urbana a la rural, otros señalan que los estudiantes pierden identidad con la ciudad, desisten de promover acciones importantes en el territorio, dejan de tributar a las arcas del Distrito y generan más problemas que beneficios. Según la Secretaría de Educación (SED), en Bogotá existen 2.242 instituciones educativas, 386 de estas distritales, 10 de régimen especial y 1.846 de carácter privado. Pero de un tiempo para acá es notable el número de colegios privados que tramitan sus permisos de funcionamiento en Cundinamarca. Por ejemplo, desde el año 2014 se les ha dado licencias de funcionamientos a 51 colegios en el departamento, sin contar con las que cursan este año. No es un secreto que muchos niños y jóvenes de Bogotá salen de la urbe todos los días para ir a estudiar a municipios aledaños. Con la aclaración de que tanto la ciudad como los departamentos solo están facultados para dar licencias en su territorio y, por ende, los colegios pasan a ser parte de las cifras locales. Esta realidad ya está siendo analizada por profesionales de varias ramas. Según William Alfonso Piña, urbanista y profesor del programa ‘Gestión y desarrollo urbano’ de la facultad de Ciencia Política de la Universidad El Rosario, los colegios han tenido durante décadas diferentes dinámicas de localización. “Hubo una muy importante que fue la de montar sedes en la periferia entre las calles 170 y 200. Eso se constituyó como un clúster educativo”. Para el experto, dicha urbanización ayudó a que estos colegios crecieran y se consolidaran, pero no pasó lo mismo con otros planteles tradicionales de Chapinero que, en cambio, fueron objeto de presión debido a la transformación urbana de esas zonas a empresariales que desencadenó costos elevados por la demanda de la tierra. “Colegios como La Enseñanza, El Alvernia o El Andino, entre otros, consideraron buen negocio vender y construir su sede en el límite norte o en las afueras no solo por renovar sino por aprovechar la dinámica de los nuevos sectores”, explica. Esta realidad ha traído consecuencias para la ciudad. “Hay una pérdida de espacio libre o de baja ocupación como los que generan los colegios. Normalmente, cuando hay desarrollos no se ofrecen nuevas sesiones e incluso se pierden edificios patrimoniales. También hay normas que determinan que si se...

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