André Rieu, un apóstol al servicio del vals - 11 de Agosto de 2019 - El Tiempo - Noticias - VLEX 807615201

André Rieu, un apóstol al servicio del vals

carlos solano - el tiempo @laresonanciaCansado del rigor de los ensayos y de la sensación de no encontrar un lugar propio en la música clásica, un día André Rieu decidió dejar sus estudios de violín en el Conservatorio de Bruselas, hacer a un lado sus sueños de pergaminos y glamour, y abrir una pizzería con su novia Marjorie. "La de la casa se iba a llamar Pizza Paganini -recuerda Rieu- y cuando la ordenaras, el chef, que sería yo, aparecería frente a tu mesa y tocaría en el violín una bella pieza de Paganini. El problema era que, dicho eso, se hizo necesario volver a practicar. Regresé a donde el profesor Gertler luego de meses de ausencia y cuando me oyó tocar, dijo: ‘¡André, fantástico, has mejorado mucho!’. Quién lo habría pensado, un receso puede ser muy útil". Así piensa hoy el famoso violinista holandés acerca del André Rieu que en los años 70 se preguntó qué hacer con su talento. Algo tenía claro y era que no quería ser numerario de una orquesta (como la que dirigía su padre) y sabía que amaba los valses de Johann Strauss. Hoy, Rieu es probablemente el violinista vivo más famoso del planeta, publica usualmente más de cuatro CD o DVD al año y sostiene un espectáculo constante que cuando no llena el escenario frente al castillo Maastricht, lo hace en sus giras por el mundo. La actual lo trae a Bogotá, junto a su orquesta privada, para cuatro presentaciones seguidas en el Movistar Arena, del 12 al 15 de septiembre, de las que ya agotó boletería de tres, sentando un récord para este escenario. Paradójicamente, aunque su fortuna neta está estimada en 40 millones de dólares -superado solo por otra violinista, Vanessa Mae (45 millones)-, su nombre no aparece en los listados regulares de los mejores violinistas del mundo que usualmente hacen revistas especializadas, entre los que están Joshua Bell, Hilary Hahn, Viktoria Mullova, Itzhak Perlman y Maxim Vengerov, quienes han pasado alguna vez por Colombia, pero no han despertado la atención que capta Rieu ni están cerca de sus números. La apuesta del holandés es el vals, un género que usualmente miran con desencanto los expertos de la música académica, pero atrae los oídos y miradas de un público que disfruta con el glamour, la fiesta, el vestuario y la recreación histórica. Tiene un encanto más familiar, por el que ha despertado un culto masivo. "Quiero que mis conciertos sean una fiesta para todos los sentidos", explica. Frente al hecho de que el vals no suele ser tenido en cuenta en...

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