Antecedentes y Fundamentos del Nuevo Sistema Procesal Penal
| Autor | Luis Camilo Osorio Isaza, Gustavo Morales Marín |
| Páginas | 11-33 |
1. ANTECEDENTES Y FUNDAMENTOS
DEL NUEVO SISTEMA PROCESAL PENAL
GUSTAVO MORALES MARÍN
LUIS CAMILO OSORIO ISAZA accedió, definitivamente, a los infolios célebres de la
historia jurídica de Colombia, ahora, en las primerías del siglo veintiuno. No
porque sea filósofo del derecho, ni un erudito en los meandros teoréticos de la
Ciencia de la Justicia. Pero sí, porque en las circunvoluciones de su cerebro
confluyen, en forma natural, el sentido de lo jurídico y de lo justo con la pasión
obcecada por el bien común. También, porque la firmeza de su carácter logra la
fecundidad inverosímil: la reforma penal.
Cuando llegó a la Fiscalía General de la Nación tenía el designio providente de
humanizar el ejercicio de la justicia, tornándolo eficaz y despojándolo de la
iniquidad del error judicial. Los casos impunes agobiaban su alma y, por ello,
quería un ministerio fiscal técnico y eficiente, sin que su función esencialmente
investigativa y acusadora desbordara su naturaleza, zahiriendo equívoca o
injustificadamente la libertad o el patrimonio del hombre. En esas circunstancias
musité algunas ideas en torno a la excelencia teórica y práctica de un sistema
acusatorio moderno, que por su naturaleza democrática y su rotunda eficacia,
debía reintegrar al conglomerado social la perdida confiabilidad en los métodos
de investigación y juzgamiento, que venían rigiendo. Por algún tiempo estuve en
la creencia de que mis concepciones filosóficas sobre el proceso penal,
expresadas en la continuidad de los libros que he publicado, habían pasado
desapercibidas para el Fiscal General de la Nación. Pronto me enteré de la
equivocidad de mi opinión, pues LUIS CAMILO se había dedicado a consultar
todo género de información, con insuperable avidez, acerca del tema propuesto.
En alguna ocasión, fisgoneando en su ampulosa biblioteca, encontré que mi libro
“Proceso y Sistemas de Juzgamiento Penal” había sido subrayado y anotado
por él, con agregados significativos que espero rescatar algún día. Vino, entonces,
la asesoría de la Corporación Excelencia en la Justicia que, con la erudición
consagrada y sapiente de JAIME GRANADOS PEÑA y sus compañeros de academia,
entre los que se distingue el tratadista JULIO ANDRÉS SAMPEDRO ARRUBLA, inició
el estudio científico del sistema y sus adecuaciones a la realidad social colombiana,
como siempre lo quiso, lo indicó y lo logró el Fiscal General.
GUSTAVO MORALES MARÍN
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Como se trataba de una magna empresa, fracasada en intentos pretéritos, hubo
menester de convocar el concurso de la experiencia, el conocimiento, la sagacidad
y la prudencia de GUSTAVO GÓMEZ VELÁSQUEZ, el más ponderado y juicioso
magistrado de los últimos cincuenta años, en la Corte Suprema de Justicia, y a
quien no se le perdona que posea y exponga criterios filosófico jurídicos
insoportablemente perfectos. Tampoco podía estar ausente, en este coloquio
creador, ALFONSO ORTIZ RODRÍGUEZ, maestro en la docencia y en las vertebrales
sistematizaciones de la ciencia jurídica, y quien había corredactado el Código de
Procedimiento Penal de 1.981, en el cual aparecía por primera vez la figura de la
Fiscalía General de la Nación.
En la integración de los cuadros pensantes de esta labor, se hizo presente la
clarividencia política de RÓMULO GONZÁLEZ TRUJILLO. No obstante, resultaba
imprescindible la participación de una pléyade que, por el dominio de las vivencias
jurídicas y su notable experiencia en el manejo y solución del caso penal, aportara
elementos conceptuales y conclusiones de la praxis. Fue así como se incluyó la
colaboración de los fiscales ante la Corte Suprema de Justicia, individualizados
en las personas eminentes de GUILLERMO MENDOZA DIAGO, ANDRÉS RAMÍREZ
MONCAYO, RA MIRO MA RÍN VÁSQ UEZ, LUIS EDGAR MARTÍNEZ LOZADA, LUIS
ALBERTO SANTANA ROBAYO, MARCO ANTONIO RUEDA SOTO, LUZ ADRIANA
CAMARGO GARZÓN y MARÍA CRISTINA BUCHELLI DE OSEJO.
Con todo y esto, ello no colmó las expectativas dialécticas de LUIS CAMILO,
pues su propósito hubo de concitar los connotados estamentos pensantes del
mundo jurídico punitivo: la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de
Justicia, la Procuraduría General de la República, la defensoría del Pueblo y,
esencialmente, la Universidad. En todo caso buscó la asistencia de los congresistas,
como depositarios que son de la voluntad general. Pero no por estos acaeceres
trascendentes, OSORIO ISAZA cejó en el empeño de conocer y comprender, con
reflexión estructural, el sistema acusatorio y las implicaciones éticas y sociales de
su aplicación en nuestro medio. Motivado por el deseo febricitante de perfeccionar
las instituciones de justicia consultó toda fuente de información sobre el tema y,
además, vivenció el discurrir de diversas formas del sistema en otros escenarios,
con lo cual fortaleció la argumentación de manera ostensible. Así, con el racional
convencimiento, y con toda una proeza de actividades didácticas, logró que se
reformara la Carta Política, aclimatando con ello, en nuestro mundo jurídico, el
sistema acusatorio concerniente a nuestra época.
Correspondió, luego, la elaboración de la normatividad consecuente y su debate
y aprobación en la Comisión Constitucional, que para el efecto creó la Reforma.
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