Aportes a una teoría de la estructuración residencial urbana - Núm. 17, Julio 2007 - Revista de Economía Institucional - Libros y Revistas - VLEX 846377712

Aportes a una teoría de la estructuración residencial urbana

AutorÓscar Alfonso Roa
CargoEconomista y profesor de la Universidad Externado de Colombia
Páginas241-277
APORTES A UNA TEORÍA
DE LA ESTRUCTURACIÓN
RESIDENCIAL URBANA
*
Economista y profesor de la Universidad Externado de Colombia. Candidato
a Doctor en Planeamiento Urbano y Regional del Instituto de Pesquisa y Planea-
miento Urbano y Regional de la Universidad Federal de Río de Janeiro, Bogotá,
Colombia, oscaruex@hotmail.com Agradezco los comentarios y sugerencias de
Pedro Abramo, Rainer Randolph, Fernanda Furtado, César Velásquez, Roberto
Angulo, de los participantes en el Seminario de Economía Urbana Avanzada de
la Maestría en Economía de la Universidad Externado de Colombia y de los dos
árbitros anónimos de la Revista de Economía Institucional. Fecha de recepción: 25
de septiembre de 2006, f echa de modificación: 14 de marzo de 2007, fecha de
aceptación: 14 de agosto de 2007.
Óscar A. Alfonso R.
*
Revista de Economía Institucional, vol. 9, n.º 17, segundo semestre/2007, pp. 241-277
Este artículo busca contribuir al desarrollo de una teoría insti-
tucional de la estructuración residencial en las metrópolis lati-
noamericanas basada en tres postulados: 1) la ciudad es un proyecto
colectivo para mejorar el bienestar general de la población; 2) el suelo
urbano es un bien compuesto por una porción edificable y otra no
edificable, con atributos como la localización y la capacidad portante,
y 3) el potencial de construcción del suelo urbano es un resultado ex-
clusivo de la acción urbanística estatal. El primer postulado destaca la
indivisibilidad en la producción y el consumo de los bienes públicos
urbanos; el segundo, inspirado en la tradición lancasteriana, destaca
algo evidente pero engañoso, que no hay cesiones gratuitas de suelo
a la ciudad, en otras palabras, que la creencia en tal gratuidad resulta
en un arreglo institucional inadecuado que encubre la distribución de
cargas y beneficios del proceso de urbanización; el tercero establece los
vínculos entre derecho urbanístico y economía urbana en que se funda
la hipótesis de que el “descontrol” que promueven las versiones de la
economía urbana aferradas al Código Napoleónico es incompatible
con la noción liberal de la propiedad.
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Óscar A. Alfonso R.
Revista de Economía Institucional, vol. 9, n.º 17, segundo semestre/2007, pp. 241-277
Este escrito fue motivado por la inconformidad con la corriente
económica espacial que proclama la neutralidad de la estructuración
residencial urbana frente a la distribución de la riqueza (cfr. Abramo,
2001, 211) y con la mano invisible descontrolada(Fujita et al., 2000,
31) como mecanismo para coordinar las elecciones descentralizadas
de localización residencial y opción para configurar los mercados
inmobiliarios residenciales según modalidades librecambistas y re-
gulaciones urbanísticas de corte napoleónico, es decir, amparadas en
el principio de la libertad de hacer y deshacer, de usar y abusar de los
bienes urbanos sobre los que se ejerce dominio.
El estudio de las configuraciones urbanas contemporáneas, en
especial de aquellas que, como las latinoamericanas, son objeto de
un movimiento permanente de construcción y reconstrucción, tiene
especificidades que se abordan en su dimensión histórico-social a
partir de tres nociones: la del tiempo, ligada a una moneda que se crea
y se destruye en dos subcircuitos urbanos; la de la acciones colectivas
urbanas que preceden a la organización del mercado inmobiliario
residencial, y la de una economía de anticipaciones que subordina
las transacciones entre los agentes de la estructuración residencial
urbana al “principio universal de la visión de futuro” (Commons,
2003, 199).
La primera parte examina el papel de los agentes que intervienen
en la estructuración residencial y sus interacciones, y la segunda, el
papel del tiempo en la formación del precio del suelo urbano. La
tercera cuestiona la idea de que “quien controla el suelo controla la
ciudad”, y explora las opciones para organizar los mercados del suelo,
imbricadas con la responsabilidad de proveer bienes públicos urbanos,
tema de la sección final.
LA INTERACCIÓN Y LAS TRANSACCIONES ENTRE LOS
AGENTES DE LA ESTRUCTURACIÓN RESIDENCIAL URBANA
La estructuración residencial urbana es producto de la interacción
entre agentes con motivaciones e intereses diversos que se deben coor-
dinar para resolver pacíficamente las tensiones de la convivencia en un
proyecto colectivo para incrementar el bienestar general. El enfoque
más adecuado para entender esa interacción es el institucionalismo
radical, que supone que los agentes que intervienen en la estructu-
ración residencial urbana eligen poniendo en juego su voluntad y su
capacidad de discernimiento –enfoque opuesto al de “actores” que se
comportan como autómatas siguiendo el guión que les asigna algún
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modelo– y que la recurrencia de los intercambios implica que las
transacciones se realizan en el marco de las reglas instituidas que las
preceden: las reglas instituyen los mercados.
La intervención de los agentes de la estructuración residencial
urbana ocurre en el tiempo y queda grabada en el espacio (Lefebvre,
2004, 44-45). En el tiempo histórico, la ciudad crece junto con la ge-
neración de riqueza (Simmel, 1976, 20), y su estructura espacial revela
las desigualdades en la apropiación de esa riqueza, la compactación de
ciertos lugares y la difusión desigual de las innovaciones inmobiliarias
residenciales, proceso de estructuración al que Pedro Abramo alude
con la metáfora de ciudad “com-fusa”. Cuando la destrucción creativa
del capital inmobiliario arrasa activos residenciales en desuso y aun
parte del stock habitable, la ciudad sólo se renueva parcialmente, así
como se reescriben algunas páginas de un texto antiguo para disfrute
de las nuevas generaciones: la ciudad palimpsesto. Pero la impronta
de la acción de esos agentes, prácticamente inmutable dentro de lo
cambiante, es la segmentación material y social a que someten a la
ciudad: la ciudad segmentada.
La economía política que proponemos presupone una personalidad
inmanente a los agentes que “consiste en todas las diferencias entre
individuos en su poder de inducción y en su respuesta a los alicientes
y las sanciones” (Commons, 2003, 199), premisa que enmarca nuestra
reflexión en el institucionalismo radical, opción teórica que se justifica
por la constatación cotidiana de que la voluntad de algún agente se
impone a la de los demás, interacción que se intenta explicar a partir
de la comprensión del presente histórico, en el que se traslapan las
anticipaciones que hicieron esos agentes en el pasado y las que hacen
sobre el futuro, justificación que despeja la ambigüedad de la noción
de institución que adoptamos: “acción colectiva que controla, libera
y amplía la acción individual”.
La acción colectiva es más que el control de la acción individual: es, por
el mismo acto de control [...] una liberación de la acción individual de la
coerción, la coacción, la discriminación o la competencia desleal de otros
individuos (Commons, 2003, 195).
El postulado de que la producción del potencial constructivo es
resultado de los esfuerzos colectivos inicia la reflexión con la presen-
tación de un primer agente: el gobierno. “Los mercados por sí solos
no pueden sustituir al gobierno” (Keating, 2003, 65-66). Dos razones
explican esta insustituibilidad: la primera es que el diseño de nuevas
instituciones y el fomento de la participación democrática son incom-

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