Array - 9 de Noviembre de 2010 - El Tiempo - Noticias - VLEX 227145250

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Hace unos días se anunció la convocatoria nacional para vincular un poco más de mil profesionales que contribuyan, como orientadores, a fortalecer la convivencia escolar. Señala el Ministerio de Educación que esto "significará un total de 1.892 docentes orientadores en todo el territorio nacional". Sin duda, es una buena noticia, pero insuficiente, si se tiene en cuenta el tamaño de la población escolar que debe ser atendida. Sólo en Bogotá hay más de un millón de estudiantes en la educación oficial.

Vale la pena hacer una reflexión seria sobre las necesidades de atención de la población escolar en las etapas de infancia y adolescencia y la importancia de los profesionales de la psicología y el trabajo social. Cuando se ingresa en el mundo humano que se congrega en los colegios, más allá de las asignaturas y los juegos infantiles, se encuentra todo el dolor de vidas signadas por la pobreza, el maltrato, las inseguridades propias del crecimiento, las enfermedades, las limitaciones físicas... y, claro, la agresividad, la violencia, la dificultad para encontrar al otro en la calidez del afecto y el cuidado.

Parte de la incomprensión sobre la labor de los maestros es que quienes no se han ocupado de este oficio ignoran la carga emocional que representa lidiar, día tras día, con la tragedia humana que se encuentra entre los niños y adolescentes que acuden a las instituciones educativas.

La desmotivación, la pereza, los comportamientos agresivos o el desafío a la autoridad son, usualmente, el resultado de conflictos familiares, sociales o personales que no encuentran salida porque no hay a quién recurrir, con quién conversar o a quién pedir ayuda en el entorno social donde se vive. Los servicios de salud apenas si se ocupan de lo más básico y la precariedad de la salud mental de niños y jóvenes queda al garete esperando que con los años se supere.

La mayoría de los maestros hacen lo mejor que pueden y tratan de ayudar cuando las situaciones se destapan, pero la mayoría de ellos no...

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