Así se interpreta a Sófocles en una cárcel de mujeres - 23 de Noviembre de 2014 - El Tiempo - Noticias - VLEX 545153398

Así se interpreta a Sófocles en una cárcel de mujeres

Yhonatan Loaiza Grisales Redactor de EL TIEMPO Nadie puede entrar a la cárcel El Buen Pastor, en Bogotá, sin pasar ante las miradas desconfiadas de las guardas acostumbradas a la dureza de la rutina, caminar por pasillos con rejas colmadas por varias presas y adornarse los brazos con sellos que no desaparecerán con una simple estregada. Son controles apenas necesarios para un centro penitenciario que alberga a más de 2.000 personas. Pero hay una forma de escape, por lo menos en un plano más espiritual. Se trata de un grupo de teatro que la actriz Johana Bahamón creó hace cerca de dos años y que para las internas se ha convertido en una manera de huir de la rigidez del encierro, de la tensión de las requisas y de los problemas de convivencia. Ahora, ellas se preparan para la presentación de la obra Yo soy Antígona, en el lanzamiento del Festival de Teatro Interno, que será mañana en el Teatro Nacional Fanny Mikey. Es una reinterpretación de la clásica tragedia de Sófocles, con la que Antígona se convirtió en la gran heroína de la ficción occidental. Adriana Gutiérrez, profesora de texto, trabaja intensamente con las internas para que declamen correctamente los diálogos de la obra. Por eso las hace repetir varias veces cada escena, hasta que esté satisfecha con el resultado. En el centro de la sala, Dayán Jiménez y Katherine Ospina recrean la escena en la que Antígona le pide ayuda a Ismene para enterrar a su hermano Polínices. Jiménez se toma un descanso y cuenta que en Barranquilla hizo dos semestres de arte dramático antes de irse a vivir a España durante 12 años. Poco después de regresar al país, la condenaron por tráfico de estupefacientes. Ella es la más risueña del grupo y aún le quedan rezagos de su travesía española: cada tanto se le escapa un ‘¡hostia!’ o un ‘¡joder!’. “Como al mes de haber pisado este sitio salió la convocatoria para el teatro –recuerda–. Pero con la confusión y la tristeza que tenía en la mente, no le di importancia, ni me acordaba de que yo había hecho esto. Un día estaba sentada en las escaleras y una chica me dijo que si quería presentarme, porque me veía llorando mucho y muy aburrida, entonces acepté”. Jiménez pasó las audiciones y estuvo en la primera obra que montó el grupo, La casa de Bernarda Alba, de Federico García Lorca. Gracias a este trabajo ha podido salir varias veces de la cárcel, como aquella en la que estuvieron en la penitenciaría La Modelo. El grupo fue a presentarse con un poco de temor porque...

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