Así fueron las últimas horas del obispo que mató el Eln en Arauca - 23 de Julio de 2017 - El Tiempo - Noticias - VLEX 688661061

Así fueron las últimas horas del obispo que mató el Eln en Arauca

Crónica

Jorge Enrique Meléndez Subeditor político Monseñor Jesús Emilio Jaramillo sabía que la situación con la guerrilla en Arauca estaba tensa y que el Eln veía a los sacerdotes con recelo, pero a pesar de esto decidió hacer un recorrido evangelizador por la zona del Sarare. Y eso le costó la vida, el 2 de octubre de 1989. Fue asesinado con impactos de fusil en la espalda y en la cara y su cuerpo fue arrojado a la orilla de una trocha. Por eso, el papa Francisco acaba de reconocer el martirio de este obispo, quien será beatificado en septiembre próximo, en medio de la visita papal. El último día de vida de monseñor Jesús Emilio Jaramillo comenzó la mañana del domingo primero de octubre cuando el obispo, acompañado del padre Helmer Muñoz –quien era su asistente–, otro sacerdote, un seminarista y una monja llegaron a Puerto Nidia, un caserío donde celebró una misa. Llegó gente de todas las veredas, el obispo fue recibido con banderas blancas y eso le generó algo de tranquilidad, pues sintió que todo estaba bien. Luego de almorzar, hacia las 2:30 de la tarde salieron en un campero hacia Fortul. Habían recorrido cerca de hora y media por una carretera destapada cuando llegaron hasta el río Caranal. Ahí, justo antes de pasar el puente de tablas, había tres hombres vestidos de campesinos, dos de ellos con armas largas. Los hicieron parar el vehículo. “Preguntaron quién es Jesús Emilio Jaramillo y monseñor, sin titubear, dijo: ‘Soy yo’ ”, contó el padre Muñoz. El secuestro Según su relato, los bajaron del carro y a la monja, al sacerdote y al seminarista les dijeron que se fueran para Fortul y les contaran a las autoridades que el obispo quedaba secuestrado por el Eln para enviar un comunicado. Al padre Helmer lo dejaron para que siguiera manejando. “Dos de ellos se hicieron en la parte de atrás y a monseñor lo hicieron sentar en medio. El tercero se hizo adelante”, relató el religioso. El carro comenzó a recorrer el extenso territorio del Sarare hasta que la noche comenzó a caer. El camino se hizo más difícil y el paso, más lento. Y el temor entre los religiosos aumentó. En un momento, monseñor sacó su rosario y comenzó a rezar. El padre Helmer les preguntó a los guerrilleros si creían en Dios. “Uno de ellos me contestó: ‘Para mi Dios es esto’, y mostró el arma”, relató el sacerdote. Cuando ya eran como las 7 de la noche, hicieron detener el carro en un paraje rural en el sector de Santa Isabel. Le dijeron al obispo que se bajara, pero el padre...

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