Asociatividad empresarial y fuentes de capital social: hacia un modelo explicativo (*)/BUSINESS PARTNERSHIP AND SOURCES OF SOCIAL CAPITAL: TOWARDS AN EXPLANATORY MODEL/ASSOCIATIVIDADE EMPRESARIAL E FONTES DE CAPITAL SOCIAL: POR UM MODELO EXPLICATIVO/L'ASSOCIATION D'ENTREPRISES ET LES SOURCES DE CAPITAL SOCIAL: VERS UN MODELE EXPLICATIF. - Vol. 30 Núm. 77, Julio 2020 - Revista Innovar - Libros y Revistas - VLEX 901010760

Asociatividad empresarial y fuentes de capital social: hacia un modelo explicativo (*)/BUSINESS PARTNERSHIP AND SOURCES OF SOCIAL CAPITAL: TOWARDS AN EXPLANATORY MODEL/ASSOCIATIVIDADE EMPRESARIAL E FONTES DE CAPITAL SOCIAL: POR UM MODELO EXPLICATIVO/L'ASSOCIATION D'ENTREPRISES ET LES SOURCES DE CAPITAL SOCIAL: VERS UN MODELE EXPLICATIF.

AutorPepe, Maribel Rodríguez de

Introducción

Dado que cada vez existe una mayor evidencia de que el éxito de una empresa está influenciado por determinadas características de las redes interorganizativas en las que ella opera, su estudio se ha convertido en un tema de interés para entender la estrategia y el rendimiento empresarial, incluyéndose la atención en los tipos de relaciones que se producen en determinadas redes, las posiciones estratégicas relativas que ocupan la empresas y las características de los actores que conforman una red concreta (Gulati, Nohria, & Zaheer, 2000; Casanueva, Castro, & Galán, 2010). Por ejemplo, una estrategia asociativa permite a las empresas desarrollar e incorporar tecnología a través de un proceso de aprendizaje interactivo para luego aplicarla en innovaciones de productos y procesos productivos (Naclerio & Trucco, 2015).

Por su parte, López-Cerdán (2003) afirma que las empresas son capaces de acelerar sus procesos de aprendizaje y alcanzar nuevas economías de escala sobre la base de las relaciones establecidas con firmas complementarias, concentrando sus capacidades en los ámbitos en los que poseen mayores competencias y ventajas competitivas. Sin embargo, el desarrollo de estas ventajas competitivas requiere de un enfoque de gestión basado en la articulación o integración con otros sujetos (productivos y no productivos) de su entorno más cercano y del despliegue de estrategias colaborativas o de "asociatividad", entendida esta como un mecanismo de cooperación entre empresas donde cada empresa participante, manteniendo su independencia jurídica y autonomía gerencial, decide voluntariamente participar en un esfuerzo conjunto con los otros participantes para la búsqueda de un objetivo común (Rosales, 1997).

Dyer y Singh (1998) afirman que las ventajas competitivas que se generan de las relaciones interorganizativas se fundamentan en cuatro categorías: 1) inversiones en activos específicos de relación; 2) el intercambio de conocimiento, incluyendo el conocimiento como resultado del conjunto de aprendizaje; 3) combinación de recursos o capacidades complementarias, como resultado de la creación conjunta de nuevos productos, servicios o tecnologías únicas, y 4) costos de transacción más bajos que las alianzas de la competencia, mediante mecanismos de gobierno efectivos procedentes principalmente de la confianza.

Una de las mayores fortalezas del significado de asociatividad es su relación con el concepto de "capital social" (CS), entendido como un atributo comunitario que engloba aspectos de la vida social, como las redes sociales, normas y confianza mutua. Estas son formas más efectivas de alcanzar objetivos y metas colectivas de los individuos que gozan de ese CS. Las relaciones interorganizativas son una fuente del CS por dos motivos principales: 1) constituyen vías que movilizan recursos y 2) generan un modelo de expectativas y deberes. Todo esto tiene lugar con base en normas de reciprocidad y equidad (Koka & Prescott, 2002; Cardona, 2017).

Según Etkin (2007), el CS es una capacidad deseable por cualquier organización, que en su calidad de recurso puede ser asimilado a un bien público si se consideran las externalidades positivas que genera sobre otros actores no implicados en su formación (Yoguel & López, 2000). Mientras que algunos autores limitan el alcance del CS a la estructura de relaciones que un actor posee en su red, otros incluyen en su conceptualización la suma de los recursos reales y potenciales a los que una empresa puede acceder a través de las redes, abarcando tanto la red como los activos y recursos que se movilizan a través de ella (Nahapiet & Ghoshal, 1998; Blasco, Navas, & López, 2010). En este sentido, Galán y Castro (2004) definen el CS como la red de relaciones que posee una organización, que le proporciona valor al permitirle al acceso a los recursos imbricados en ella.

Visto de esta forma, el CS se convierte en una vía donde se puede estudiar las redes de relaciones interorganizacionales que posee una empresa (Koka & Prescott, 2002); en él, tanto la estructura de la red como sus relaciones, sus características y las de los actores son esenciales para una aproximación adecuada a este concepto y a su vinculación con las estrategias asociativas (Galán & Castro, 2004). Dado su carácter multidimensional, el valor del CS no puede ser medido de manera directa, sino que la aproximación a él se hace mediante la identificación de un conjunto de dimensiones. Entre las principales dimensiones que se han analizado a nivel organizativo y que son consideradas en este trabajo destacan la estructural, la relacional y la de los recursos.

El objetivo general que persigue esta investigación pasa por estudiar la participación de las empresas en iniciativas de asociatividad, o la intención de hacerlo, sobre la base del estudio de las fuentes que crean el CS (Galán & Castro, 2004) y de los propósitos y beneficios buscados a través de la asociación (Dini, 2010), con el objeto de construir un modelo que contribuya a facilitar su compresión y ayude a predecir la presencia o ausencia de intención de asociatividad en una empresa o conjunto de empresas.

Con el fin de alcanzar el objetivo propuesto, se definió como variable independiente la acción o la intención (o no) de formar parte de una iniciativa de asociatividad, así como tres grupos de variables independientes: i) variables que responden a los aspectos sociodemográficos y organizacionales (de control); ii) variables que responden a las fuentes del CS, y iii) variables asociadas a los propósitos y beneficios que se persiguen al establecer arreglos colaborativos. Para tales efectos, se diseñó un instrumento orientado a empresas, a partir del cual un grupo de expertos seleccionó aquellos ítems donde se consideran algunos aspectos del diagnóstico de la gestión, prácticas o disposición a compartir información, indagando además sobre los propósitos para asociarse.

Luego de esta introducción, se presentan los fundamentos teóricos del estudio, centrándose en la articulación del CS como un constructo multidimensional y en la explicación de cómo estas dimensiones y el CS en su conjunto afectan la asociatividad empresarial, planteándose un modelo que incluye los propósitos para asociarse. La sección siguiente recoge los aspectos metodológicos y, en particular, se explican las características de la muestra y el proceso de obtención de datos, el sistema de variables, así como los resultados obtenidos de la aplicación del instrumento y su análisis estadístico. El último apartado se centra en las conclusiones que surgen del estudio, esbozándose algunas recomendaciones generales.

Marco conceptual

En las últimas dos décadas, las redes organizativas se han convertido en un diagrama que ilustra la estrategia y el rendimiento de las empresas, considerando que la causa por la que los acuerdos de cooperación y las alianzas entre los distintos actores que conforman una red están creciendo de manera importante se debe al potencial que tienen para crear valor, haciendo a las empresas más competitivas, en la medida en que ellas se benefician de compartir mercados, capital humano y otras condiciones de factores (Gulati et al., 2000; Ireland, Hitt, & Vaidyanath, 2002). Una red empresarial es una agrupación coordinada de un número determinado de organizaciones independientes con flujos de recursos, información y conocimientos (González-Campo, 2010), que se agrupan por vínculos de relaciones de confianza y colaboran en un proyecto de desarrollo conjunto, complementándose unas con otras y especializándose con el propósito de resolver problemas comunes, lograr eficiencia colectiva y conquistar mercados a los que no pueden acceder de manera individual (Suárez & Suárez, 2017).

Asimismo, desde un enfoque estratégico se ha utilizado el concepto del CS para analizar la generación de recursos valiosos en las redes y relaciones empresariales (Nahapiet & Ghoshal, 1998; Adler & Kwon, 2002, entre otros). Galán y Castro (2004) proponen que, cuando las relaciones interorganizacionales reúnen ciertas características, se genera en la organización un recurso denominado capital social, que crea valor y ventajas competitivas sostenibles. En este sentido, Koka y Prescott (2002) sostienen que el CS es una vía para investigar las redes de relaciones interorganizacionales de la organización, teniendo en cuenta que el CS podría constituir un factor explicativo importante de fenómenos colaborativos o asociativos, tales como los distritos industriales, las redes, los consorcios interorganizativos, los conglomerados o clústeres, las cadenas productivas, los sistemas colectivos de agregación de valor, etc.

Capital social: dimensiones y fuentes

El concepto capital social ha adquirido una gran relevancia en un amplio conjunto de disciplinas de las ciencias sociales (Blasco et al. 2010), habiéndose manifestado como un factor explicativo del éxito relativo de los actores en una diversidad de áreas de interés para los investigadores organizacionales en numerosos estudios (Galán & Castro, 2004).

La idea de CS surge en 1893 cuando Durkheim acuña el término solidaridad social, siendo este un antecedente del CS; Durkheim lo define como el conjunto de normas, creencias y valores que integran a los hombres en una comunidad (Solís & Limas, 2013). A partir de allí, diversos autores han propuesto varias definiciones del término, siendo Hanifan (1916, citado por Solís & Limas, 2013) quien lo propone con el objeto de destacar la importancia del compromiso comunitario en la democracia y el desarrollo. Su planteamiento fue que los problemas sociales, económicos y políticos de las comunidades podían resolverse a través del reforzamiento de las redes de solidaridad entre los ciudadanos. Posteriormente, se le atribuye a Weber (1944) un concepto asociado al de CS, el de acción social, que considera que dirige las acciones de otros con la expectativa de obtener objetos materiales.

Si bien no existe un consenso en...

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