En los ataques de las Farc 'fallaron protocolos de seguridad': Santos
La habitual ofensiva de las Farc antes de las elecciones encontró un aliado en el descuido de los militares para hacerle más daño a la Fuerza Pública y generar más ruido sobre la real fortaleza de las guerrillas.
Ayer, antes de subirse al avión que lo llevó a Tame, donde las Farc mataron a diez uniformados el sábado, el presidente Juan Manuel Santos reconoció lo que sus generales ya habían venido notando: las patrullas desplegadas en el país no están cumpliendo los protocolos de seguridad mínimos.
En los recientes ataques de Tumaco (Nariño) y Arauca, en los que murieron 20 uniformados, los soldados llevaban más de 24 horas en las zonas donde fueron atacados y no habían puesto en marcha el protocolo 'Patrullas dirigidas', que los obliga a evaluar los puntos débiles de su ubicación, para situar centinelas.
"Por eso vamos con los altos mandos y el Ministro de Defensa a revisar que esos protocolos se cumplan estrictamente", explicó el mandatario antes de embarcarse rumbo a Arauca, para encabezar un consejo de seguridad (ver 'Más tropa para Arauca').
Una vez concluyó el encuentro, informó: "La orden ha sido fortalecer la disciplina, el cumplimiento de los protocolos de seguridad, para no dar esas oportunidades, porque, de aquí a después de las elecciones, es el momento más vulnerable, por el despliegue (de tropas)".
A la muerte de los 20 militares, registrada en menos de 48 horas, se sumó ayer el asesinato de un patrullero de la Policía en Florencia.
El analista Alfredo Rangel dijo que estos hechos "son síntoma de que el Ejército anda a media marcha y le ha entregado la iniciativa a la guerrilla (...). Las Farc no han dejado de operar con la táctica de guerra de guerrillas, que el Ejército conoce perfectamente".
Bajas, en aumento
León Valencia, director de la Fundación Arco Iris, coincidió en que la estrategia de la guerrilla "es atacar con pequeñas unidades" ante la imposibilidad de reorganizar sus grupos para acometer grandes enfrentamientos.
Según él, después de recibir tantos golpes en sus campamentos, las Farc diluyeron sus bloques, se camuflaron entre la población civil e impulsaron las milicias. Así, advirtió, las autoridades sufrieron 1.115 bajas -entre muertos y heridos- entre enero y mayo pasados, lo que podría suponer que este año se superarán las 2.000, más que el año pasado.
Para Jorge Restrepo, director del Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos (Cerac), los ataques de estos días corresponden a "los ciclos de violencia...
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