Australia, el país que ‘devora’ primeros ministros - 8 de Octubre de 2015 - El Tiempo - Noticias - VLEX 584302886

Australia, el país que ‘devora’ primeros ministros

Townsville (Australia). Cinco jefes de gobierno en cinco años; odio abierto entre los miembros de un mismo partido, que llevó a zancadillas y puñaladas en la espalda entre copartidiarios; dirigentes más interesados en los resultados de las encuestas que en sus actos de gobierno para medir su gestión y egos tan grandes que superan cualquier noción del interés público de una nación. En cualquier país del llamado primer mundo este escenario sería descrito como el de una república bananera, de esas que abundan en América Latina o en África. Pero este fenómeno ha ocurrido en uno de los países más prósperos y con mejores estándares de vida en el mundo: Australia. Este remoto Estado de Oceanía amaneció con un nuevo primer ministro el martes 15 de septiembre. El millonario banquero Malcolm Turnbull desafió el liderazgo de su antecesor y copartidario, Tony Abbott, y reunió el número de votos necesario dentro de su partido, el Liberal, para deponerlo. Australia no tiene elecciones directas; los votantes acuden a las urnas a elegir a sus representantes al Parlamento y el líder del partido político que obtenga la mayoría en el cuerpo legislativo se convierte en primer ministro. Si bien las elecciones se dan cada tres años, el gobernante de turno puede ser depuesto por su partido si pierde su confianza antes de los comicios. Alternativamente, el gobernante puede convocar a elecciones antes de que se cumplan sus tres años en el poder, y de esta manera extender su mandato sucesivamente si su partido mantiene la mayoría en el Parlamento. La movida de Turnbull puede ser la que devuelva alguna estabilidad a la vida política australiana, que también ha tenido gobernantes que han logrado mantenerse en el poder por largos periodos al contar con el apoyo de su partido y del pueblo australiano. Y es que si algo caracterizó a la política australiana hasta mediados de los años 90 fue la estabilidad. Durante las décadas anteriores, el poder osciló entre el Partido Laborista y el Liberal, este último en coalición con el Partido Nacional. Los votantes, fieles a la ideología del partido de su filiación, iban a las urnas para apoyar ya fuera a los laboristas –conformados por el movimiento de trabajadores y sindicatos décadas atrás y cuyas políticas durante años favorecieron el proteccionismo de la economía y la intervención del Estado, como también la provisión de servicios públicos como la educación y la salud de forma gratuita para todos los australianos– o al Partido...

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