la belleza - 12 de Abril de 2020 - El Tiempo - Noticias - VLEX 842758366

la belleza

A Camila Sosa Villada le gusta ver. Para ella, la vida está compuesta de imágenes. Estampitas que se clavan en sus retinas y de las que extrae una mota de luz, una curva de color, un trozo de significado. Escucha, siente, olfatea, tantea, camina y come con sus ojos. Su mundo está compuesto de imágenes que atesora y que se quedan con ella. Instantáneas con las que forma un collage de su realidad y de sus experiencias. Son, en otras palabras, piezas de un rompecabezas que ella va armando poco a poco y cuya imagen final es única, rotunda, inefable: la belleza. Lo bello (no como una categoría anatómica ni como antónimo de la fealdad) recorre las páginas de Las malas, su más reciente libro que narra las vidas de un grupo de travestis que se congregaban, noche a noche, en el parque Sarmiento, en la ciudad argentina de Córdoba. Así, una madre travesti es capaz de dar leche con su teta de aceite de avión; una mujer muda se convierte en ave; hombres sin cabeza se enamoran; los jardines explotan exuberantes y desmedidos hasta cubrir todo con su abrazo vegetal; los cuerpos se declaran patrias; las risas, los abrazos, las palabras y el amor son refugios ante la violencia; los gritos viajan y llevan un mensaje brutal, rotundo e infinito: "Ser travesti es una fiesta". Milagros y brotes de belleza que se despliegan con rabiosa ternura página a página. En una TedTalk de 2014, Camila Sosa habló de algunos de estos temas. En esta charla narró los sufrimientos de los cuerpos travestis y prostitutos, la forma en que su padre le vaticinó que terminaría muerta y en una zanja, la vida de una mujer embarazada que atendía a los clientes en el parque y que tenía el cabello lleno de yerbajos por coger entre pastizales. Ante todo esto, con la voz quebrada, Camila Sosa preguntó: "¿Pensaron alguna vez que la poesía podía tener una forma tan concreta?". Las malas es eso: poesía, concreción, belleza. Hay un tema transversal en la novela: la belleza, como búsqueda, como maldición, como alegría y tristeza. ¿Por qué hablar de ella? Creo que siempre fui una privilegiada. He podido ver el mundo con unos ojos diferentes de los del resto. Yo era como una traficante: en las noches estaba con este grupo de travestis y luego, de día, me iba a la universidad. En estos mundos observaba momentos definitivos, maravillosos. De una profunda hermosura que me conmovían. No intenté hablar de esto de forma arbitraria, sino de las cosas que para mí han sido hermosas. No por lo que se ve o se...

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