Bogotá contada - 22 de Marzo de 2018 - El Tiempo - Noticias - VLEX 706433549

Bogotá contada

Tenía una vieja invitación para ser parte del programa Bogotá Contada. La idea es quedarse diez días, ver, oír y tocar, hablar con todo el mundo y luego escribir una crónica sobre algún tema de la visita. Una ciudad está formada por capas, como en la pintura, y buscar cómo separarlas y entrar en su realidad cotidiana puede tomar toda una vida, sin haber logrado raspar más que la primera capa. Vine a Bogotá la primera vez en 1965, cuando trabajaba para el Consejo Superior Universitario Centroamericano, y debía discutir un convenio de cooperación con las autoridades de la Universidad de los Andes. Mi recuerdo va a dar al campus de esa universidad en una hondonada de intenso verdor y a la figura de Antonio Montaña, que recogía sus papeles, terminada su clase. Me obsequió entonces su hermoso libro de cuentos Cuando termine la lluvia, y nunca volví a saber de él hasta ahora, cuando alguien me dice que ha muerto. La gente andaba por las calles con gruesos abrigos largos y sombreros de fieltro, los vendedores de la Lotería de Cundinamarca asediaban a los viandantes, y, gracias al tipo de cambio enloquecido, se podían comprar barato las esmeraldas, los trajes de casimir en las sastrerías o una pila de libros en la inmensa librería Buchholz, como yo lo hice con todos los tomos en cuarto mayor de En busca del tiempo perdido. Bogotá se parecía aún a aquella que fue estremecida por el Bogotazo, cuando se desató la violencia en las calles tras el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, el 9 de abril de 1948. Mario Jursich me cuenta del descubrimiento de decenas de fotografías inéditas sobre aquellos sucesos, tomadas por Luis Alberto Gaitán, ‘Lunga’, quien trabajaba para el periódico Jornada y era además músico y campeón de maratones. Con motivo del aniversario del Bogotazo, el FCE va a publicar, bajo el cuidado de Mario, un libro de estas fotografías que incluirá una memorable: la multitud que arrastra por la carrera séptima, en dirección al palacio de Nariño, el cadáver de Juan Roa Sierra, el supuesto autor del disparo mortal contra Gaitán que prendió en llamas no solo la capital, sino la historia de Colombia por décadas. En el Gimnasio Moderno, su rector, el doctor Víctor Alberto Gómez, me recuerda que allá se trasladaron las sesiones de la IX Conferencia Panamericana desde...

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