Bogotá: ¿más crimen?, ¿más miedo? - Núm. 59, Enero 2007 - Revista Desarrollo y Sociedad - Libros y Revistas - VLEX 830685549

Bogotá: ¿más crimen?, ¿más miedo?

AutorRestrepo Elvira María, Moreno Álvaro José
Páginas165-214
59
PRIMER SEMESTRE DE 2007, PP. 165-214.
DESARROLLO Y SOCIEDAD
165
Bogotá: ¿más crimen?, ¿más miedo?*
Bogotá: Crime or fear of crime?
Elvira María Restrepo * *
Álvaro José Moreno ***
Resumen
La relación entre la percepción de seguridad y el crimen no siempre
está atada a la victimización ni al riesgo real de ser objeto de un acto
delictivo, sino también al miedo de ser víctima de un delito. A partir
de una encuesta orientada a la población de la Universidad de los
Andes, se encuentra que el miedo pesa más que la victimización en la
percepción de seguridad de la administración Garzón en comparación
con las tres administraciones precedentes (Mockus-Peñalosa-Mockus).
Por otro lado, aunque en Bogotá los índices de criminalidad para la
mayoría de los delitos de mayor impacto ciudadano han disminuido,
según estadísticas of‌i ciales, la encuesta muestra que todavía una ter-
cera parte de los entrevistados se sienten más inseguros en la actual
* Los autores agradecen el valioso trabajo de Santiago Villegas como asistente de investi-
gación en la elaboración del presente artículo; a la Secretaría General de la Universidad
de los Andes, particularmente a María Teresa Tobón, por hacer posible que la encuesta de
percepción llegara a toda la comunidad uniandina; a Argemiro Morales por la elaboración
de la encuesta en medio electrónico; a la comunidad uniandina por su masiva participación
al diligenciar la encuesta; a Juan Camilo Bohórquez y a Neil Johnson por sus importantes
aportes conceptuales; a los asistentes a la presentación de una versión preliminar del docu-
mento en el evento “Volver a los Andes” por sus valiosos comentarios; a los participantes
del seminario Cede por sus importantes observaciones; y a los asistentes al seminario de
Fedesarrollo por las relevantes discusiones sobre el estudio.
** Profesora e investigadora del CEDE, Facultad de Economía, Universidad de los Andes,
AA. 4976, Bogotá, Colombia. Correo electrónico: elrestre@uniandes.edu.co.
*** Investigador del CEDE, Facultad de Economía, Universidad de los Andes, AA. 4976,
Bogotá, Colombia. Correo electrónico: al-moren@uniandes.edu.co.
Este artículo fue recibido el 14 de diciembre de 2006, modif‌i cado el 25 de mayo de 2007
y aceptado el 28 de mayo de 2007.
ISSN 1900-7760
(Edición Electrónica)
166
Bogotá: ¿más crim en?, ¿más miedo?
Elvira María Restrepo y Álvaro José Moreno
administración que en las tres anteriores. En este estudio pionero
para Colombia se demuestra que la percepción de seguridad de los
uniandinos, en el espacio público y en el transporte público, está más
determinada por factores relacionados con el miedo al crimen que por
causas atribuibles a la victimización subjetiva (propia o del círculo
social cercano). Además, estadísticamente se corroboran creencias
arraigadas en el tema del miedo, como la actitud de la población joven
frente al riesgo de ser sujetos de un delito y la mayor seguridad frente
al crimen que sienten los hombres respecto de las mujeres.
Palabras clave: crimen, percepción de seguridad, miedo al crimen,
análisis multivariado.
Clasif‌i cación JEL: K42, H56, D81, C93.
Abstract
The perception of security related to crime is not always tied to the
individual level of victimization or the real risk of crime, but rather to
the fear of crime. To investigate this, we carried out a survey among
the community at Universidad de los Andes. We found that the fear of
crime is more decisive than the actual victimization in terms of shaping
people’s perception of security during Bogotá’s current administration
(i.e., Garzón) as compared to its three former administrations (i.e.,
Mockus-Peñalosa-Mockus). This becomes even more surprising if
one takes into account the fact that Bogotá has experienced a decrease
in most high social-impact crimes, according to off‌i cial data, yet the
survey reveals that still one third of those surveyed feel worst under
Garzón’s administration as compared to the three former ones. We
show that the perception of security in public spaces, and on public
transport, is determined by factors which are related more to the fear
of crime than to the level of subjective victimization (understood as
that of the surveyed and his/her kin). This paper also corroborates
widely held beliefs that surround the fear-of-crime literature, such
as the attitude towards crime risk among the young, and the higher
perception of safety that men feel as compared to women.
Key words: crime, perception of insecurity, fear of crime, stepwise
probit.
JEL Classif‌i cation: K42, H56, D81, C93.
59
PRIMER SEMESTRE DE 2007, PP. 165-214.
DESARROLLO Y SOCIEDAD
167
El miedo político nos enseña el valor de los valores políticos
fundamentales: el miedo a la guerra civil crea el respeto por
el estado de derecho; el miedo al totalitarismo, el aprecio a la
democracia liberal; y el miedo al fundamentalismo, soporte a
la tolerancia y al pluralismo. (Robin, 2004).
Introducción
En este estudio se buscan establecer las relaciones causales entre la
percepción de seguridad de la comunidad uniandina en la ciudad de
Bogotá y la victimización, el miedo al crimen, las precauciones que
se toman para no ser víctima de un delito y la inf‌l uencia de los medios
de comunicación, a partir de una encuesta dirigida a la población de
la Universidad de los Andes (estudiantes, profesores, empleados ad-
ministrativos y egresados), con la cual se recogió información sobre
los aspectos mencionados.
El miedo es una de las seis emociones primarias del ser humano que
son esenciales para su supervivencia (Damasio, 1999)1. El concepto
del miedo al crimen es relativamente reciente en la literatura; tiene sus
inicios hacia los años setenta y comienzos de los ochenta (Bannister
y Fyfe, 2001) y su medición a partir de evidencia empírica todavía es
novedosa e incipiente. De hecho, para Colombia, el presente estudio es
pionero en el tema del análisis y conceptualización del miedo al crimen
y su relación con la percepción de seguridad. A pesar de lo reciente
de esta literatura, el interés por el miedo al crimen ha sobrepasado su
desarrollo conceptual y la sof‌i sticación de las técnicas que se usan
empíricamente para medirlo (Farrall et al., 1997). Es más, después
de más de treinta años de investigaciones y cientos de estudios, por
razones que parecen difíciles de entender, el estudio del miedo al
crimen se quedó en una fase rudimentaria de desarrollo. La ausencia
de una conceptualización consistente sobre lo que realmente es el
miedo al crimen, que oscila entre un estado emocional, una actitud o
1 Para Van der Wurff y Stringer (1988), el miedo es “la percepción de amenaza a algún as-
pecto del bienestar personal que concurre con el sentimiento de inhabilidad de una persona
de hacer algo al respecto”. En Wright y Miller (2005) se sostiene que el miedo es más una
reacción que una actitud o una creencia.
168
Bogotá: ¿más crim en?, ¿más miedo?
Elvira María Restrepo y Álvaro José Moreno
una percepción, y el no uso de técnicas similares para medirlo (Warr,
2000), son dos situaciones que dif‌i cultan el progreso del análisis de este
fenómeno en el futuro. Además, el miedo al crimen incluye matices
que se deben distinguir para comprender mejor el tema de estudio;
vale mencionar la distinción que hacen Wright y Miller (2005) entre
el temor que siente una persona de ser víctima de un crimen y el temor
que pueda tener por la magnitud o severidad de su victimización.
No obstante las carencias metodológicas y conceptuales descritas,
el miedo al crimen parece ser hoy un problema más generalizado
que el crimen mismo (Hale, 1996) y las implicaciones del miedo en
la percepción de seguridad de las personas son enormes2, como se
analizará en el presente documento3. Por esta razón, en este estudio
se utiliza una encuesta diseñada para entender el impacto del miedo
al crimen en la percepción de seguridad de Bogotá de los uniandinos.
La encuesta se realizó en abril de 2006, con el propósito de medir qué
factores inciden en la percepción de seguridad de Bogotá de la comu-
nidad uniandina en la actualidad, cómo afecta el miedo al crimen la
percepción de seguridad en el espacio público y el transporte público
de Bogotá desde diferentes especif‌i caciones y cuál es la importancia
y dimensión del miedo al crimen en la ciudad4. Así mismo, se busca
establecer la veracidad de ciertas creencias arraigadas en el tema del
miedo al crimen presentes en la literatura internacional (ej.: que las
mujeres le temen al crimen más que los hombres) o miedos infundados
alrededor del miedo al crimen (ej.: que los adultos y la tercera edad le
temen más al crimen que la población joven).
2 Esto podría explicar por qué las caídas en los niveles de crimen que muestran las estadís-
ticas of‌i ciales durante la década del noventa en la mayoría de los países industrializados
y en algunos países en vía de desarrollo, como en el caso de Colombia a partir de 2000, y
que, por tanto, la posibilidad de ser víctima de algún delito sea hoy menor, contrasta con
un miedo creciente al crimen entre la mayoría de las personas en los países desarrollados
(Estados Unidos y Reino Unido) y en vía de desarrollo (Wright y Miller, 2005; Dammert
y Malone, 2003).
3 Algunas preguntas que se hacen los expertos en el tema son: ¿cuál es la naturaleza del
miedo?; ¿es el miedo al crimen producto de condiciones criminogénicas que han f‌l orecido
en los ambientes urbanos?; o más bien, ¿es el miedo un aliado natural del habitante de la
ciudad, una metáfora de la calidad de vida en el contexto urbano?
4 Aunque Ferraro (1995) plantea una metodología estandarizada para estudiar el miedo al
crimen con resultados satisfactorios de quienes la han empleado, en muchos otros estudios
se han empleado diversas técnicas con buenos resultados, igualmente, como es el caso del
presente estudio, en el que se usará un enfoque empírico propio del análisis económico.
59
PRIMER SEMESTRE DE 2007, PP. 165-214.
DESARROLLO Y SOCIEDAD
169
Se destaca que el interés académico por el miedo al crimen es tal que
para el año 2000 se habían realizado más de 800 estudios sobre el tema
(Ditton y Farral, 2000; Hale, 1996). En Latinoamérica existen numero-
sos estudios respecto al tema, de los cuales vale la pena destacar los de
Dammert y Malone (2003, 2006), Arias y Rodrigues (2006), Chevigny
(2003) y Coy y Pöhler (2002). Uno de los aspectos más inquietantes
de estos estudios, es que encuentran que el miedo al crimen sobrepasa
la vulnerabilidad personal y actúa como una presencia divisoria entre
los ciudadanos al reducir su deseo y compromiso de participar social-
mente. Además, el miedo disminuye el civismo, lo cual es perjudicial,
ya que está ampliamente demostrado que se tiene más éxito en la lucha
contra el crimen cuando la sociedad civil confía y, por tanto, coopera
con las instituciones y con su comunidad. Por consiguiente, entender
el impacto del miedo al crimen en una sociedad como la colombiana,
país en el que, en palabras de Gómez Buendía (1999), “impera una
alta racionalidad individual y una altísima irracionalidad colectiva”,
parece imperativo para luchar contra el crimen.
En la literatura especializada existen tres tesis sobre el miedo al cri-
men: en la primera de ellas se establece que el miedo es producto de la
victimización, es decir, que el miedo al crimen es producto de la expe-
riencia directa del crimen que tiene cada persona o de forma indirecta
por medio de sus allegados; la segunda es la tesis del control social y
postula que el miedo se genera por la inhabilidad de un individuo de
controlar su propia vida y los comportamientos y actividades de los
demás, es decir, que la gente tiene miedo por su inhabilidad de prevenir
o poder manejar las consecuencias de la victimización; por último,
se habla de la tesis del entorno urbano, que establece que el miedo al
crimen no proviene necesariamente de experiencias directas del cri-
men (victimización), ni del control de cada individuo per se, sino que
atribuye el miedo al crimen a la manera en que la gente experimenta
e interpreta el entorno urbano que lo rodea, “el entorno urbano le da
a un individuo la experiencia visual (cuando el conocimiento real es
limitado) sobre la probabilidad del riesgo al crimen y la posibilidad
de que otros intervengan para ayudarlo” (Merry, 1981).
Existe otra explicación sobre el miedo al crimen que busca determinar
la inf‌l uencia de los medios de comunicación en el miedo al crimen.
Reiner (2002) establece que la proporción de historias de crimen es
una función de los medios, el mercado y la época:
170
Bogotá: ¿más crim en?, ¿más miedo?
Elvira María Restrepo y Álvaro José Moreno
“Cuando la violencia de la vida real se compara con el crimen
real, medido por las estadísticas of‌i ciales, parecería que los
medios exageraran la probabilidad y severidad del peligro. Se
dice que esto ‘cultiva’ una visión distorsionada del mundo que
crea niveles innecesarios de ansiedad que no corresponden al
nivel de riesgo al crimen violento”.
Independientemente de su inf‌l uencia, es un hecho que los crímenes
violentos f‌i guran de manera desproporcionada en los medios, más
en unos que en otros (Reiner, 2002). Este hecho, además, rara vez es
compensado con noticias positivas que muestren mejorías en la admi-
nistración de justicia o avances en la lucha policial contra el crimen.
Heeb (2002) muestra que en Colombia esta situación se ve exacerbada
por el conf‌l icto armado y los niveles generales de violencia, razón por
la cual los medios de comunicación masiva se han vuelto bastante
sensacionalistas para mantener la tensión del público.
Desde el punto de vista teórico, también vale la pena mencionar el
ejercicio de Becker y Rubinstein (2004) a partir del cual muestran
los efectos diferenciales del miedo al crimen en personas que corren
los mismos riesgos objetivos. Usando datos históricos del efecto del
terror casi cotidiano del terrorismo en el transporte público en Israel
y el efecto de la disminución en el número de pasajeros de avión
después de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 en
Estados Unidos, los autores concluyen que el efecto del terror varía por
condiciones subjetivas de cada individuo. En su modelo, los agentes
se sobreponen al miedo al acumular lo que ellos denominan capital
mental y no sobrestimando la probabilidad de sobrevivir, como otros
estudios sugieren. Esto mismo puede ocurrir en las relaciones de edad
y género consideradas en este estudio.
El presente artículo consta de cuatro secciones: la primera presenta el
detalle de la encuesta y las estadísticas descriptivas que se desprenden
de la misma a la luz de diferentes tesis sobre el miedo al crimen; en
la segunda se describe la metodología que se va a implementar para
el estudio empírico; la tercera contiene los resultados econométricos;
y en la cuarta sección se concluye.
59
PRIMER SEMESTRE DE 2007, PP. 165-214.
DESARROLLO Y SOCIEDAD
171
I. Datos y estadísticas descriptivas
El presente estudio incorpora al análisis de percepción de seguridad
aspectos relacionados con la victimización, el miedo al crimen, el
impacto de las precauciones que se toman y el efecto de los medios
de comunicación en las mediciones de percepción de seguridad. Esta
sección describe de forma detallada estos cuatro fenómenos a la luz
de la información recopilada a partir de la encuesta, para esclarecer
la relevancia de emplear dichas variables al explicar la percepción de
seguridad de los uniandinos.
A. Mediciones: crimen y miedo al crimen
El crimen en Colombia se mide a partir de las estadísticas of‌i ciales y
de los módulos de victimización que desde 1985, año para el que se
realizó el primero, se incluye en la Encuesta Nacional de Hogares del
Dane para medir la “cifra negra” o criminalidad oculta5. Además, el
Dane realizó una encuesta exclusiva de victimización en el año 2003.
Las estadísticas of‌i ciales en cuanto al crimen son recopiladas princi-
palmente por la Policía Nacional y el Instituto Nacional de Medicina
Legal y aunque presentan algunos problemas, las estadísticas de delitos
como homicidio y hurto de vehículos son históricamente bastante con-
f‌i ables6. A partir de las encuestas de victimización realizadas se sabe
que en Colombia sólo se denuncia alrededor de una cuarta parte de los
delitos, proporción que se mantiene estable desde 1985 hasta 2003.
Además, existen encuestas especializadas en percepción de seguridad
y victimización, como la del Observatorio de Seguridad en Bogotá
de la Cámara de Comercio de Bogotá7. Además, existen encuestas
5 La denominada “cifra negra” del crimen, que es un término empleado por los criminólogos
y los sociólogos para describir la cantidad de crimen no reportado o no descubierto, es una
cifra que cuestiona la conf‌i abilidad de las estadísticas of‌i ciales del crimen.
6 Además, debe destacarse que los numerosos cambios legales que convierten contravenciones
en delitos, o viceversa, generan cambios aparentes en las cifras de criminalidad, al igual
que las metodologías de medición utilizadas, como ocurrió recientemente con las cifras de
Bogotá.
7 También existen encuestas de este tipo en el plano internacional, en las que se ha incluido
a Colombia, entre otros países, como la de Alvazzi et al. (2003).
172
Bogotá: ¿más crim en?, ¿más miedo?
Elvira María Restrepo y Álvaro José Moreno
específ‌i cas que buscan medir la percepción de riesgo al crimen y el
miedo al crimen, como la que se diseñó para este estudio que incluye
un módulo específ‌i co de miedo al crimen.
Al abordar el tema de las encuestas referentes al miedo al crimen, es
preciso mencionar algunos problemas que se presentan recurrente-
mente en ellas. Muchas preguntas examinan el miedo al crimen pero
olvidan contextualizarlo en categorías, como si es de noche o de día,
en la casa o en el barrio, solo o acompañado, etc. Por ello, poco se sabe
de la variación del miedo según cada contexto (Warr, 2000; Wright y
Miller 2005). Por otro lado, es cuestionable la validez y f‌i abilidad de
preguntas aisladas que buscan medir el miedo8. Por tanto, lo difícil
es saber si las preguntas de una encuesta sobre miedo al crimen están
midiendo el miedo al crimen u otra cosa, como por ejemplo, la calidad
de vida en una ciudad (Ferraro, 1995; Warr, 2000; Wright y Miller,
2005), es posible que emociones como el terror, el pánico, el desorden
urbano y el malestar de las ciudades sean subsumidos bajo la bandera
del miedo (Farrall et al., 1997).
En este mismo sentido, hay inconvenientes con preguntas que examinan
más la probabilidad de ser sujeto de un crimen que el miedo al mismo,
como cuando se pregunta qué tan seguro se siente solo de noche en su
barrio, en lugar del miedo a experimentar algún tipo específ‌i co de vic-
timización. Otro tipo de problemas que es común encontrar en este tipo
de encuestas, se da cuando el crimen no es def‌i nido por el encuestador,
sino que deja que sea el encuestado quien determine el signif‌i cado
del mismo. Por este motivo, la gente tiende a pensar sólo en crímenes
violentos, en lugar de pensar en hurtos simples; por este motivo, una
encuesta de este tipo sólo estaría midiendo el miedo al crimen violen-
to y no al crimen en general o a delitos específ‌i cos (Wright y Miller,
2005). Entre las limitantes que se presentan en este tipo de encuestas,
se puede destacar que es muy difícil llevar a cabo la encuesta a lo largo
del tiempo, aunque según Ferraro (1995), este inconveniente logra
8 En ciencias sociales, la validez se ref‌i ere a la capacidad de que una pregunta mida lo que
verdaderamente intenta medir.
59
PRIMER SEMESTRE DE 2007, PP. 165-214.
DESARROLLO Y SOCIEDAD
173
sobrepasarse con la construcción de índices. En la encuesta empleada
para este estudio se tuvieron en cuenta estos inconvenientes para crear
el formulario de preguntas lo más acertado posible.
B. Encuesta Uniandes 2006
Los datos utilizados en este estudio provienen de una encuesta reali-
zada a la población uniandina, integrada por estudiantes, profesores,
empleados administrativos y egresados de la Universidad de los
Andes (Encuesta Uniandes 2006), por medio de la cual se recolectó
información sobre las características del encuestado; su victimización
subjetiva9; las precauciones que se toman para no ser víctima de un
delito; el miedo al crimen; percepción de seguridad; y la inf‌l uencia
de los medios de comunicación. Dicha encuesta es representativa de
la población uniandina de estudiantes, profesores y empleados admi-
nistrativos.
La encuesta se aplicó a través de internet, ya que por este medio se
recogen respuestas menos inf‌l uenciadas por presiones sociales o con-
sideraciones de tipo “políticamente correcto” (Güth et al., 2007) o por
situaciones que conllevan a que los encuestados no quieran sentirse
mal en frente del encuestador (Bertrand y Mullainathan, 2001). La
metodología empleada consistió en el envío de un correo electrónico a
la población objetivo con un hipervínculo donde se podía diligenciar la
encuesta. Ésta estuvo disponible durante todo el mes de abril de 2006.
A los dos días de haber enviado la encuesta se recibieron alrededor de
2.500 respuestas y al f‌i nal de la primera semana habían respondido
la encuesta cerca 3.400 personas. Al f‌i nal del mes se llegó a un total
de 3.593 formularios diligenciados, de los cuales 3.344 constituían la
muestra def‌i nitiva (véase cuadro 1)10.
9 Se def‌i ne la victimización subjetiva como la victimización del encuestado, de los miembros
de su familia y de sus allegados cercanos, en los dos últimos años.
10 Se descartaron 249 formularios porque se encontró que estaban mal diligenciados, bien sea
porque no estaban diligenciados en su totalidad o porque contenían inconsistencias.
174
Bogotá: ¿más crim en?, ¿más miedo?
Elvira María Restrepo y Álvaro José Moreno
Cuadro 1. Características de la muestra.
Categoría Valores Porcentajes
1. Género
Mujeres 1.670 49,9%
Hombres 1.589 47,5%
NS/NR 85 2,5%
2. Ciudad
Bogotá 3.003 89,8%
Otras ciudades 88 2,6%
NS/NR 253 7,6%
3. Edad
Menos de 18 329 9,8%
18 a 25 1.921 57,4%
26 a 35 665 19,9%
36 a 45 236 7,1%
46 a 55 120 3,6%
Más de 55 41 1,2%
NS/NR 32 1,00%
4. Estrato
1 246 7,4%
2 202 6,0%
3 799 23,9%
4 814 24,3%
5 549 16,4%
6 714 21,4%
NS/NR 20 0,6%
5. Ocupación
Estudiante 2.160 64,6%
Profesional 631 18,9%
Profesor Uniandes 294 8,8%
Empleado administrativo Uniandes 226 6,8%
Desempleado 29 0,9%
NS/NR 4 0,1%
Fuente: Encuesta Uniandes 2006, cálculos de los autores.
El género de los encuestados se distribuye homogéneamente entre
hombres y mujeres, 1.670 (49,9%) y 1.589 (47,5%), respectivamente;
85 (2,5%) personas se abstuvieron de responder a esta pregunta. Para
la ciudad de residencia, los encuestados son en su mayoría residentes
de Bogotá (89,8%), lo cual es favorable para el objetivo del estudio en
cuanto se busca esclarecer la relación entre percepción de seguridad
y el miedo al crimen en Bogotá para los uniandinos. El estrato socio-
económico de la muestra está concentrado en los estratos medios y
altos: 23,9% de las personas entrevistadas pertenecen al estrato 3;
24,3% al 4; 16,4% al 5; y 21,4% al estrato 6, mientras que los estra-
59
PRIMER SEMESTRE DE 2007, PP. 165-214.
DESARROLLO Y SOCIEDAD
175
tos 1 y 2 agrupan al 13,4% de la muestra. En cuanto a la edad, ésta
se concentra en el grupo que comprende personas entre 19 y 25 años
con 57,4% de la muestra; el porcentaje de personas con edades entre
los 16 y los 18 años es de 9,8%. Para los grupos de edad que abarcan
la población muestral mayor de 25 años se observa una tendencia
decreciente respecto a la edad: entre mayor es el promedio de edad
del grupo, menor es la población que lo compone: 7,1% de la muestra
pertenece al grupo de edad 36 a 45 años; 3,6% al grupo de 46 a 55 años,
y 1,2% al grupo de personas mayores de 56 años. Esta contribución
por edades explica la gran participación de estudiantes en la categoría
ocupación, donde colaboraron el 64,6%; la segunda participación, en
orden de importancia en este rubro, corresponde a los profesionales
que no trabajan con la universidad (18,9%); en cuanto a los profesores,
tanto docentes de planta como de cátedra, éstos representan 8,8% de la
muestra, seguidos por los empleados administrativos (6,8%), y el grupo
con menor peso en esta categoría es el formado por los desempleados,
quienes representan tan sólo el 0,9% del total de la muestra.
Para observar estas estadísticas de forma comparativa, se hace me-
diante el uso de la metodología diseñada por Johnson y Shneiderman
(1991), que busca incluir en un mismo espacio, mediante diferencias
en áreas y tonalidades, la forma como está repartida una información
determinada en un orden específ‌i co. En el gráf‌i co 1 se presentan las
características de la muestra a partir de esta metodología para las ca-
tegorías de género, estrato socio-económico, edad y ocupación.
En el primer nivel del gráf‌i co 1 se evidencia que la muestra está
repartida equitativamente entre géneros; como se pudo observar
anteriormente, la población muestral es ligeramente superior para el
género femenino (49,9%) en comparación con los hombres (47,5%).
La siguiente categoría que se presenta corresponde a una repartición de
la población de cada uno de los géneros por estrato socio-económico.
Esta distribución es bastante equitativa; no obstante, existen algunas
diferencias: los estratos bajos pesan menos en el grupo de las mujeres
que en el de hombres, 11,6% frente a 15,1%, respectivamente, y la
proporción de personas pertenecientes a estratos altos es más impor-
tante para las mujeres que para los hombres (23,7% frente a 20,5%,
respectivamente). La proporción de estratos medios dentro de cada
una de las categorías es relativamente homogénea: 47,4% para las
mujeres contra 48,7% para los hombres.
176
Bogotá: ¿más crim en?, ¿más miedo?
Elvira María Restrepo y Álvaro José Moreno
Gráfi co 1. Características compara tivas de la muestra.
Fuente: Encuesta Uniandes 2006, cálculos de los autores.
El tercer nivel de análisis corresponde a una división del anterior
(género por estrato) por grupos de edad. Se puede observar que bien
sea en el grupo de los hombres o de las mujeres, el grupo de edad con
mayor peso para cada uno de los estratos es el de 18 a 25 años. En las
categorías donde alcanza un peso mayor es en las de los estratos altos
(5 y 6): 67,4% de las mujeres de estrato 5 y 67,9% de los hombres de
este mismo estrato están en un rango de edad entre 18 y 25 años. En el
estrato 6, 68,5% de las mujeres y 69,9% de los hombres se encuentran
en este mismo rango de edad. La proporción de personas entre 18 y 25
años es considerablemente menor para los estratos 2 y 3 (entre 38%
y 48%, para cada uno de los géneros).
En el cuarto y último nivel de análisis se hace una división del nivel
anterior por ocupación. Esta división se presenta de manera gráf‌i ca
mediante tonalidades para diferenciar cada una de las cinco posibles
ocupaciones de la muestra, además de aquellos que no respondieron,
a saber: estudiante, profesional, profesor Uniandes, empleado ad-
ministrativo y desempleado. Se puede observar como el rasgo más
59
PRIMER SEMESTRE DE 2007, PP. 165-214.
DESARROLLO Y SOCIEDAD
177
llamativo, como era de esperarse, que para todos los estratos y para
cada uno de los géneros, la población de personas que pertenecen al
grupo de edad de menores de 18 años está compuesta en su totalidad
por estudiantes. El grupo de edad entre 18 y 25 años también está
compuesto en gran parte por estudiantes, pero para algunos estratos es
posible encontrar un porcentaje elevado de profesionales y en menor
medida algunos profesores.
En el estrato 3 se pueden encontrar algunos empleados de la univer-
sidad que pertenecen a este grupo de edad, bien sea para los hombres
o para las mujeres. Por otro lado, para los dos géneros, la proporción
de profesionales que se hallan en el grupo de edad entre 26 y 35 años
es considerablemente mayor en los estratos altos en comparación con
los estratos bajos: 79% de los hombres de estrato 5 que se encuentran
en un rango de edad entre 26 y 35 años son profesionales en compara-
ción al 19% de los hombres de estrato 2 de este mismo grupo de edad.
En los estratos bajos la proporción de empleados de la universidad
que se encuentran en el grupo de edad entre 26 y 35 años tiende a ser
alta (50% para las mujeres de estrato 1 y 33% para los hombres de
este mismo nivel socio-económico). Esta proporción es nula para los
estratos altos en el caso de los hombres y de las mujeres. Los desem-
pleados se encuentran repartidos indiscriminadamente dentro de la
muestra. Los grupos con una mayor concentración de desempleados
son el de las mujeres de estrato 3 que se encuentran en un rango de
edad entre 36 y 45 años (8,8%) y las mujeres de estrato 5 entre 26 y
35 años (5,4%). Estas cifras son altas teniendo en cuenta que la tasa
de desempleo del total de la muestra es de 1,2%.
C. Estadísticas descriptivas
A continuación se presentan los principales resultados de la Encuesta
Uniandes 2006, exponiéndolos a la luz de las teorías sobre el miedo
al crimen, esbozadas en la introducción.
1. Encuesta Uniandes 2006 y la tesis de la victimización
Como primera medida se explorará una hipótesis muy arraigada en
las discusiones sobre el tema y que tiene que ver con que el miedo es
178
Bogotá: ¿más crim en?, ¿más miedo?
Elvira María Restrepo y Álvaro José Moreno
producto de la victimización11. Según los resultados de la Encuesta
Uniandes 2006, la victimización es subjetiva en el sentido en que
cubre no sólo la victimización de la persona que está diligenciando la
encuesta, sino igualmente las experiencias de sus familiares y amigos
cercanos en los últimos dos años12. Esta medida, aunque amplia en
la captura de victimización, permite atrapar el crimen que rodea al
encuestado que, en esencia, puede ser más relevante en el impacto
en su percepción de seguridad y en el miedo al crimen que la propia
victimización en la medida que es difícil desligar las experiencias
cercanas de la experiencia propia.
En el gráf‌i co 2 se hace una comparación entre el miedo de la comu-
nidad uniandina y algunos delitos específ‌i cos en Bogotá, medido
en la Encuesta Uniandes 2006; la victimización subjetiva def‌i nida
previamente; y el riesgo objetivo, es decir, el número de delitos (para
cada delito) sobre la población de Bogotá, con base en las estadísticas
of‌i ciales de la Policía Metropolitana de Bogotá, lo cual puede ser visto
igualmente como la probabilidad de ser víctima del delito en cuestión
en la ciudad13.
Se puede observar que para todos los delitos hay más miedo que victi-
mización subjetiva y que victimización objetiva; es más, la diferencia
entre miedo y victimización objetiva es tan amplia que se hace difícil
hacer comparaciones. Pero lo que es determinante es ver cómo a pesar
de ser la victimización subjetiva una medida tan amplia de lo que una
persona puede sentir como su propia victimización, el miedo es siempre
superior a esta medida. De hecho, para el caso de los delitos denomi-
nados de alto impacto social, que son los que con mayor frecuencia
11 En defensa de la tesis del miedo como producto de la victimización, se argumenta que el
miedo no es irracional. Si las encuestas en general muestran que el miedo es mayor que el
riesgo objetivo (como ocurre en la gran mayoría de las encuestas del mundo desarrollado y
en vía de desarrollo, así como en la Encuesta Uniandes 2006) no es porque sea irracional,
sino porque los resultados de las encuestas llevan a los más vulnerables a tomar medidas
que reduzcan su victimización.
12 El período de dos años se pregunta a f‌i n de capturar la sensación de seguridad de los unian-
dinos durante la presente administración (Garzón).
13 Cálculos realizados con base en estadísticas of‌i ciales que no incluyen una medida de sub-
reporte de información u otras consideraciones que podrían llevar a que estos datos fueran
superiores.
59
PRIMER SEMESTRE DE 2007, PP. 165-214.
DESARROLLO Y SOCIEDAD
179
se presentan en Bogotá, el miedo es equiparable al riesgo subjetivo
para el hurto a personas, mientras que para el hurto a residencias el
miedo es dos veces mayor a la victimización subjetiva y para el caso
del hurto de vehículos esta diferencia es aún mayor. Es más, en la
categoría de los denominados crímenes violentos, que ocurren con
menor frecuencia que los anteriores en Bogotá, las diferencias entre
el riesgo subjetivo y el miedo son enormes; es así como para el caso
de la extorsión el miedo supera en casi tres veces a la victimización,
subjetiva, relación que se hace de 5 a 1 para el delito de homicidio y
que pasa a ser de 10 a 1 para el secuestro y la violencia sexual.
Gráfi co 2. Victim ización subjetiva frente a miedo al crimen y f rente a r iesgo
objeti vo, 20 05.
Fuentes: Encuesta Uniandes 2006 y Centro de Investigaciones Criminológicas de la Policía Me-
tropolitana de Bogotá y Dane, cálculos de los autores.
Los que se oponen a la tesis del miedo como producto de la victi-
mización, sostienen que esta tesis no es concluyente en la dirección
de la relación, pues hay grupos de personas que aparentemente son
menos miedosas, como los hombres entre los 18 y 24 años, aunque
180
Bogotá: ¿más crim en?, ¿más miedo?
Elvira María Restrepo y Álvaro José Moreno
éstos últimos son los que más riesgo real presentan en la mayoría de
los crímenes y en la mayoría de las ciudades del mundo14.
En la literatura prevalecen ciertos mitos relacionados con el miedo y
la victimización. Aunque la literatura no es concluyente al respecto,
éstos pueden ser contrastados con los resultados obtenidos en la En-
cuesta Uniandes 2006. El primero argumenta que los hombres son
menos victimizados y menos temerosos que las mujeres, respecto al
crimen violento. La Encuesta Uniandes 2006 corrobora este mito. En
el gráf‌i co 3 se muestra que el nivel de victimización subjetiva respecto
al crimen violento, es mayor para las mujeres que para los hombres
para la mayoría de los grupos de edad, con excepción del grupo de 46
a 55 años. Se puede observar también que las mujeres le temen más al
crimen violento que los hombres, independientemente de la edad. Para
el caso de los delitos de alto impacto social, esta relación es menos
evidente, aunque el nivel de miedo relacionado con estos delitos es
mayor en el caso de las mujeres; independientemente de la edad, el
comportamiento para los dos géneros es similar. Respecto a la victimi-
zación por grupos de edad, las diferencias son menos evidentes: para
la mayoría las cifras son comparables entre hombres y mujeres, con
excepción de las personas mayores de 55 años, para quienes el nivel
de victimización subjetiva es más elevado en el caso de las mujeres
(92%) que en el de los hombres (78%) (véase gráf‌i co 3).
Otro mito presente en la literatura del miedo y la victimización, es el
que sugiere que las mujeres y las personas de mayor edad son más
vulnerables en el espacio público que los jóvenes y los hombres. Los
resultados de la Encuesta Uniandes 2006 presentan evidencia contraria
a este mito. Respecto al género, en el gráf‌i co 4 se puede observar que
para el caso de los delitos de alto impacto social, categoría en la cual
se encuentran los principales delitos relacionados con el espacio pú-
blico (hurto a personas y hurto de vehículos), no existe una diferencia
marcada para la mayoría de los grupos de edad. El único grupo para
14 Además existen creencias arraigadas en la literatura internacional sobre el miedo al crimen,
que prevalecen hoy a pesar de hallazgos empíricos que las desaprueban. Una de ellas está
relacionada con las características de los criminales, según la cual los jóvenes, las mino-
rías, los desplazados, las clases sociales marginadas y los pordioseros, por ejemplo, no son
considerados como víctimas del crimen sino que constituyen una amenaza para el resto de
la población.
59
PRIMER SEMESTRE DE 2007, PP. 165-214.
DESARROLLO Y SOCIEDAD
181
el que se percibe una diferencia importante entre los dos géneros, es
para las personas mayores de 55 años: alrededor de 92% de las mujeres
mayores de 55 años aseguran haber sido víctimas subjetivas de algún
delito de alto impacto social en al menos una oportunidad, mientras
para los hombres pertenecientes a este mismo grupo de edad, esta
participación es de 70%.
Gráfi co 3. Crimen violento: miedo f rente a riesgo subj etivo.
Fuente: Encuesta Uniandes 2006, cálculos de los autores.
Gráfi co 4. Cr imen de alt o impacto social: miedo fr ente a riesgo subj etivo.
Fuente: Encuesta Uniandes 2006, cálculos de los autores.
182
Bogotá: ¿más crim en?, ¿más miedo?
Elvira María Restrepo y Álvaro José Moreno
A continuación se analiza la victimización subjetiva en el hurto a per-
sonas diferenciado por género, a f‌i n de abordar el mito que asegura
que las mujeres son más vulnerables que los hombres en el espacio
público15. Además, se indaga sobre las diferencias en relación con
la agresión y el uso de las armas en el hurto a personas para los dos
géneros (véase gráf‌i co 5)16.
En el primer nivel del gráf‌i co 5 se puede observar que el porcentaje
de personas afectadas por este delito es muy similar entre hombres y
mujeres. No obstante, el porcentaje de mujeres victimizadas subjeti-
vamente por este delito es levemente mayor al de los hombres: 84,4%
y 80,6%, respectivamente, lo cual conf‌i rma el mito de que las mujeres
son más vulnerables en espacio público que los hombres.
Gráfi co 5. Victimización su bjetiva: hur to a persona.
Fuente: Encuesta Uniandes 2006, cálculos de los autores.
15 Para realizar este análisis se parte del supuesto de que la mayoría de los hurtos a personas
ocurren en el espacio público, y de manera más acentuada en aquellos en los que hubo
agresión o empleo de armas.
16 Para la construcción de este gráf‌i co se sigue nuevamente la metodología de Johnson y
Shneiderman (1991).
59
PRIMER SEMESTRE DE 2007, PP. 165-214.
DESARROLLO Y SOCIEDAD
183
El siguiente nivel de análisis del gráf‌i co es una discriminación del
hurto a personas entre los casos donde hubo agresión y aquellos en los
que no hubo. El porcentaje de hombres victimizados subjetivamente
por el hurto a personas con agresión es más elevado que el de las
mujeres: 29,3% y 25%, respectivamente. Una razón por la que puede
pasar esto, es que los hombres, dadas sus características f‌i siológicas,
tienen la capacidad de oponer más resistencia que las mujeres al ser
asaltados, con lo cual los delincuentes estarían más incentivados a
emplear agresión si su víctima es un hombre. Sin embargo, por ser
en este caso la victimización subjetiva, la agresión puede estar más
bien relacionada con la percepción de cada individuo; dos personas
pueden percibir la misma situación de maneras distintas, que en este
caso estaría determinada por el género.
El último nivel de análisis del gráf‌i co presenta una discriminación
del anterior diferenciando los casos en los que se utilizó un arma o
no en el delito. Se puede observar que en un importante número de
casos, tanto para hombres como para mujeres, la agresión implica la
utilización de algún tipo de arma: 80% de las mujeres victimizadas
subjetivamente por un hurto con agresión af‌i rman que se empleó un
arma; esta proporción asciende a 87,2% para el caso de los hombres.
Por otro lado, en los casos en los que las personas no se sintieron
agredidas, el comportamiento es contrario: mientras que 29,6% de las
mujeres victimizadas subjetivamente por un hurto a persona sin agre-
sión af‌i rman que se utilizó un arma, para los hombres este porcentaje
es de 40,7%. Es así como los hombres suelen ser más victimizados
subjetivamente por el hurto a personas con armas que las mujeres y el
hecho de que se emplee un arma no necesariamente implica agresión y
es más marcada la diferencia en la percepción de agresión de hombres
y mujeres con el uso de armas.
2. Encuesta Uniandes 2006 y la tesis del control social
Esta tesis postula que la gente tiene miedo por su inhabilidad de pre-
venir o poder manejar las consecuencias de la victimización. En el
cuadro 2 se puede observar la distribución de las precauciones y las
acciones emprendidas por los uniandinos para varias def‌i niciones de
victimización.
184
Bogotá: ¿más crim en?, ¿más miedo?
Elvira María Restrepo y Álvaro José Moreno
Cuadro 2. Precauciones y acciones toma das por los unia ndinos.
Víctima Víctima delito Víctima No fue víctima
crimen de alto impacto intento de ningún
violento social fallido delito
Precauciones
Medidas “normales”
No sale de noche o si lo hace
siempre sale acompañado 47,1% 52,1% 53,8% 51,2%
Evita ir a lugares de la ciudad 100,0% 83,1% 76,9% 86,0%
Siempre que toma un taxi lo
solicita por teléfono 41,2% 55,0% 50,0% 54,3%
Alarma residencia 23,5% 20,8% 23,1% 15,8%
Vidrios antirrobo 17,6% 24,8% 30,8% 13,4%
Medidas “extremas”
Seguridad privada (escoltas) 5,9% 6,9% 7,7% 18,3%
Carro blindado 0,0% 3,0% 1,9% 6,2%
Lleva arma o protección 11,8% 3,9% 3,8% 0,9%
Cambio de lugar de residencia 17,6% 11,4% 1,9% 0,9%
Piensa en irse del país 23,5% 18,3% 15,4% 9,0%
Acciones tomadas
Denunció ante las autoridades 64,7% 54,9% 26,9% N.A.
Reportó a una entidad privada 29,4% 20,8% 7,7% N.A.
Tomó medidas preventivas 52,9% 71,4% 67,3% N.A.
Decidió arreglar el asunto
usted mismo 11,8% 13,7% 19,2% N.A.
No hizo nada 11,8% 17,1% 21,1% N.A.
Fuente: Encuesta Uniandes 2006, cálculos de los autores.
A partir de la información contenida en el cuadro 2, se puede observar
que independientemente del nivel de victimización (víctima delito de
alto impacto social, víctima crimen violento, víctima intento fallido
de delito y aquellos que no han sido víctimas de ningún delito), como
era de esperar, no existe un patrón frente a las precauciones que de-
nominamos “normales”. Sin embargo, se pueden destacar algunos
resultados. En primer lugar vale la pena destacar que la totalidad de
las víctimas de crimen violento evitan ir a algunos lugares de la cui-
dad, participación que aunque sigue siendo alta disminuye en las otras
categorías de victimización.
En contraste con lo anterior, el comportamiento de los uniandinos res-
pecto a las precauciones “extremas” varía considerablemente. Como
es de esperar, el porcentaje de personas que toman dichas medidas es
menos elevado en cada uno de los grupos. De los datos del cuadro 2, se
59
PRIMER SEMESTRE DE 2007, PP. 165-214.
DESARROLLO Y SOCIEDAD
185
desprende que entre más violento el crimen más precauciones extremas
se toman: portar armas (11,8%); cambiar de lugar de residencia (17,6%);
y pensar en irse del país (23,5%), en contraposición de las personas que
no fueron víctimas de ningún delito: portar armas (0,9%); cambiar de
lugar de residencia (0,9%); y pensar en irse del país (9%).
Llama la atención que las personas que no han sido víctimas de ningún
delito toman en mayor porcentaje las precauciones “extremas” de tener
escoltas y/o carro blindado (18,3% y 6,2% respectivamente) frente a
5,9% y 0% en el caso de las víctimas de crimen violento. Lo anterior
no permite af‌i rmar si las medidas se toman para no ser víctima o si no
se es víctima por haberlas tomado.
Respecto a las acciones tomadas, vale la pena destacar que los unian-
dinos denuncian los delitos en una proporción casi tres veces superior
a la reportada en las encuestas de victimización desde hace más de
dos décadas, lo cual hace pensar que hay cierto nivel de civismo entre
los uniandinos.
3. Encuesta Uniandes 2006 y la tesis del entorno urbano
El miedo al crimen no proviene de experiencias directas del crimen
(victimización), ni del control de cada individuo per se, sino más bien
de cómo la gente experimenta e interpreta el espacio urbano.
Los que apoyan la tesis del entorno urbano explican que ésta permite
entender desde la historia de las ciudades medievales amuralladas
hasta los centros comerciales y las casas modernas “amuralladas” de
hoy. Ellin (1996) observa que:
“Ciertamente las puertas, la policía y otros sistemas de vigi-
lancia, la arquitectura defensiva y el urbanismo neotradicional
contribuyen a dar a la gente una sensación general de seguridad.
No obstante, estos factores también contribuyen a acentuar el
miedo, pues incrementan la paranoia y la desconf‌i anza entre
la gente”. (Traducción propia).
De manera similar, Marcuse (1997) se pregunta: “Si los muros en las
ciudades generan seguridad o si más bien crean miedo”. Dado que la
186
Bogotá: ¿más crim en?, ¿más miedo?
Elvira María Restrepo y Álvaro José Moreno
encuesta Uniandes no contiene datos para ilustrar esta tesis, quizá se
entiende mejor con una analogía a la tesis de Wilson y Kelling (1982)
sobre las “ventanas rotas”; en el caso de Bogotá, podría pensarse en la
transformación física de la ciudad durante la administración Peñalosa,
que se traduciría en una mejor percepción de la misma por parte de
sus habitantes.
4. Encuesta Uniandes 2006 y medios de comunicación
En el tema del impacto de los medios en el miedo al crimen, vale des-
tacar que los resultados de la encuesta Uniandes 2006 son ambiguos,
como se expone en la tercera sección del presente documento. Este
hallazgo empírico conf‌i rma esta particularidad encontrada en los es-
tudios empíricos, literatura que no logra ser contundente en encontrar
la dirección en que inciden los medios en el miedo al crimen.
De hecho, en la literatura especializada hay evidencia que muestra que
el nivel de inf‌l uencia de los medios en la percepción de seguridad de
las personas es equívoco. Ditton et al. (2004) muestran que las per-
cepciones e interpretaciones son más importantes que la frecuencia
de consumo de televisión o de otras características de los materiales
que traen los medios. Skogan y Maxf‌i eld (1981) realizaron uno de los
análisis más sof‌i sticados sobre la relación entre los medios y el miedo
al crimen en el que encuentran que no hay pruebas que muestren la
relación entre atención a los medios y miedo al crimen17. Por el contra-
rio, Gerbner y Gross (1976) demuestran que las personas que más ven
televisión son las que más le temen al crimen18. Es de destacarse que en
los años setenta y ochenta los estudios buscaban, en general, entender
17 Del mismo modo, O´Keefe y Reid-Nash (1987), Bazargan (1994), Perkins y Taylor (1996)
y Chiricos et al. (1997) muestran que no hay ninguna relación entre los medios y el miedo
al crimen.
18 Así mismo, Jaehnig et al. (1981), Gordon y Heath (1981), Heath (1984), Gebotys et al.
(1988), Williams y Dickinson (1993), Haghighi y Sorensen (1996) y Lane y Meeker (2003)
muestran la existencia de alguna relación entre medios y miedo al crimen.
59
PRIMER SEMESTRE DE 2007, PP. 165-214.
DESARROLLO Y SOCIEDAD
187
si los medios creaban agresores en potencia más que ansiedades sobre
el crimen19, que es en lo que se han concentrado hoy en día.
En conclusión, el tema puede ser resumido en las palabras de Schramm
et al. (1961):
“Para algunos niños, bajo algunas condiciones, cierta televisión
es dañina. Para algunos niños, bajo las mismas condiciones, o
para los mismos niños bajo otras condiciones, puede ser benef‌i -
ciosa. Para la mayoría de los niños, bajo varias condiciones, la
mayoría de la televisión probablemente no es ni particularmente
dañina ni particularmente benef‌i ciosa”.
II. Estrategia empírica
A partir de la información recopilada con base en la Encuesta Unian-
des 2006 se construyó una base de datos con información sobre la
victimización subjetiva, el miedo al crimen, las precauciones y las
actitudes frente a la percepción de seguridad en Bogotá de cerca de
3.400 miembros de la comunidad uniandina. Como se explicó an-
teriormente, la información contenida en esta base de datos recoge
características de los encuestados por género, ciudad de residencia,
edad y las características de los mismos en cuanto a victimización,
precauciones y miedos, así como sus apreciaciones respecto de la
percepción de seguridad desde diferentes escenarios.
En los últimos años, en Bogotá se presenta una tendencia decreciente
en los índices de la mayoría de los delitos de alto impacto social, según
estadísticas of‌i ciales (véanse gráf‌i cos 6, 7 y 8).
19 La literatura de los años setenta y ochenta resalta que los medios generan más violencia
entre más crimen presentan; de hecho, los medios han estado demonizados a causa de este
fenómeno y porque, según algunos estudios, generan pánico público y dan fundamento a
soluciones represivas y autoritarias en la lucha contra el crimen. Además, es extensa en la
literatura que encuentra la fascinación existente por el crimen por parte de los medios: el
crimen es un tema que se vende. Por último, vale resaltar que hay autores que muestran
que los medios de comunicación suelen exagerar la probabilidad y la severidad del riesgo
objetivo.
188
Bogotá: ¿más crim en?, ¿más miedo?
Elvira María Restrepo y Álvaro José Moreno
Gráfi co 6. Compor tamiento d e los homicidio s en Bogotá, 2000- 2005.
Fuente: Centro de Investigaciones Criminológicas, Policía Metropolitana de Bogotá, cálculos de
los autores. Incluye regresión lineal.
Gráfi co 7. Compor tamiento d el hurto d e vehículos en Bogotá ,
2000-2005.
Fuente: Centro de Investigaciones Criminológicas, Policía Metropolitana de Bogotá, cálculos de
los autores. Incluye regresión lineal.
59
PRIMER SEMESTRE DE 2007, PP. 165-214.
DESARROLLO Y SOCIEDAD
189
Gráfi co 8. Compor tamiento d el secuestro extorsivo en Bogot á,
2002-2005.
Fuente: Centro de Investigaciones Criminológicas, Policía Metropolitana de Bogotá, cálculos de
los autores. Incluye regresión lineal.
No obstante esta tendencia decreciente del crimen en Bogotá, hay
quienes perciben que la ciudad se encuentra en peor situación en este
momento respecto a los años anteriores. Por ello es importante pregun-
tarse qué lleva a la comunidad uniandina a percibir que la seguridad
de la ciudad ha desmejorado.
A partir de la información de la Encuesta Uniandes 2006, se plantea
una estrategia empírica con base en modelos Probit y a partir de aná-
lisis multivariados para la construcción de dichos modelos20. Éstos
son modelos con variables dependientes e independientes dicótomas,
es decir, variables que pueden tomar uno de dos valores: 1 y 0. Esta
metodología permite capturar la ocurrencia de un fenómeno específ‌i co,
por ejemplo, una variable dependiente que busque capturar el hecho de
percibir que hoy la seguridad de la ciudad está peor que en el pasado,
caso en el que la variable tomaría un valor de 1. Del mismo modo,
las variables independientes van a tomar 1 por valor si el encuestado
ha respondido af‌i rmativamente a la pregunta que da origen a dicha
variable y 0 en caso contrario.
20 En la literatura anglosajona, este procedimiento se conoce con el nombre de “Stepwise”.
190
Bogotá: ¿más crim en?, ¿más miedo?
Elvira María Restrepo y Álvaro José Moreno
Los modelos bivariados a estimar predicen la probabilidad de que se
dé un evento específ‌i co en cada módulo de la encuesta. Es así como
a partir del análisis de la encuesta módulo por módulo, los modelos
permiten determinar cuáles son las variables de cada módulo que se
asocian con el fenómeno objeto de estudio con la importancia esta-
dística. Por tanto, los modelos pueden expresarse así:
εββ ++++= nn xxcy
11 L (1)
Donde y es la variable dependiente para cada uno de los modelos a
estimar; c es una constante; xi, con i = 1, ..., n son las variables ex-
plicativas del modelo resultantes de la estimación; βi, con i = 1, ..., n
son los coef‌i cientes estimados para cada una de las variables expli-
cativas y ε es un término de error. Por tanto, si el evento de interés i
está presente en un encuestado, y toma el valor de 1 y si el evento no
se encuentra toma valor de 0.
Desde estos modelos se busca medir cómo se ve afectada la percepción
de seguridad de los uniandinos al relacionar variables que capturan
diferentes def‌i niciones de percepción de seguridad con variables
explicativas pertenecientes a los diferentes módulos de la encuesta
incluidos en la estimación, a partir del siguiente orden: (a) información
general del encuestado; (b) victimización; (c) precauciones; (d) miedo
al crimen, y (e) medios de comunicación.
Para llevar a cabo las estimaciones, en el análisis multivariado se parte
de la construcción de un modelo general en el que se hace una regresión
para la variable dependiente con cada una de las variables de los dife-
rentes módulos de la encuesta en el orden ya escrito. Es decir, se hacen
cinco regresiones independientes para determinar las variables signif‌i -
cativas de cada uno de los módulos de la encuesta sobre la percepción
de seguridad y a partir de dichas variables signif‌i cativas se estima un
modelo preliminar que las incluye a todas. Aquellas variables que en
este modelo preliminar pierden su importancia estadística son retiradas
del modelo y para tener seguridad de que no se han omitido variables
explicativas se hacen regresiones independientes, incluyendo en este
modelo preliminar cada una de las variables que no se están teniendo
en cuenta en el orden de los módulos de la encuesta. El resultado
59
PRIMER SEMESTRE DE 2007, PP. 165-214.
DESARROLLO Y SOCIEDAD
191
f‌i nal de este proceso, es un modelo explicativo de la probabilidad de
ocurrencia de cierto fenómeno con todas las variables que lo afectan
con un nivel de importancia estadística mayor al 90%.
Por último, se estiman los efectos marginales de los modelos f‌i nales
para obtener inferencias más precisas de las relaciones causales de
estos modelos.
III. Resultados econométricos
En esta sección se presentan los resultados obtenidos para diez espe-
cif‌i caciones de la variable percepción de seguridad. Las regresiones
se llevan a cabo siguiendo la metodología explicada en la sección
anterior.
El primer modelo captura la probabilidad de sentirse más seguro en
la administración actual (Garzón) frente a las tres anteriores adminis-
traciones (Mockus-Peñalosa-Mockus) (véase cuadro 3).
Los resultados econométricos indican que hay una relación positiva con
la probabilidad de sentirse mejor en la administración actual (Garzón)
frente a las anteriores tres administraciones para las variables: edad
entre 16 y 18 años, estudiante y seguridad privada adicional. Para el
resto de variables la relación es inversa, es decir, la probabilidad de
sentirse peor en la actual administración está estrechamente relacionada
con las variables: estrato 5, estrato 6, hurto a persona con agresión, no
salir de noche, tener alarma en la casa, tener vidrios antirrobo en el
vehículo, tomar otras precauciones, tener miedo al hurto de vehículo,
leer regularmente la prensa del país, y leer o ver noticias en canales
internacionales.
La manera en que estas variables impactan la probabilidad de sentirse
más o menos seguro en la actual administración frente a las tres prece-
dentes, se puede apreciar mejor cuando se calculan los efectos margi-
nales que tiene cada una de estas variables asociadas a la probabilidad
de sentirse mejor bajo la administración Garzón (véase gráf‌i co 9).
192
Bogotá: ¿más crim en?, ¿más miedo?
Elvira María Restrepo y Álvaro José Moreno
Cuadro 3. Sentirse más seguro en la administración Garzón frente a las
tres anteri ores administracio nes.
Categoría - variable Coef‌i ciente
Constante 1,008 ***
(12,35)
1. Información general del encuestado
Edad entre 16 y 18 años 0,160 *
(1,72)
Estudiante 0,369 ***
(6,80)
Estrato 5 -0,155 **
(-2,27)
Estrato 6 -0,215 ***
(-3,39)
2. Victimización
Hurto a persona con agresión -0,128 **
(-2,28)
3. Precauciones
No salir de noche -0,149 ***
(-2,96)
Alarma en la casa -0,111 *
(-1,84)
Seguridad privada adicional 0,254 ***
(2,60)
Vidrios antirrobo -0,171 ***
(-2,95)
Otra(s) precaución(es) -0,482 ***
(-3,69)
4. Miedo a un delito particular
Hurto de vehículo -0,184 ***
(-3,25)
5. Medios
Leer regularmente la prensa del país -0,159 ***
(-2,71)
Leer/ver noticias en canales internacionales -0,196 ***
(-3,59)
Regresión Probit, número de observaciones: 3.133, estadísticos z entre paréntesis.
*** Signif‌i cativa al 99%.
** Signif‌i cativa al 95%.
* Signif‌i cativa al 90%.
59
PRIMER SEMESTRE DE 2007, PP. 165-214.
DESARROLLO Y SOCIEDAD
193
Gráfi co 9. Probabil idad d e sentir que Bogotá es más segura en la adm inistra-
ción actua l (Garzón) fren te a las tr es anteriores adm inistracion es
(efectos margin ales).
***Signif‌i cativa al 99%, **Signif‌i cativa al 95%, *Signif‌i cativa al 90%.
En cuanto a las variables que tienen un impacto positivo en la percep-
ción de seguridad en la administración actual frente a las tres anteriores
administraciones, es posible def‌i nir dos grupos: en el primero de ellos
se pueden agrupar las variables estudiante y edad entre 16 y 18 años;
estas dos variables se ref‌i eren a que las personas que perciben que la
ciudad es más segura en la administración Garzón frente a las admi-
nistraciones Mockus-Peñalosa-Mockus son los jóvenes, fenómeno que
se def‌i nirá como un efecto de burbuja social, debido a que éstos no
tienen suf‌i ciente conocimiento del pasado o su memoria está sesgada
a la opinión de los padres o de las demás personas con las que tenían
relación en las previas tres administraciones. La experiencia directa de
los jóvenes, por obvias razones, era inexistente hasta la administración
actual en la que se sienten más seguros. Es más, el hecho de ser jóvenes
independientemente de cualquier otra situación explica por qué éstos
se sienten más seguros. En el segundo grupo está la variable seguridad
privada adicional, la cual entra en una categoría que se denominará “el
efecto de la burbuja física”. El hecho de que la gente tenga seguridad
privada adicional a la de su edif‌i cio de residencia o a la de su lugar de
trabajo, hace referencia a escoltas públicos o privados o a empresas
de vigilancia privada. Esta segunda burbuja lleva a que la gente se
aísle físicamente de su entorno y se rompa la barrera temporal entre
las diferentes administraciones, lo que conlleva a que el sentimiento
de seguridad sea inherente al aislamiento propio del individuo del
entorno en el cual se puede sentir inseguro.
194
Bogotá: ¿más crim en?, ¿más miedo?
Elvira María Restrepo y Álvaro José Moreno
En contraste, las variables que pesan de manera negativa en la per-
cepción de seguridad de la administración Garzón frente a las tres
administraciones precedentes pueden clasif‌i carse en cuatro grupos: el
primero de ellos encaja en la teoría de que la percepción negativa está
estrechamente ligada a la victimización del individuo, debido a que
el modelo encuentra que si se ha sido víctima de hurto a persona con
agresión, aumenta en 3,8% la probabilidad de sentir que la administra-
ción actual se percibe como menos segura que las anteriores tres; ésta
sería la única variable racional de todas las variables negativas que se
clasif‌i can aquí, porque está asociada a una victimización real.
En un segundo grupo se pueden agrupar las variables que identif‌i can
a los residentes de los estratos 5 y 6, como personas que tienen una
mayor probabilidad de sentir que la ciudad está en peor situación en
la administración Garzón frente a las anteriores tres administraciones.
La explicación de este comportamiento puede estar ligada a la idea de
que Garzón no es un alcalde elegido mayoritariamente (o preferido)
por los ciudadanos de estratos altos, sino, por el contrario, por las
clases medias y bajas.
En un tercer grupo se encuentran dos variables asociadas al impacto
de los medios en la percepción de seguridad. Estas variables mues-
tran que las personas que leen la prensa del país tienen 4,8% más de
posibilidades de sentir que la ciudad está más insegura en esta admi-
nistración frente a las administraciones de Mockus-Peñalosa-Mockus
y este porcentaje se incrementa a 6,2% para aquellos que leen o ven
noticias en canales internacionales.
Por último, en una cuarta categoría se pueden agrupar las variables que
están ligadas al miedo y que se relacionan, sin excepción, de forma
negativa con la percepción de seguridad de la ciudad. Esto signif‌i ca
que hay cinco variables asociadas al miedo que inciden de manera ne
gativa en la probabilidad de sentirse menos seguro en la administración
Garzón frente a las tres administraciones precedentes. Una de estas
cinco variables, el sentir miedo a ser víctima de hurto de vehículo,
incide en -6,7% a la probabilidad de sentirse más seguro en la actual
administración; las otras cuatro variables están asociadas al miedo en
la medida que son precauciones que se toman para no ser víctima de
un delito, pero que, como se dijo anteriormente, denotan una actitud
59
PRIMER SEMESTRE DE 2007, PP. 165-214.
DESARROLLO Y SOCIEDAD
195
de temor hacia el crimen y que inf‌l uyen en sentirse menos seguro en
la actual administración, y son: tener alarma en la casa (-3,6%); no
salir de noche (-4,3%); tener vidrios antirrobo (-5,6%), y tomar otras
precauciones (-17%).
Cuadro 4. Sentirse seguro hoy en el conjunto de la ciudad.
Categoría - variable Coef‌i ciente
Constante 1,829 ***
(14,81)
1. Información general del encuestado
Edad entre 16 y 18 años 0,265 ***
(2,26)
Edad entre 19 y 25 años 0,279 ***
(4,54)
2. Victimización
Homicidio -0,233 **
(-2,23)
Intento fallido de algún delito -0,124 **
(-2,18)
Hurto a persona con agresión -0,237 ***
(-3,86)
3. Precauciones
No salir de noche -0,212 ***
(-3,63)
Siempre que toma taxi lo llama por teléfono -0,168 ***
(-3,63)
Seguridad privada adicional -0,169 *
(-1,73)
Piensa o ha pensado irse del país -0,314 ***
(-4,87)
4. Miedo a un delito particular
Hurto a persona -0,408 ***
(-3,77)
Hurto a residencia -0,273 ***
(-4,11)
Violencia sexual -0,124 *
(-1,87)
Homicidio -0,237 ***
(-3,49)
5. Medios
Leer regularmente la prensa del país 0,104 *
(1,68)
Regresión Probit, número de obs.: 3.150, estadísticos z entre paréntesis.
*** Signif‌i cativa al 99%.
** Signif‌i cativa al 95%.
* Signif‌i cativa al 90%.
196
Bogotá: ¿más crim en?, ¿más miedo?
Elvira María Restrepo y Álvaro José Moreno
Un segundo modelo es estimado con miras a capturar las variables
que inciden en la probabilidad de sentirse seguro hoy en Bogotá. La
diferencia con el modelo anterior radica en que en este caso la variable
dependiente no tiene en cuenta el componente temporal de las admi-
nistraciones locales (véase cuadro 4).
Como era de esperar, nuevamente se presenta el fenómeno que se de-
nominó de burbuja social, capturado por las variables edad entre 16 y
18 años y edad entre 19 y 25 años. Estas dos variables están explicando
que la probabilidad de sentirse seguro hoy en Bogotá para los unian-
dinos está ligada nuevamente a ser joven, quizá por consideraciones
como las explicadas anteriormente.
Por otro lado, entre las variables que inciden de manera positiva en la
probabilidad de sentirse seguro en el conjunto de la ciudad, se encuentra
el leer regularmente la prensa del país. Este resultado es interesante,
ya que en el primer modelo esta variable afectaba de manera negati-
va la percepción de seguridad. De hecho, este hallazgo coincide con
la evidencia empírica de diversos estudios que muestran resultados
ambiguos sobre el verdadero impacto de los medios en la percepción
de seguridad, como se mencionó antes.
En cuanto a las variables que tienen una incidencia negativa en la pro-
babilidad de sentirse seguro en el conjunto de la ciudad, es interesante
ver los efectos marginales que dichas variables que arrojan coef‌i cientes
negativos impactan la percepción de seguridad (véase gráf‌i co 10).
Los efectos marginales de las variables que inciden de manera nega-
tiva en la probabilidad de sentirse seguro en el conjunto de la ciudad
en la actualidad presentan características de varios tipos. Por un lado,
vale la pena destacar una variable que en el primer modelo presentó
un efecto positivo en la probabilidad de sentirse seguro, pero que en
este modelo tiene el efecto contrario, es el caso de tener seguridad
privada adicional. Lo que puede estar ocurriendo es que al eliminar el
componente temporal de la regresión, como sucede en este caso, pierde
relevancia la idea de una burbuja física, porque aquí es posible aislar
los sentimientos de inseguridad de los que suceden en el entorno. En
cuanto a las variables asociadas a la victimización como explicación
de una mala percepción de la seguridad en la ciudad, denominadas
59
PRIMER SEMESTRE DE 2007, PP. 165-214.
DESARROLLO Y SOCIEDAD
197
variables racionales de miedo, son más numerosas en este modelo que
en el anterior. Hay que destacar que los diferentes delitos de los que
han sido víctimas los entrevistados o sus familiares, tienen un impacto
diferente en la probabilidad de sentirse inseguro en el conjunto de la
ciudad. Es así como haber sido víctima de intento fallido de algún delito
incrementa en 2,9% la probabilidad de sentir que la ciudad es insegura
hoy en día, porcentaje que para el caso de haber sido víctima de hurto
a persona con agresión aumenta a 5,7% y a 6% para el caso de haber
sido victimizado subjetivamente por el delito de homicidio.
Gráfi co 10. Probabi lidad de senti rse seguro ho y en Bogotá
(efectos margin ales).
***Signif‌i cativa al 99%, **Signif‌i cativa al 95%, *Signif‌i cativa al 90%.
No obstante lo anterior, las siete variables restantes están ligadas di-
recta o indirectamente al miedo más que al riesgo real, variables que
pueden ser clasif‌i cadas como irrazonables; y, de nuevo, la regresión
está probando con altos niveles de importancia estadística, que lo que
más incide en la probabilidad de sentir que la ciudad es insegura, son
factores asociados al miedo: tener miedo a ser víctima de violencia
sexual (-2,9%); siempre que toma taxi lo llama por teléfono (-3,9%);
no salir de noche (-4,9%); miedo a ser víctima de homicidio (-5,7%);
miedo de hurto a residencia (-6,2%); piensa o ha pensado irse del país
(-8%), y miedo de hurto a persona (-8,1%).
A continuación se presentan las salidas de las regresiones para ocho
modelos similares a los presentados anteriormente, que encierran ocho
def‌i niciones diferentes de percepción de seguridad (véase cuadro 5).
198
Bogotá: ¿más crim en?, ¿más miedo?
Elvira María Restrepo y Álvaro José Moreno
Cuadro 5. Sentirse seguro hoy en Bog otá en dif erentes escenarios.
Variable dependiente (sentirse seguro en:)
Calles Calles Buses/
concurridas Día Parques solitarias Noche busetas Transmilenio Taxi
Categoría - variable Obs.: 3.052 Obs.: 3.071 Obs.: 2.976 Obs.: 3.057 Obs.: 3.053 Obs.: 3.074 Obs.: 3.058 Obs.: 3.074
Constante 1,306*** 1,581*** 1,010*** 0,296*** 0,684*** 0,781*** 0,778*** 1,215***
(8,43) (13,49) (5,75) (2,75) (6,17) (6,04) (8,15) (12,29)
1. Información general del encuestado
Hombre (dummy) 0,170*** 0,232*** 0,109** 0,449*** 0,163*** 0,346*** 0,288*** 0,320***
(2,64) (3,05) (2,09) (7,51) (3,06) (7,00) (6,00) (6,17)
Ciudad Bogotá (dummy) -- -- 0,259* -- -- -- -- --
(1,77)
Edad entre 16 y 18 años -- 0,552*** -- -0,370*** -- 0,498*** -- --
(3,49) (-3,45) (4,70)
Edad entre 19 y 25 años 0,280*** 0,463*** -- -- 0,350*** 0,478*** 0,161*** --
(3,86) (4,86) (5,29) (5,90) (3,29)
Edad entre 26 y 35 años -- -- -0,148** -0,139* 0,141* 0,292*** -- -0,191***
(-2,36) (-1,91) (1,75) (3,25) (-3,15)
Edad entre 46 y 55 años -- -0,315* -0,299** -- -- -- -- --
(-1,85) (-2,18)
Estudiante 0,476*** -- -- -- -- -- -- --
(4,25)
Graduado 0,393*** 0,265** -- -- -- -- -- --
(3,37) (2,47)
Profesor 0,546*** 0,394** -- -- -- -- -- --
(3,70) (2,50)
Estrato 1 -- -- 0,180* -- -- -- -- --
(1,84)
Estrato 2 -- -- -- -0,281** -0,265** -- -- --
(-2,18) (-2,37)
Estrato 3 -0,132* -- -- -- -0,130** -- -- --
(-1,82) (-2,15)
Estrato 4 -- -- -- -- -- -- 0,102* --
(1,77)
Estrato 5 -- -- -- -- -- -- 0,168** --
(2,52)
Estrato 6 0,246*** -- -- -- -- -- -- --
(2,82)
2. Victimización
Hurto a persona -- -- -- -- -- -0,127* -0,145** --
(-1,69) (-1,97)
Extorsión -- -- -- -- -- -- -- -0,168**
(-2,34)
Violencia sexual -- -0,257* -- -- -- -- -- --
(-1,74)
Homicidio -- -- -0,175* -- -- -- -- --
(-1,73)
Intento fallido de algún delito -- -- -0,123** -- -0,186*** -0,178*** -0,087* --
(-2,43) (-3,61) (-3,63) (-1,63)
(Continúa...)
59
PRIMER SEMESTRE DE 2007, PP. 165-214.
DESARROLLO Y SOCIEDAD
199
Cuadro 5. Sentirse seguro hoy en Bog otá en dif erentes escenarios.
(...Continuación).
Variable dependiente (sentirse seguro en:)
Calles Calles Buses/
concurridas Día Parques solitarias Noche busetas Transmilenio Taxi
Categoría - variable Obs.: 3.052 Obs.: 3.071 Obs.: 2.976 Obs.: 3.057 Obs.: 3.053 Obs.: 3.074 Obs.: 3.058 Obs.: 3.074
Hurto a persona con
agresión -0,139** -- -- -- -0,107* -0,109** -- -0,100*
(-1,98) (-1,82) (-1,96) (-1,78)
Secuestro con agresión -- -0,202* -- -- -- -- -0,154* --
(-1,72) (-1,75)
Intento fallido de algún
delito con agresión -0,335*** -0,287*** -- -0,233** -- -- -0,153* -0,189**
(-3,69) (-2,76) (-2,41) (-1,87) (-2,44)
Hurto a persona con arma -- -- -- -0,154*** -- -- -- --
(-2,66)
Hurto de vehículo con arma -- -- -- -- -0,124* -- -- --
(-1,77)
Otro delito con arma -- -- -- -- -0,312* -- -- --
(-1,80)
3. Precauciones
No salir de noche -0,183*** -- -0,0929526* -0,260445*** -0,465*** -0,209*** -- -0,103**
(-2,76) (-1,76) (-4,29) (-8,71) (-4,08) (-1,98)
Evitar ir a algunos
lugares de la ciudad -- -- -0,155** -0,287*** -0,217*** -0,201*** -- -0,157**
(-2,21) (-4,08) (-3,28) (-3,01) (-2,24)
Siempre que toma taxi lo
llama por teléfono -- -- -0,119** -0,232*** -0,262*** -0,148*** -- --
(-2,34) (-4,00) (-5,10) (-3,00)
Alarma en la casa -0,128* -- -- -- -- -- -- --
(-1,74)
Seguridad privada
adicional -- -0,233* -0,216** -- -- -- -0,208** -0,284***
(-1,91) (-2,34) (-2,34) (-3,15)
Vidrios antirrobo -- -- -- -0,210*** -- -0,106* -0,156*** --
(-3,01) (-1,91) (-2,80)
Llevar consigo algún
tipo de protección -- -- -0,217* -- -- -- -- --
(-1,83)
Piensa o ha pensado
irse del país -0,225*** -0,307*** -0,191*** -0,174** -0,150** 0,15** -0,158*** -0,135**
(-3,12) (-3,68) (-3,10) (-3,01) (-2,27) (-2,51) (-2,65) (-2,22)
4. Miedo a un delito particular
Hurto a persona -0,288** -- -0,308*** -0,380*** -0,461*** -0,134* -- -0,150*
(-2,46) (-3,80) (-4,74) (-5,96) (-1,67) (-1,77)
Hurto de vehículo -- -- -- -0,246*** -0,197*** -0,149** -0,173*** -0,111*
(-3,59) (-3,28) (-2,44) (-2,92) (-1,77)
Hurto a residencia -0,272*** -0,383*** -0,116** -0,134** -- -0,149*** -0,252*** -0,347***
(-3,64) (-4,20) (-2,06) (-2,08) (-2,69) (-4,54) (-5,97)
(Continúa...)
200
Bogotá: ¿más crim en?, ¿más miedo?
Elvira María Restrepo y Álvaro José Moreno
Cuadro 5. Sentirse seguro hoy en Bog otá en dif erentes escenarios.
(...Continuación).
Variable dependiente (sentirse seguro en:)
Calles Calles Buses/
concurridas Día Parques solitarias Noche busetas Transmilenio Taxi
Categoría - variable Obs.: 3.052 Obs.: 3.071 Obs.: 2.976 Obs.: 3.057 Obs.: 3.053 Obs.: 3.074 Obs.: 3.058 Obs.: 3.074
Extorsión -- -- -0,134** -0,184*** -0,177*** -- -0,140*** --
(-2,25) (-2,82) (-3,07) (-2,64)
Secuestro -- -- -- -- -- -0,212*** -- --
(-4,19)
Violencia sexual -- -- -0,135** -- -0,207*** -- -- -0,183***
(-2,23) (-3,67) (-3,47)
Homicidio -0,230*** -0,242*** -0,108* -- -- -- -- --
(-3,48) (-3,08) (-1,63)
Otro -- -- -- -- -- -0,269* -- -0,267*
(-1,82) (-1,83)
5. Medios
Ver regularmente los
noticieros nacionales -- -- -- -0,195*** -- -0,125** -0,119** --
(-2,84) (-2,11) (-2,00)
Leer/ver noticias en
canales internacionales -- -- -- 0,196*** 0,130** -- -- --
(3,20) (2,47)
Leer/reenviar cadenas de
correo electrónico -- -- -- -0,115* -0,112** -- -- --
(-1,93) (-2,17)
Regresiones Probit, estadísticos z entre paréntesis.
*** Signif‌i cativa al 99%.
** Signif‌i cativa al 95%.
* Signif‌i cativa al 90%.
El cuadro 5 contiene las salidas de ocho regresiones que presentan igual
número de especif‌i caciones para medir la percepción de seguridad,
cinco de ellas relativas al espacio público y tres al transporte público
en la ciudad de Bogotá, a partir de las cuales se estiman las variables
que inciden en el hecho de que la comunidad uniandina se sienta segura
en Bogotá: calles concurridas, durante el día, en los parques, en calles
solitarias, de noche; en buses o busetas, en Transmilenio y en los taxis.
Las variables explicativas están organizadas de acuerdo con los módu-
los a partir de los cuales está organizada la Encuesta Uniandes 2006.
En seguimiento de la metodología presentada en la segunda sección
del presente documento, las regresiones sólo presentan coef‌i cientes
estimados para aquellas variables que resultaron estadísticamente
signif‌i cativas luego del análisis multivariado.
59
PRIMER SEMESTRE DE 2007, PP. 165-214.
DESARROLLO Y SOCIEDAD
201
1. Información general del encuestado
En cuanto a las características de los encuestados, es de resaltar el
hecho de que la variable dicótoma que diferencia a los encuestados
según su género, es signif‌i cativa bajo todas las especif‌i caciones de la
variable dependiente. Valga recordar que en los dos modelos presen-
tados previamente, esta variable no resultó ser signif‌i cativa, y siempre
tiene un impacto positivo sobre la probabilidad de sentirse seguro; es
decir, que la variable dicótoma que captura el hecho de ser hombre
respecto de ser mujer, indica que los hombre se sienten más seguros
en comparación con las mujeres en todas las especif‌i caciones de las
variables dependientes. En lo concerniente a la variable que captura
si el encuestado reside en la ciudad de Bogotá o en otra, esta variable
sólo resulta explicativa del modelo que toma como variable depen-
diente sentirse seguro en los parques de Bogotá, con signo positivo,
lo que estaría indicando que los uniandinos tienen mayor probabilidad
de sentirse seguros en un parque de la ciudad que los encuestados que
residen por fuera de Bogotá, además de mostrar que sentirse seguro
en los parques está relacionado de forma positiva con el hecho de ser
residente de Bogotá.
Por el lado de las edades, la población joven, capturada por las variables
edad entre 16 y 18 años, edad entre 19 y 25 años y estudiante, resulta
signif‌i cativa para la totalidad de los modelos estimados con excepción
del que toma como variable dependiente sentirse seguro en los taxis.
El signo de esta variable conf‌i rma los resultados que se habían obte-
nido en los dos modelos iniciales, pues, con excepción de las calles
solitarias, ser joven tiene una incidencia positiva en la probabilidad
de sentirse seguro. Para el grupo de edad comprendido entre 26 y 35
años, aunque en cinco de las ocho especif‌i caciones estudiadas esta
variable resulta signif‌i cativa, su signo varía según sea la especif‌i cación
de la variable dependiente. Es así como este grupo de edad incide de
manera negativa en la probabilidad de sentirse seguro en parques,
calles solitarias y en los parques, pero de forma positiva en el hecho
de sentirse seguro de noche y en los buses o busetas. El último grupo
de edad que tiene alta importancia estadística es el de edades de 46
a 55 años, variable que resulta relevante para las especif‌i caciones de
las variables dependientes día y parques, y en estas dos regresiones
resulta tener signo negativo. Esto último sugiere que las personas de
202
Bogotá: ¿más crim en?, ¿más miedo?
Elvira María Restrepo y Álvaro José Moreno
edad intermedia tienen mayor probabilidad de sentirse seguras en el
día y en los parques de Bogotá.
Las características de los encuestados que los diferencian de los
estudiantes, es decir, las variables graduado y profesor, tienen un im-
pacto positivo como variable explicativa de sentirse seguro en calles
concurridas y de día, regresiones en las que estas variables resultan
estadísticamente signif‌i cativas.
En relación con los estratos socio-económicos, es interesante resaltar
que pertenecer al menor, es decir, al estrato 1, aumenta la probabilidad
de sentirse seguro en los parques; mientras que pertenecer al estrato
2 lleva a incrementar la probabilidad de sentirse inseguro en calles
solitarias y de noche; esto mismo sucede con el estrato 3, para las calles
concurridas y la noche nuevamente. En cuanto a los estratos altos (4,
5 y 6), cuando estas variables resultan ser signif‌i cativas, estadística-
mente, indican relaciones positivas con la variable dependiente; por
ello, pertenecer a estos estratos aumenta la probabilidad de sentirse
seguro en calles concurridas y en Transmilenio.
2. Victimización
Como era de esperarse, las variables que capturan la victimización de
los encuestados para diferentes delitos, tienen un impacto negativo en
las especif‌i caciones de los modelos estimados. Valga resaltar que la
victimización afecta de manera negativa la percepción de seguridad,
aunque varía entre los diferentes modelos. Por ejemplo, la victimiza-
ción por hurto a persona tiene un impacto negativo en la probabilidad de
sentirse seguro en el transporte público (buses, busetas y Transmilenio);
por su lado, la victimización por extorsión impacta de manera negativa
la probabilidad de sentirse seguro en el transporte público, así mismo
para el caso de los taxis. La victimización por violencia sexual y por
homicidio, por su parte, tienen un impacto negativo en la probabilidad
de sentirse seguro en el día y en los parques, respectivamente. Llama la
atención el hecho de que la victimización por intento fallido de algún
delito con agresión y sin agresión y por hurto a persona con agresión
inf‌l uyen de manera negativa en la casi totalidad de def‌i niciones de la
59
PRIMER SEMESTRE DE 2007, PP. 165-214.
DESARROLLO Y SOCIEDAD
203
variable dependiente. Por último, las víctimas de delitos en los que
se empleó algún tipo de arma ven ref‌l ejado este hecho en situaciones
específ‌i cas: el hurto a persona con arma impacta de forma negativa
el sentirse seguro en calles solitarias; y la victimización por hurto de
vehículo y por otros delitos con arma tienen incidencia negativa en el
hecho de sentirse seguro de noche.
3. Precauciones
Tomar precauciones de cualquier índole está asociado de manera
negativa con la probabilidad de sentirse seguro en la ciudad, sin im-
portar la especif‌i cación del modelo. Es más, una variable que captura
información sobre una precaución extrema como es el haberse ido o
pensar en irse del país explica, desde todas las def‌i niciones de la varia-
ble dependiente, el efecto negativo que tiene pensar en tomar este tipo
de medidas. Es de resaltar, igualmente, que la variable que captura el
hecho de tener seguridad adicional a la del lugar de residencia o lugar
de trabajo, que en los dos modelos iniciales presentó signos contrarios,
resulta signif‌i cativa en cuatro de los ocho modelos aquí presentados
y siempre ref‌l eja un impacto negativo en la percepción de seguridad.
Como se ha dicho anteriormente, las precauciones están estrechamente
ligadas al miedo y van de la mano de las variables que buscan capturar
el impacto de este fenómeno.
4. Miedo a un delito particular
Las variables que capturan las actitudes de la comunidad uniandina
frente al miedo como elemento decisivo en su percepción de seguridad,
están presentes en las ocho especif‌i caciones de los modelos, aquí pre-
sentadas, y siempre muestran su relación negativa con la probabilidad
de sentirse seguro en Bogotá. Es más, éste es el único módulo de la
encuesta para el cual todas sus variables resultan signif‌i cativas en al
menos una especif‌i cación del modelo y presentan siempre un signo
negativo. Estos modelos resaltan, desde una aproximación empírica,
que el miedo al crimen es lo que más incidencia tiene en la percepción
negativa de seguridad en Bogotá para los uniandinos.
204
Bogotá: ¿más crim en?, ¿más miedo?
Elvira María Restrepo y Álvaro José Moreno
5. Medios
Aunque en las dos regresiones iniciales que se hicieron, los medios
presentaron signos que llevan a interpretaciones ambiguas, lo cual va
de la mano con lo que se encuentra en la teoría; a partir de los ocho
ejercicios presentados en el cuadro 5 es posible obtener consideraciones
puntuales. Es así como a partir de estas regresiones es posible hablar
del impacto negativo de leer la prensa del país en la percepción de
seguridad de los uniandinos, frente a la relación positiva que se traduce
de los resultados de la variable que captura la información sobre leer
o ver noticias en canales internacionales. Por último, el impacto de las
cadenas de correo electrónico es nuevamente negativo, a la luz de los
ejercicios empíricos presentados, lo cual muestra que la percepción de
seguridad se ve afectada de manera negativa por la lectura y circulación
de este tipo de información a través de internet.
En el anexo 1 se incluyen los cálculos de los efectos marginales, pre-
sentados de manera gráf‌i ca, en los cuales se puede extraer con mayor
exactitud el impacto marginal que tienen las variables anteriormente
interpretadas en la percepción de seguridad de Bogotá de la comunidad
uniandina conforme a las ocho def‌i niciones ya mencionadas.
IV. Conclusiones
El miedo al crimen coexiste con el habitante de las urbes modernas.
Este estudio muestra la importancia del miedo al crimen en la forma-
ción de la percepción de seguridad de los uniandinos y pone de relieve
su impacto tanto para el análisis del crimen como para la formulación
de las políticas públicas. Es preciso destacar que hasta la fecha todos
estos temas han estado ausentes del análisis del crimen en la literatura
nacional.
La percepción de seguridad está más determinada por el miedo al
crimen que por la victimización o el riesgo de ser objeto de un cri-
men. Estos resultados descriptivos son similares a los encontrados en
la mayoría de las ciudades modernas, tanto en países desarrollados
como en vía de desarrollo, donde se han llevado a cabo estudios de
esta naturaleza desde diferentes disciplinas.
59
PRIMER SEMESTRE DE 2007, PP. 165-214.
DESARROLLO Y SOCIEDAD
205
Entre los resultados más relevantes de este estudio se destaca lo que
se ha denominado como efectos “burbuja”. Con este término se expli-
can dos fenómenos de importancia en la sensación de seguridad en la
administración Garzón frente a las tres administraciones precedentes:
primero, ser estudiante y ser joven (i.e., “burbuja social”) incide de
manera positiva en la sensación de seguridad, a pesar de que ésta es
la población más victimizada; y segundo, tener seguridad privada adi-
cional (i.e., “burbuja física”) incide de forma positiva en la sensación
de seguridad en el presente inmediato.
Es importante resaltar que en los resultados econométricos, las variables
que impactan de manera positiva en la probabilidad de sentirse más
seguro en los diferentes escenarios objeto de estudio, obedecen princi-
palmente a características inherentes a la naturaleza de los encuestados,
como género, edad y estrato; y, en consecuencia, son elementos en los
que, prácticamente, es imposible tener algún tipo de inf‌l uencia desde
la generación de políticas públicas. Por el contrario, aquellas variables
que tienen incidencia negativa en la percepción de los uniandinos per-
tenecen al campo de acción de las autoridades, desde donde se podrían
generar políticas concretas para luchar contra el miedo al crimen, que
por su naturaleza genera ausencia de civismo y solidaridad, dos factores
determinantes para luchar contra este estado emocional.
Desde un punto de vista estadístico, el miedo al crimen de la comunidad
uniandina en Bogotá parecería irracional porque no está fuertemente
correlacionado con la victimización. No obstante, en el estudio se
muestra que el miedo al crimen puede ser racional si se ha sido víctima
subjetiva de un crimen en el que hubo agresión o en el que se utilizó
algún tipo de arma. Por otro lado, también existe cierta racionalidad en
el comportamiento de las personas que han sido víctimas subjetivas de
crímenes violentos, pues éstas toman más precauciones y medidas más
extremas que las víctimas de crímenes de alto impacto y de quienes
no han sido víctimas de ningún delito.
Por lo general se piensa que los medios de comunicación inf‌l uyen de
forma negativa en la percepción del nivel de criminalidad. No obstante,
en el estudio se prueba que empíricamente no hay una relación causal
entre los medios y su impacto en la percepción de seguridad, resultado
que es consecuente con los hallazgos de la literatura especializada.
206
Bogotá: ¿más crim en?, ¿más miedo?
Elvira María Restrepo y Álvaro José Moreno
Además se corroboran creencias arraigadas en el tema del miedo, como
lo son la actitud de la población joven frente al riesgo de ser sujetos de
un delito y la mayor seguridad frente al crimen que sienten los hombres
respecto de las mujeres. Otro hallazgo relevante consiste en que entre
más precauciones se tomen, peor es la percepción de seguridad que
se tiene. Parafraseando a Marcuse, parecería que los “muros” en las
ciudades generaran más miedo que sensación de seguridad.
Finalmente se espera que este estudio contribuya a crear conciencia
sobre la importancia de investigar con mayor atención las mediciones
y el impacto del miedo al crimen en la criminalidad urbana. Sin lugar a
dudas, el siglo XXI presenta nuevos retos en materia de crimen, donde
la tendencia moderna es ponerle menos atención a las estadísticas
of‌i ciales que a la percepción que la gente tiene sobre el mismo, pues
de ésta última depende el éxito de las herramientas y políticas para
luchar ef‌i cazmente contra el crimen. Por ello, hoy más que nunca, las
estadísticas no deben ser el único instrumento para medir la seguridad
urbana dado que el crimen es una construcción social. Esto signif‌i ca que
en el fondo lo que la gente percibe como crimen, independientemente
de si lo reporta o no, depende principalmente de percepciones moldea-
das por su conocimiento o su grado de conocimiento, los medios, las
encuestas, las preocupaciones del público y las de los políticos.
Referencias
ALVAZZI DEL FRATE, A.; VAN DIJK, J.; VAN KESTEREN, J., and
MAYHHEW, P. (2003). “International crime victimization sur-
vey (ICVS)”, ICVS International Working Group, Netherlands:
University of Leiden/Turin, Italy: United Nations Interregional
Crime and Justice Research Institute (UNICRI), Ann Arbor, MI:
Inter-university Consortium for Political and Social Research.
ARIAS, E. and RODRIGUES, C. (2006). “Elections and economic
turbulence in Brazil: candidates, voters, and investors”, Latin
American Politics & Society, 48(4).
BANNISTER, J. and FYFE, N. (2001). “Fear and the city”, Urban
Studies, 38(5-6):807-13.
59
PRIMER SEMESTRE DE 2007, PP. 165-214.
DESARROLLO Y SOCIEDAD
207
BAZARGAN, M. (1994). “The effects of health, environmental, and
socio-psychological variables on fear of crime and its conse-
quences among urban black elderly individuals”, International
Journal of Aging and Human Development, 38(2):99-115.
BECKER, G. and RUBINSTEIN, Y. (2004). “Fear and the response
to terrorism: An economic analysis”, Working Paper, University
of Chicago.
BERTRAND, M. and MULLAINATHAN, S. (2001). “Do people
mean what they say? Implications for subjective survey data”,
American Economic Review, 91(2):67-72.
CHEVIGNY, P. (2003). “The populism of fear: Politics of crime in
the Americas”, Punishment & Society, 5(1).
CHIRICOS, T.; ESCHHOLZ, S., and GERTZ, M. (1997). “Crime,
news and fear of crime: Toward an identif‌i cation of audience
effects”, Social Problems, 44(3):342-57.
COY, M. and PÖHLER, M. (2002). “Gated communities in Latin
American megacities: case studies in Brazil and Argentina”,
Environment and Planning B: Planning and Design, 29(3).
CUÉLLAR, M. (2000). Colombia: un proyecto inconcluso, Univer-
sidad Externado de Colombia, Bogotá.
DAMASIO, A. (1999). The feeling of what happens, William Heine-
mann, London.
DAMMERT, L. and MALONE, M. F. (2003). “Fear of crime or fear
of life? Public insecurities in Chile”, Bulletin of Latin American
Research 22(1).
____ (2006). “Does it take a village? Policing strategies and fear of crime
in Latin America”, Latin American Politics & Society 48(4).
DITTON, D. and FARRAL, S. (eds.). (2000). The fear of crime, Al-
dershot, Ashgate.
208
Bogotá: ¿más crim en?, ¿más miedo?
Elvira María Restrepo y Álvaro José Moreno
DITTON, D.; CHADEE, D.; FARRALL, S.; GILCHRIST, E., and
BANNISTER, J. (2004). “From imitation to intimidation: A note
on the curious and changing relationship between the media, crime
and fear of crime”, British Journal of Criminology, 44:595-610.
DITTON, D. and CHADEE, D. (2005). “People’s perception of their
likely future risk of criminal victimization”, British Journal of
Criminology, 46:505-18.
ELLIN, N. (1996). Postmodern urbanism, Blackwell, London.
FARRALL, S.; BANNISTER, J.; DITTON, J., and GILCHRIST, E.
(1997). “Questioning the measurement of the fear of crime:
Findings from a major methodological study”, British Journal
of Criminology, 37:657-78.
FARRALL, S. and GADD, D. (2004). “Research note: The frequency of
the fear of crime”, British Journal of Criminology, 44:127-32.
FERRARO, K. (1995). Fear of crime, Albany: State University of
New York Press, New York.
GARLAND, D. (1996). “The limits of the sovereign state: Strategy
of crime control in contemporary society”, British Journal of
Criminology, 36:445-71.
GEBOTYS, R.; ROBERTS, J., and DASGUPTA, B. (1988). “News
media use and public perception of crime”, Canadian Journal
of Criminology, 30:3-16.
GERBNER, G. and GROSS, L. (1976). “Living with television: The
violence prof‌i le”, Journal of Communication, 26:173-99.
GÓMEZ BUENDÍA, H. (ed.). (1999). ¿Para dónde va Colombia?,
Bogotá, Tercer Mundo Editores.
GORDON, M. and HEATH, L. (1981). “The news business, crime,
and fear”, in D. A. Lewis (ed.), Reactions to crime, Sage Pub-
lications, Beverly Hills.
59
PRIMER SEMESTRE DE 2007, PP. 165-214.
DESARROLLO Y SOCIEDAD
209
GÜTH, W.; SCHMIDT, C., and SUTTER, M. (2007). “Bargaining
outside the lab: A newspaper experiment of a three-person ulti-
matum game”, The Economic Journal, 117(518):449–469.
HAGHIGHI, B. and SORENSEN, J. (1996). “America’s fear of crime”,
in: T. Flanagan y D. R. Longmire (eds.), American’s view crime
and justice: A national public opinion survey, Sage Publications,
Thousand Oaks.
HALE, C. (1996). “Fear of crime: A review of the literature”, Inter-
national Review of Victimology, 4:79-150.
HEATH, L. (1984). “Impact of newspaper crime reports on fear of
crime: Multimethodological investigation”, Journal of Person-
ality and Social Psychology, 47:263-76.
HEEB, A. (2002). DPhil Thesis, Oxford University, documento sin
publicar, citado con autorización del autor.
JACKSON, J. (2004). “Experience and expression: Social and culture
signif‌i cance in the fear of crime”, British Journal of Criminol-
ogy, 44:946-66.
JAEHNIG, W.; WEAVER, D., and FICO, F. (1981). “Reporting crime
and fearing crime communities”, Critical Studies in Mass Com-
munication, 7:129-46.
JOHNSON, B. and SHNEIDERMAN, B. (1991). “Treemaps: A space-
f‌i lling approach to the visualization of hierarchical information
structures”, Proceedings of the IEEE Information Visualization,
91, The Institute of Electrical and Electronics Engineers.
LANE, J. and MEEKER, J. (2003). “Ethnicity, information sources,
and fear of crime”, Deviant Behavior, 24:1-26.
LEMOINE, C. (1995). Las fuerzas de la opinión, Centro Nacional de
Consultoría, Bogotá.
210
Bogotá: ¿más crim en?, ¿más miedo?
Elvira María Restrepo y Álvaro José Moreno
MARCUSE, P. (1997). “The enclave, the citadel, and the ghetto”,
Urban Affairs Review, 33(2):228-64.
MERRY, S. (1981). Urban danger: Life in a neighborhood of strang-
ers, Temple University Press, Philadelphia.
O’BRIEN, M.; DENNY, D., and CABE, G. (2004). “Fear of violence
as an indicator of risk in probation work, its impact on staff
who work with known violent offenders”, British Journal of
Criminology, 44:113-26.
O’KEEFE, G. and REID-NASH, K. (1987). “Crime news and real-
world blues”, Communication Research, 14(2):147-63.
PERKINS, D. y TAYLOR, R. (1996). “Ecological assessments of com-
munity disorder”, American Journal of Community Psychology,
24(1):63-107.
REINER, R. (2000). “Media made criminality”, in M. Maguire, R.
Morgan, and R. Reiner (eds.), The Oxford Handbook of Crimi-
nology, Third Edition, Oxford University Press, Oxford.
____ (2002). “Media made criminality: The representation of crime
in the mass media”, in: M. Maguire, R. Morgan, and R. Reiner
(eds.), The Oxford Handbook of Criminology, Third Edition,
Oxford University Press, Oxford.
ROBIN, C. (2004). Fear: The history of a political idea, Oxford Uni-
versity Press, Oxford.
SCHRAMM, W.; LYLE, J., and PARKER, E. (1961). Television in the
lives of our children, Stanford University Press, Stanford.
SKOGAN, W. and MAXFIELD, M. (1981). Coping with crime: Individual
and neighborhood reactions, Sage Publications, Beverly Hills.
SUTTON, R. and FARRALL, S. (2005). “Gender, socially desirable
responding and the fear of crime”, British Journal of Criminol-
ogy, 45:212-24.
59
PRIMER SEMESTRE DE 2007, PP. 165-214.
DESARROLLO Y SOCIEDAD
211
VAN DER WURFF, A. and STRINGER, P. (1988). Safety in the built
environment, Spon, Portsmouth.
WARR, M. (2000). “Fear of crime in the United States: Avenues for
research and policy”, in: D. Duffee (ed.), Crime and justice,
Measurement and Analysis of Crime and Justice, Off‌i ce of Jus-
tice Programs, Washington, D. C.
WRIGHT, R. and MILLER, M. (2005). “Fear of crime”, in: R. Wright
and M. Miller in: (eds.), Encyclopedia of Criminology, Rout-
ledge, New York, London.
WILLIAMS, P. and DICKINSON, J. (1993). “Fear of crime: Read all
about it”, British Journal of Criminology, 33:33-56.
WILSON, J. Q. and KELLING, G. (1982). Broken windows: The police
and neighborhood safety. Atlantic Monthly, March.
212
Bogotá: ¿más crim en?, ¿más miedo?
Elvira María Restrepo y Álvaro José Moreno
Anexo 1
59
PRIMER SEMESTRE DE 2007, PP. 165-214.
DESARROLLO Y SOCIEDAD
213
214
Bogotá: ¿más crim en?, ¿más miedo?
Elvira María Restrepo y Álvaro José Moreno

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR