Buenas noches - 26 de Abril de 2013 - El Tiempo - Noticias - VLEX 433635850

Buenas noches

Todas las entrevistas que concedió la deidad digital, Arianna Huffington, terminaron en una bienaventuranza que, tal vez, ni ella misma pudo cumplir en Bogotá, asediada por la sociabilidad incontinente que nos caracteriza: hay que dormir bien. "Soy una evangelista a la hora de desconectarme, desestresarme y dormir más -dijo-, todas cosas muy importantes que están amenazadas por la cultura de la hiperconexión".

La fundadora del paradigmático The Huffington Post está atrapada en una paradoja: si la tecnología ha de servir para liberarnos y vivir mejor o si bit a bit está anillando una cadena para esclavizarnos. La misma Arianna pasa el día con cuatro Blackberry y su computador cambiando las nociones conocidas del periodismo, pero no duerme con monitores ni pantallas y apacigua el Smartphone lejos de su cabecera.

Poco a poco hemos ido perdiendo la noción de dormir bien. Primero, porque extendemos impune y ansiosamente nuestras horas de vigilia, y segundo, porque violamos con saña el lugar destinado para ello. La idea de dormitorio como un lugar reservado para el sueño y el descanso -dotado de una escenografía bucólica que el mercado especial de camas, sábanas, persianas, colchones y perendengues atiende con sofisticación- es más bien una quimera.

Porque allí hemos ido admitiendo una cantidad inesperada de intrusos. El libro bendito es uno de ellos. De leer en la sala nos fuimos a la cama, importunando cónyuges con la lucecita y el paso de las hojas. Allá llevamos el radio y el despertador, el iPod, y acordamos con la pareja hospedar el televisor y el aparato para...

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