Cada quien, su instrumento - 23 de Febrero de 2017 - El Tiempo - Noticias - VLEX 666974361

Cada quien, su instrumento

Se necesita una orquesta

Sergio Ramírez

Misha Dmitri Tippens Krushnic resulta demasiado complicado de retener o pronunciar, y no sirve para una estrella de la televisión; de modo que debemos hablar de Misha Collins, el actor de la serie Supernatural, en la que interpreta a Castiel, un ángel benefactor que tampoco tiene reparos en matar inocentes. Una vez, hace 15 años, vino a Nicaragua con un grupo de voluntarios, entre ellos su padre, que traían la misión de dotar de un laboratorio de computación a una escuela de secundaria para adultos en San Juan del Sur, un puerto turístico del Pacífico. Ahora Misha tiene una fundación, llamada Random Acts, que ha donado los fondos para levantar el primero de los edificios de esta escuela, que antes andaba posando en casas alquiladas. Se trata del Instituto Libre para Adultos, fundado por iniciativa de dos mujeres fuera de serie, Rosa Elena Bello, nacida en el propio puerto, y Margaret Morganroth, quien llegó a finales de los ochenta a crear una hermandad entre Newton, Massachusetts, y San Juan del Sur. El instituto, sin apoyo estatal, admite estudiantes que no tienen cabida en el sistema educativo público: madres solteras, jóvenes embarazadas, empleadas domésticas, pescadores, vendedores callejeros, peones agrícolas, que quieren salir del túnel de la pobreza. Muchos viven en zonas lejanas y son capaces de viajar kilómetros, cruzando ríos a pie, o a lomo de bestia, para asistir a las clases, como lo han hecho hoy para estar presentes en la inauguración del edificio. He sido invitado por Margaret para hablar en la ceremonia. Y el tema que he elegido es para mí una especie de parábola, la del solista y la orquesta. Empiezo diciendo que el nuestro es un país de contrastes, porque cuando Rubén Darío nació, en 1867, las guerras civiles y las pestes habían despoblado a Nicaragua, dejándola reducida a 150.000 habitantes, como resultó del censo que mandó a hacer el presidente Tomás Martínez, quien, preocupado de que los nicaragüenses fueran tan pocos, ordenó aumentar 100.000 almas más. Había solo 92 escuelas de primaria para varones en todo el país y 9 escuelas para niñas, y ya podemos...

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