Capítulo 4.2 La expresión de la argumentación judicial en la audiencia: la acción - Libro IV - Argumentación judicial del abogado - Libros y Revistas - VLEX 951517832

Capítulo 4.2 La expresión de la argumentación judicial en la audiencia: la acción

AutorFrançois Martineau
Páginas475-496
475
Capítulo 4.2
La expresión de la argumentación judicial
en la audiencia: la acción
Plan de capítulo
Sección 1 La importancia de la acción
Sección 2 La acción según la retórica tradicional
Sección 3 El comportamiento general del abogado en la audiencia
Denición
La palabra “acción” tiene su origen en el término “actuar”, que designa, por
un lado, el sentimiento interior del esfuerzo y la voluntad y, por otro lado, los
movimientos exteriores que son su manifestación.
En materia oratoria, la acción presenta estos sentidos y se centra sobre
todo en la inuencia que ejercen el movimiento del orador y su palabra en el
auditorio. En realidad, la acción signica para el abogado el acto de pronunciar
su alegato en conjunción con la expresión inseparable de las diversas partes
del rostro y los movimientos del cuerpo.
Cicerón dene la acción como la “elocuencia del cuerpo”.349
Sección 1
La importancia de la acción
4.2.1.1
La importancia de la acción. Es casi una banalidad insistir en la importancia
de la acción para la persuasión: un auditorio experimenta a veces una gran
emoción al escuchar un alegato, pero al mismo auditorio le puede costar
mucho reconocerlo al leerlo en un texto. Esto se debe a que la acción no está
349 Cicéron, De l’orateur, §55, p. 237.
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Argumentación judicial del abogado
presente durante la lectura. Se ha sostenido que la acción es al discurso lo que
el espíritu es al cuerpo. Sin la acción, el alegato corre el riesgo de carecer de
vida; las palabras se vuelven insípidas, pierden sus valores y las ideas carecen
de efecto.
Quintiliano sostenía: “No tengo problema en armar que un discurso
mediocre sostenido con todas las fuerzas y todos las cualidades de la acción
tendrá más efecto que el más bello de los discursos que esté desprovisto de
ellas (…) porque, suponiendo que las palabras tengan una fuerza considera-
ble por sí mismas, que la voz tenga una virtud particular que le comunique a
las cosas y que no haya en el gesto y en el movimiento del cuerpo una cierta
expresión, ¿no hay que aceptar que cuando todo eso conspira conjuntamente
debe formarse una cosa admirable y perfecta?”.350
Sección 2
La acción según la retórica tradicional
4.2.2.1
Según la retórica tradicional, la acción abarca tres partes que deben privile-
giarse: la pronunciación, el gesto y la memoria. La evocación rápida de algunos
de estos principios esenciales puede resultar muy útil, a pesar de las evolucio-
nes de la sociedad contemporánea. Teniendo en cuenta la diversidad de los
orígenes de los oradores, de su interés por preservar lo que puede considerarse
como algo espontáneo, teniendo en cuenta sobre todo el debilitamiento, no
tanto de la lengua francesa, sino de la exigencia de un respeto a la unidad,
no parece necesario insistir en un determinado número de puntos que, sin
embargo, formaban parte de los principios retóricos tradicionales, como, por
ejemplo, el hecho de deshacerse de los acentos regionales. Ya no estamos en
la época en la que se respetaba la recomendación del Diccionario de la Aca-
demia en el sentido de trabajar sin descanso para deshacerse de ese tipo de
acentos, que según dicha publicación eran un gran obstáculo para tener una
buena pronunciación e impedían hablar bien.
Por el contrario, sí vale la pena analizar lo concerniente al tono o los
gestos.
350 Quintilien, Institutions oratoires, , cap. 3.

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