Otra cara de la corrupción - 9 de Febrero de 2017 - El Tiempo - Noticias - VLEX 664503421

Otra cara de la corrupción

María Sol Navia v.*

La corrupción nos desbordó, se comió el país, y ya lo que sentimos es impotencia para lograr desterrarla. Sobran los escritos, las propuestas, los números de lo que representa, a tal punto que hay análisis que muestran que si la corrupción no fuera del tamaño que es, no se hubiera necesitado reforma tributaria. Es decir, todos perdemos y mucho. Pero quiero hablar sobre otra cara de ese horrible flagelo, que causa inmensos daños a la institucionalidad y a la confianza de la ciudadanía, y desde luego al erario público. Me refiero a los falsos testigos, que conllevan un terrible agravante, afectan o terminan con la vida de personas inocentes, inciden en los resultados de los procesos políticos, cambiando, en ocasiones, totalmente el devenir del país, y manchan cada día con mayor rigor la cara de la justicia. Los ejemplos sobran, empezando por todo lo que rodeó la investigación por la muerte de Luis Carlos Galán, la falsa imputación contra Alberto Jubis Hazbún, preso injustamente cuatro años, lo que finalmente acabó con su vida, o por el crimen contra Álvaro Gómez Hurtado, cuyo asesinato permanece en las tinieblas; en ambos casos, las investigaciones se desviaron a través de falsos testigos, logrando la impunidad y la oscuridad sobre todo lo que rodeó dichos magnicidios. Otro caso aberrante, y mucho más reciente, fue el que, a través de falsos testigos, involucró a Luis Alfredo Ramos, un líder indiscutible de origen antioqueño, que logró en su momento la mayor votación para el Senado de la República, convirtiéndose en presidente del órgano legislativo, exministro, exalcalde y exgobernador, con una carrera profesional y política brillante, con muy buenas posibilidades frente a una candidatura presidencial que ya estaba planteada. Fue acusado falsamente, privado de la libertad por más de tres años y, por consiguiente, separado de su familia, de su actividad profesional, sus ingresos y, desde luego, de la campaña política, sacándolo a codazos cuando podía haber sido una carta ganadora, y otros podrían haber sido los resultados de la campaña del 2014. ¿Quién le devuelve el tiempo perdido, quién le devuelve la honra...

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