Carlos Ardila Lülle, un visionario hecho a pulso
María paulina ortiz - editora de lecturasCarlos Ardila Lülle tenía 24 años cuando un pequeño frasco con esencia de manzana le cambió la vida. Llevaba algunos meses como administrador de Gaseosas Lux, en Cali. Hasta allá había llegado después de graduarse a los 20 años como ingeniero y casarse con María Eugenia Gaviria, hija de Antonio José Gaviria, dueño de la fábrica de gaseosas. Primero trabajó una corta etapa en la planta de Medellín, y ese tiempo le bastó para demostrarle a su suegro -y jefe- de qué material estaba hecho. Así que muy pronto fue ascendido como administrador y enviado a Cali con el fin de hacer crecer la empresa en esa ciudad. Fue allá donde un buen día se cruzó con un vendedor de extractos que le dio a oler aquella esencia. -¿Y eso para qué sirve? -le preguntó Ardila Lülle. -Para pastelería -le respondió el vendedor, que era de origen belga. En la cabeza de Ardila comenzó a rondar que podría servir para otra cosa: ¡para hacer una gaseosa con sabor a manzana! Era uno de sus sellos particulares desde entonces: el olfato especial para encontrar oportunidades. Muchos le dijeron que era una locura. En ese momento la fábrica Lux -que era una empresa pequeña, familiar, fundada en 1925- estaba concentrada en gaseosas con sabor a piña y naranja. Así, sin correr riesgos, podía existír al lado del gigante del sector, su gran competidor: Postobón. Era algo así como David y Goliat. Pero nada de eso lo intimidó. Ante las voces escépticas, Ardila Lülle mostró otro de los que serían sus rasgos: la perseverancia. A mediados de ese año, 1954, y después de probar y calibrar él mismo los sabores, terminó lanzando la gaseosa que sería un éxito para la marca familiar. La Manzanita Lux, como la llamó, "la primera gaseosa con sabor a manzana en el mundo, y la bebida que revolucionó el mercado", recordaría muchos años después. A partir de ese momento la historia de Carlos Ardila Lülle -que llegó a ser considerado uno de los magnates más ricos del mundo- no dejó de dar muestras de que se trataba de un hombre capaz de dar pasos de animal grande. Nacido en Bucaramanga el 4 de julio de 1930, era hijo de Carlos Ardila Durán y de Emma Lülle Llach, ambos también nacidos en el departamento de Santander. Estudió primaria y secundaria en el colegio San Pedro Claver, de formación jesuíta, en el que se graduó con 15 años y habiéndose destacado especialmente por sus capacidades para las matemáticas. Su padre, oriundo de Socorro, era un hombre dedicado al comercio y a la finca raíz. Su madre era hija de un inmigrante alemán que llegó a trabajar las tierras santandereanas. Una familia de clase media que soñaba con que su hijo tuviera un futuro profesional prometedor. Fue sobre todo su madre quien repetía que su hijo Carlos tenía todo el talento necesario para llegar...
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