El cementerio al que las casas y el comercio han ido acorralando - 14 de Noviembre de 2016 - El Tiempo - Noticias - VLEX 653135957

El cementerio al que las casas y el comercio han ido acorralando

Crónica

John Cerón Redactor de EL TIEMPO En Twitter@CeronBastidas Todos los días, Hilda Aurora González viuda de Velásquez, de 85 años, pasa por el cementerio Parroquial de Bosa, en el suroccidente de la ciudad. Allí visita los mausoleos en los que reposan los restos de sus allegados. En su mente tiene intactos los recuerdos de cómo era este camposanto cuando ella, aún niña, lo visitaba junto con su mamá y tías. “Las tumbas eran en tierra y estaba en medio de cultivos de cebada, trigo y maíz. Hoy está rodeado de casas, negocios y comercio”, asegura. Dentro del cementerio señala un pequeño cuarto construido en ladrillo prensado que rodean algunas bóvedas. “Ahí está nuestro mausoleo. Mi hermano es el último que falleció, de eso ya hace 5 años, sus cenizas están en ese cajoncito de madera –señala al interior del panteón familiar–. Mi mamá, mi papá y la abuela están en la parte de abajo, ellos fueron sepultados en tierra. También están mi esposo y mi hijo”, recuerda Hilda Aurora. Según cuenta, es descendiente directa de los primeros pobladores indígenas de la localidad, que hasta la mitad del siglo XX fue municipio de Cundinamarca. Pero como este panteón de los González también están los de otros pobladores que pertenecieron a la comunidad muisca, y con sus apellidos originarios, como los Orobajo, Buenhombre, Tunjo, Chiguasuque y Neuta. Crucifijos en estilos romano, franciscano, rectos, romanos y bizantinos adornan las partes superiores de estas criptas. “Ellos fueron los primeros en ocupar este lugar y el reflejo de ello son los apellidos que figuran en las lápidas. Este cementerio es de semialtura y muchas tumbas están en tierra y tienen forma de sarcófagos. La particularidad es que estas figuras en piedra fueron hechas a mano por artesanos y hoy son patrimonio del cementerio y no se pueden modificar”, asegura Wílmer García Flórez, cura de la parroquia de San Bernardino de Bosa, adscrita a la arquidiócesis de Soacha y responsable del camposanto desde hace varios años. La construcción data de 1844, según los archivos que reposan en la iglesia. El terreno fue donado por los indígenas y está ubicado a un kilómetro de distancia de la iglesia que está en el parque fundacional de esta localidad. “Para la época, era un camino largo que había que transitar a pie desde la iglesia”, recuerda Hilda Aurora. “Hoy es más fácil llegar porque hay carros y vías”, complementa. En el recorrido por el lugar se pueden observar dos espacios en los que se...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR