Centenario de un almirante - 14 de Enero de 2017 - El Tiempo - Noticias - VLEX 657931341

Centenario de un almirante

Augusto Porto A. José Porto M. Especial para EL TIEMPO Hoy se cumplen 100 años del natalicio del primer oficial de insignia egresado de la Escuela Naval de Cadetes Almirante Padilla: el almirante Augusto Porto Herrera, quien nació en Cartagena de Indias y a sus 18 años atendió el llamado de Patria para servir durante 31 años en la Armada Nacional. El conflicto con Perú (1932-1933) dejó, entre sus lecciones aprendidas, la necesidad de contar con una Armada como fuerza independiente, ya que los buques empleados en la contienda habían sido adquiridos de afán y fueron tripulados por oficiales del Ejército y marineros civiles, quienes, a pesar de que sirvieron con heroísmo, no representaban una solución a largo plazo. Es así como en 1935 se iniciaron las gestiones para abrir nuevamente una Escuela Naval de Oficiales en el país. Se contó entonces con la asesoría de la Armada inglesa, liderada por el capitán Ralph Douglas Binney, y ese mismo año, mediante el Decreto 712 del 13 abril, se creó la Escuela Naval de Cadetes Almirante Padilla, que integró en su primer contingente a los aspirantes Orlando Lemaitre Torres y Augusto Porto Herrera. Paralelo a la graduación de este contingente de pioneros, en Europa empezaban a soplar vientos hostiles que pronto desencadenarían en la Segunda Guerra Mundial. Lo que en principio parecía un conflicto bélico lejano, pronto afectó a Colombia por su posición estratégica y cercanía a la principal línea de comunicación marítima de América: el Canal de Panamá, un paso estratégico por donde fluiría la logística de guerra de Estados Unidos. La Alemania nazi, consciente de la importancia de ganar el control marítimo en este punto geográfico y contar con América del Sur como eventual fuente de recursos, envió un número importante de submarinos U-boat a la costa norte de Colombia. Para ese momento, el teniente de corbeta Augusto Porto Herrera, como parte de una actividad de inteligencia, observó una inconsistencia: el combustible que requerían para sus actividades marítimas las goletas y embarcaciones de cabotaje que zarpaban de Cartagena era mayor al que estaban transportando. Este avistamiento generó en el oficial la inquietud de saber cuál era el destino final del combustible sobrante. Luego de un detallado seguimiento, el teniente Porto descubrió que algunas embarcaciones estaban suministrando el carburante sobrante y víveres a los submarinos alemanes que amenazaban el tráfico marítimo del Canal de Panamá. El oficial...

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