La ciencia económica en tiempos de crisis - Núm. 64, Junio 2017 - Apuntes del CENES - Libros y Revistas - VLEX 691283077

La ciencia económica en tiempos de crisis

AutorWilliam Orlando Prieto Bustos, Joan Miguel Tejedor Estupiñán
CargoMagíster en Economía y economista. Docente de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad Católica de Colombia/Economics, magíster en Derechos Humanos y economista. Docente de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad Católica de Colombia

Fecha de recepción: 20 de marzo de 2017

Fecha de aprobación: 25 de mayo de 2017

Introducción

La economía parece estar ad portas de una revolución científica que requiere de un cambio del actual paradigma que orienta la política económica. Lo anterior ha traído como consecuencia una tensión en el ejercicio profesional que intenta articular un interés privado que define sus resultados, con un interés público que define su credibilidad. Dichas tensiones han ocasionado fallas sistemáticas en la profesión, que están modificando la relación entre el sujeto y el objeto de la ciencia económica, y entre el sujeto y los procedimientos a través de los cuales estudia el objeto en condiciones de incertidumbre.

El presente documento analiza políticas, normas y directrices institucionales de la profesión de economista para una muestra de diez países: Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú, Argentina, México, Costa Rica, Estados Unidos e Inglaterra. La discusión se presenta en torno al cambio de paradigma científico en la economía posterior a la crisis financiera de 2007, sugerido por autores como Galbraith (2010), Stiglitz (2008), Buiter (2009), Kaletsky (2009), Colanderet al. (2009), Krugman (2009), Freeman (2009), Mayer (2009), DeMartino (2005), y Herman y Flecker (2003). En particular, se discute críticamente el ejercicio de la profesión desde las tensiones que sugiere la importancia de la economía en el orden institucional que afecta la distribución y la producción de bienes y servicios y el interés público que suscitan los resultados de diferentes órdenes económicos sobre el bienestar de la sociedad.

El documento está dividido en cuatro secciones; en la primera se presenta la relación entre prestigio y credibilidad de la profesión e interés público, a partir de las definiciones de la profesión propuestas por la Organización Internación del Trabajo (O.I.T.). En la segunda sección se discute la regulación que presupone la confusión del interés público y el interés privado, implementando una metodología de análisis comparativo a través de un contraste analítico de las regulaciones y códigos de comportamiento profesional de los diez países que conforman la muestra por conveniencia propuesta de estudio. La muestra fue seleccionada sobre los desarrollos en ética de la economía, y la importancia de la definición de un enfoque ético en la configuración de un paradigma tanto teórico como aplicado de una economía del desarrollo en América Latina. La tercera sección propone una discusión de los resultados del análisis comparativo, a partir del principio de racionalidad económica que sostiene el diseño de políticas públicas para corregir la falla de mercado que ocasiona la información incompleta acerca de la calidad de los servicios profesionales de los economistas. Finalmente se presentan las principales conclusiones.

Credibilidad de la profesión e interés público

Nunca antes el conocimiento había experimentado una expansión tan significativa como en las sociedades posfordianas de la información. El conocimiento, ligado estrechamente al surgimiento de habilidades y destrezas en el quehacer humano, es el núcleo constitutivo per se de una profesión fundada sobre un ejercicio científico. De acuerdo con Bejarano (1999), quien define una profesión como la aplicación práctica y rutinaria de un conocimiento, se hace necesario un análisis de los componentes sociológicos que se estructuran en torno al contexto del ejercicio profesional, el prestigio y la influencia de la profesión en la sociedad. En tal definición de una profesión sobresalen dos características. En primera instancia, la existencia de un monopolio sobre un contenido de conocimiento formal, susceptible de ser aplicado en la práctica. En segunda instancia, la ocurrencia de un monopolio sobre un mercado de servicios profesionales relacionados.

Teniendo en cuenta lo anterior, desde la perspectiva sociológica, el proceso de formalización de una profesión, según Bejarano (1999), puede describirse en tres fases. En la primera fase ocurren aprendizajes formales e informales. En la segunda y como consecuencia de la anterior aparecen formas organizativas tales como las organizaciones de enseñanza y organizaciones de agremiación de profesionales que controlan el acceso a la profesión con la correspondiente estandarización, y la emisión de licencias para ejercer en términos del uso teórico y práctico del conocimiento especializado. En la tercera fase aparecen condiciones legales del desempeño laboral a partir de una evaluación del impacto de la monopolización del ejercicio profesional sobre la acción profesional. En tal sentido, el prestigio social de la profesión per se y en relación con el mercado laboral representa un correlato del desarrollo de las tres fases de la profesionalización.

La actividad profesional supone la interrelación entre el sujeto que posee el conocimiento y un objeto a través del cual se expresa el conocimiento que otorga la profesión. Superpuesta en un marco social, la definición de profesión está sujeta a una responsabilidad social que supera el interés privado que la origina, y establece su prestigio y credibilidad. Ogus (1994) describe la importancia de la integridad profesional1 en la formación de prestigio y credibilidad al definir una profesión como una ocupación que requiere especialización de habilidades y destrezas, las cuales son adquiridas a través de entrenamiento intelectual, cuya prestación de servicios se realiza con alto grado de integridad y se rige por una relación de contraprestación con un usuario.

Como profesión, la economía estudia las acciones desarrolladas por el ser humano para satisfacer necesidades con un uso racional de recursos escasos. Por lo tanto, el conocimiento especializado surge como consecuencia de la observación directa de los procesos históricos, desde una perspectiva materialista de la producción, la distribución y el consumo. El más alto nivel de capacitación ocurre a partir de la formación en teoría económica que se sustenta mediante la aplicación de un método científico2 basado en la observación, la descripción, la formulación de hipótesis, la demostración o la comparación de las hipótesis, y la comparación universal. Debido a que “su materia prima está ligada a intereses e ideologías” (Allais, 1978, p. 24.), la economía no es considerada una ciencia formal. A diferencia de las matemáticas en donde la demostración equivale a la experimentación, la construcción de conocimiento económico requiere del examen de la evidencia empírica para considerarse materia de la profesión.

La etimología del término economía hace referencia a la actividad relacionada con la administración de un recurso privado. Los griegos denominaban oikos a la casa habitada por un administrador nemo, cuya capacidad administrativa de los recursos privados dio origen a la actividad económica de la cual se deriva la palabra economía. Desde 1615, cuando Antonio de Montchretien afirmó que la ciencia de la administración del recurso privado era la ciencia de la administración del recurso público, en cuanto el Estado, al igual que la familia, administraba una riqueza colectiva en un espacio común, la economía incorporó el adjetivo política para extender el significado al ámbito público. Posteriormente, con la aparición en 1776 de la Riqueza de las Naciones, obra cumbre de Adam Smith (1776), la economía inicia un proceso orientado a la explicación de la escasez y la acumulación material que persiste hasta nuestros días.

Cuando Bejarano (1999) describe los antecedentes de la profesión de economista, destaca aspectos institucionales internacionales y nacionales en la formalización de la profesión en el mundo y en Colombia. En el ámbito internacional sobresale la aparición de las escuelas de economía en 1895, posterior a la aparición de las primeras agremiaciones de economistas en 1795. Mientras tanto, en Colombia, la fase preformal y la fase de enseñanza formal fueron subsidiarias de otras ramas de formación académica, la profesionalización tuvo un alto componente autodidacta, marcado por una fuerte relación con la ingeniería y el derecho. La institucionalización del conocimiento fue lograda gracias a la implementación de misiones tales como la misión Kemerer en 1930, la misión Currie de 1950, las misiones de la Cepal 1954 y 1958 y la misión Lebrett (1955), que permitieron la superación de la enseñanza informal, consolidando el proceso de profesionalización de la ciencia económica en Colombia.

En la actualidad, la dificultad más evidente de la profesión radica en la creciente importancia del interés público en la práctica del conocimiento, el cual se construye en el interior de la ciencia económica. La percepción de la sociedad con relación a la profesión, bien puede localizarse en dos extremos opuestos; en el primero, los economistas adquieren un rótulo de expertos que disponen de un conocimiento especializado que afecta la fortuna y la pobreza de la sociedad sobre la cual se dispone el bienestar social; en el segundo, los economistas son considerados un clan privilegiado y excluyente, poseedor de un conocimiento particular utilizado para priorizar el interés privado sobre el interés público3. La tensión de percepción de la opinión pública en los dos extremos genera cuatro tipos de conflictos para la profesión4 del economista:

  1. El público, en general, puede tener expectativas no razonables acerca de lo que puede o no alcanzar el análisis económico y la política económica en términos del bienestar individual y colectivo, debido a la existencia de incertidumbre e instituciones que median los arreglos económicos dispuestos en el mercado.

  2. El público, en general, es excluido de la comprensión de los aportes y desventajas más relevantes de alternativas económicas...

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