Colombia le apunta a la ciencia en la Antártida - 26 de Enero de 2017 - El Tiempo - Noticias - VLEX 662289589

Colombia le apunta a la ciencia en la Antártida

Vestidos con un grueso traje protector naranja y tapados hasta los ojos con cuellos de lanilla, Andrés Franco, profesor de biología marina de la Universidad Jorge Tadeo Lozano y Manuel Garrido, de Invemar, apoyados por personal de la Dirección General Marítima, aguardan pacientemente las redes que traen su muestra de plancton desde los -600 metros de profundidad, en la popa del ARC 20 de Julio. El buque se ha detenido en medio del estrecho de Gerlache, que separa la península Antártica de una espectacular cadena de islas montañosas. Aquí no hay suaves laderas, sino agresivas paredes de basalto cubiertas casi totalmente de nieve y ríos de hielo azuloso. Es un paisaje alienígena, intimidante, diferente de todo lo que uno pueda hallar en el resto del planeta. El día de hoy está especialmente atroz: 0,4 grados centígrados, nieve, baja visibilidad, vientos sostenidos, oleaje. Con cada hora que pasa, el frío penetra en los dedos enguantados, haciéndolos doler primero y entumeciéndolos después. La nieve se mete en los ojos, los sentidos se embotan y el viento castiga el alma. La toma de muestras en esta estación oceanográfica durará cuatro horas. Apenas han pasado 30 minutos. Casi inmediatamente hay que comenzar con la que sigue. El capitán de navío Ricardo Torres, doctor en ciencias del océano y coordinador científico de la expedición, no pierde puntada del proceso. Él es el puente entre la Armada y los investigadores, y el arquitecto de la ambiciosa agenda, que en buena parte es un seguimiento de la primera expedición. Es imposible quejarse del frío: la Antártida le ha regalado a esta tercera Expedición Colombiana al menos diez días de buen clima. Además, ¿qué son unas horas de frío comparadas con el tesoro en materia de muestras de agua, plancton vegetal, animal y huevos de peces del fin del mundo? El análisis químico, físico y biológico de todas estas muestras revelará lo que los científicos llaman las ‘teleconexiones’ entre Colombia y la Antártida: hilos invisibles que nos unen irremediablemente con el continente de hielo. Por ejemplo, el agua. Allá abajo, a 500 y 1.000 metros de profundidad frente a las costas del norte de Suramérica, hay masas de agua fría rica en oxígeno y baja en sal que provienen de la Antártida. Los datos son recogidos por un CTD, un delicado instrumento que baja hasta el abismo suspendido de un winche. “Es como tomarle una radiografía al mar”, dice José Luis Payares, estudiante de maestría en oceanografía de la Escuela...

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