Compliance - Núm. 4, Junio 2021 - Industria Legal - Libros y Revistas - VLEX 870554128

Compliance

AutorAlejandro Mejía
Páginas26-27
Industria Legal
amejia@cmmlegal.co
Alejandro Mejía
Carrera 17, Número 89-31, Oficina 403, Bogotá
www.cmmlegal.co
Uno de los principales reclamos de las
manifestaciones colectivas que se han
presentado en los últimos meses en Colombia
es la exigencia al Estado de cambios palpables
frente a la corrupción histórica y una
modificación propicia para contribuir a la
solución del problema, y pocos se han atrevido
a plantearlo así, es la implementación de un
programa de compliance para entidades
públicas. Se sabe que estos sistemas no son
garantía para evitar corruptelas, pero sin duda,
son un paso correcto para la prevención de este
tipo de comportamientos.
De todas las ventajas que trae un programa
de compliance, la principal proviene de la
construcción de una cultura de cumplimiento y
legalidad en el ADN de las organizaciones. Esto
es indiferente a su naturaleza pública o privada.
Incluso, trasciende a la posición ideológica del
gobierno de turno: se trate de izquierda,
derecha o centro, nadie discute la aspiración a
tener una sociedad más transparente y menos
corrupta.
Si la ‘cultura’ es entendida como un conjunto
de conocimientos e ideas adquiridos que se
afianzan en una colectividad, esta se puede
crear desde valores negativos como también
positivos. Así, al cimentar sobre las entidades
públicas códigos de conducta, medidas de
vigilancia, mapas de riesgo y estándares de
cumplimiento en materia de legalidad y
moralidad administrativa, se empezaría a tejer
una verdadera cultura de la legalidad desde lo
público, contribuyendo con el propósito inicial.
La principal ventaja de esta idea proviene
desde lo simple: el efecto positivo no se
desprende del programa en sí mismo -que por
supuesto acarrea ventajas enormes- sino que al
someter a las entidades públicas a auscultar y
entender cómo sus empleados se enfrentan a
decisiones deshonestas y qué afecta su
proceso de toma de decisiones en ese sentido,
puede ser la pieza clave a fomentar la
transparencia, actuando sobre la raíz de los
problemas.
No suena utópico que las entidades públicas
fomenten la adopción de programas de compliance
para prevenir la corrupción. Sería interesante que
una, con amplio presupuesto y suficiente riesgo,
emprendiera un piloto. Sin embargo, al igual a como
sucede con las empresas del sector privado, es
fundamental que estos programas no sean
cosméticos. Que tengan un oficial capacitado, que
cuente con los recursos humanos y económicos
necesarios para desempeñar su labor, y que tenga el
compromiso irrestricto de la alta dirección.
COMPLIANCE
Public Compliance. Un Paso Hacia la
Solución.

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