El compositor del río - 24 de Marzo de 2015 - El Tiempo - Noticias - VLEX 562095686

El compositor del río

Catalina Oquendo B. Cultura y Entretenimiento La escena podría ocurrir cualquier mañana ardiente en El Banco (Magdalena): José Barros, sentado en su mecedora de espaldas a la ventana, escribía en un pentagrama enorme, tachaba, tarareaba, silbaba, seguía las melodías con sus dedos largos y, de repente, gritaba: –¡Veruuu!, ¿amor se escribe con h o sin h? –Ay, papá, pasito que lo van a escuchar. Quién sabe si era su espíritu socarrón, pero el hombre que escribió las más desgarradas canciones de amor, como Pesares o la enamorada Momposina, el poeta que inmortalizó a una piragua que llegaba a las playas de amor de Chimichagua, el compositor de los pescadores y del río, ese mismo, tenía mala ortografía. “No sé, es que mi papá fue una persona de contradicciones. Yo creo que a veces lo hacía a propósito, porque tenía un vocabulario enorme y escribía bellísimo”, dice su hija Veruschka Barros, quien ha asumido uno de los muchos legados de José Barros, el Festival de Cumbia. De que escribía bellísimo y que era gran creador de imágenes, dan cuenta más de 700 canciones registradas, poesías que se convirtieron en canción, como esa que inmortalizó la faena de los pescadores: “El pescador habla con la luna/ El pescador habla con la playa/ El pescador… no tiene fortuna/ Solo su atarraya”. Un andariego que, sin embargo, decidió establecerse en su pueblo natal; un hombre prolijo, siempre de camisa y corbata, pese al inclemente calor de El Banco; un hombre parco que lograba enamorarlas a todas con sus letras, un papá que no decía ‘te quiero’, pero que se hizo cargo de tres hijos como madre y padre. Un costeño que escribió tangos, rancheras y valses peruanos. Un hombre jodido, como dicen algunos, una contradicción. Pero solo de un hombre así, de esos que no encajan en los cánones ni en los prejuicios, podrían haber salido las canciones más icónicas de este país, que celebra los 100 años de su nacimiento, un 21 de marzo de 1915. *** El Banco es un lugar rodeado de agua. Del río Magdalena, bañado también por el río Cesar y la ciénaga de Zapatosa, un “viejo puerto”, donde hoy el desempleo cabalga en mototaxi y la brisa se quedó anclada en otro pueblo. Un pueblo de gente que conversa en los zaguanes de las casas en sillas mecedoras, de pescadores que hurgan en las profundidades del río y amaneceres rojos. Por sus calles, pero en 1920, el niño José Benito Barros Palomino, enjuto y necio, como recordaba su hermano, Adriano Barros, comenzó sus andanzas con la “barra”...

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