De la Convención sobre el Futuro de Europa de 2001 a la Conferencia sobre el Futuro de Europa de 2021: veinte años de ejercicios de democracia participativa y deliberativa en la Unión Europea. Potencialidades y desafíos para el regionalismo latinoamericano - Institucionalidad y cambio climático en el futuro de la integración europea y latinoamericana - Libros y Revistas - VLEX 976922788

De la Convención sobre el Futuro de Europa de 2001 a la Conferencia sobre el Futuro de Europa de 2021: veinte años de ejercicios de democracia participativa y deliberativa en la Unión Europea. Potencialidades y desafíos para el regionalismo latinoamericano

AutorMaría Victoria Álvarez
Páginas19-51
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Capítulo 1
De la Convención sobre el Futuro
de Europa de 2001 a la Conferencia
sobre el Futuro de Europa de 2021:
veinte años de ejercicios de democracia
participativa y deliberativa en la Unión
Europea. Potencialidades y desafíos
para el regionalismo latinoamericano
María Victoria Álvarez
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Álvarez, M. V. (). De la Convención sobre el Futuro de Europa de  a la Conferencia
sobre el Futuro de Europa de : veinte años de ejercicios de democracia participativa
y deliberativa en la Unión Europea. Potencialidades y desafíos para el regionalismo
latinoamericano. En C. Molina del Pozo y E. Vieira Posada (Eds.), Institucionalidad y cambio
climático en el futuro de la integración europea y latinoamericana (vol. , pp. -). Ediciones
Universidad Cooperativa de Colombia y Editorial de la Universidad de Alcalá. https://doi.
org/./
Introducción
La Unión Europea () no es un Estado y, por lo tanto, no se le pue-
den aplicar los criterios establecidos y probados para las democracias
estatales (Micossi, ). Tal como arma Dahl (), las organizaciones
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Inst Itu cIo nal Ida d y ca mbI o cl Imát Ico en e l fu tur o de la I nte gra cIó n
internacionales de cooperación e integración son asociaciones que los Esta-
dos crean para alcanzar objetivos comunes, pero no se han planteado como
sistemas que respondan a características democráticas. Se caracterizan por
ser regímenes de negociación burocrática que no pueden garantizar el con-
trol popular sobre sus decisiones y sus políticas.
Por tanto, en materia de gobernanza, la  incurre en décits en la parti-
cipación efectiva de los ciudadanos en el debate y en la jación de la agenda
política y en su control, lo que entre los expertos se conoce como “décit
democrático”. La literatura sobre el décit democrático en la  destaca
por su heterogeneidad. No hay unanimidad entre los especialistas respecto
a qué dene al décit democrático en el marco de la . Incluso la pregun-
ta central en cuanto a si realmente existe un décit democrático sigue sin
resolverse. No es de extrañar, entonces, que haya diferentes entendimientos
en torno a este concepto. El punto, en realidad, es que el décit se dene de
acuerdo con qué ideal democrático se elige (Jensen, ).
Pese a estos disensos, pueden distinguirse tres versiones extendidas del
décit democrático de la : los ciudadanos no pueden remover ecazmen-
te del cargo a los representantes a nivel de la  hasta las elecciones, dada
la falta de competencia partidaria y la insuciencia de los mecanismos de
rendición de cuentas; la  está “lejos de sus ciudadanos”, en el sentido en
que los ciudadanos no entienden a la  ni se identican con ella y, por lo
tanto, sienten que no tienen poder sobre la política europea; y la  no está
dotada de una esfera pública independiente donde la sociedad civil pueda
participar en una deliberación pública libre e igualitaria que, a su vez, infor-
me al debate político en las instituciones de la  y, en última instancia, al
proceso de elaboración de políticas (Tsakatika, ).
Estas ideas están en consonancia con Dahl (), quien consideraba a
la democracia como un sistema de participación efectiva e igualitaria en las
decisiones colectivas de todos los que están sujetos a esas decisiones, que
asegura el control popular sobre las políticas y decisiones gubernamentales.
Un sistema democrático debe, por tanto, permitir a los ciudadanos conocer
y entender los asuntos cívicos y tener el control sobre la agenda decisoria;
debe constar de un proceso ordenado y pacíco a través del cual una mayo-
ría de ciudadanos pueda inducir al gobierno a hacer lo que quiere y a evitar
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De la Convención sobre el Futuro de Europa de 2001
lo que no quiere (Dahl, ). Resumiendo, los elementos clave serían la
participación efectiva e igualitaria de la ciudadanía a partir del voto, la com-
prensión informada de los asuntos que trata la entidad política, el control
de la agenda política y la inclusividad.
Sin entrar a considerar cuestiones de intervención electoral directa, los
temas centrales en la discusión en este trabajo se inspiran en la comprensión
de los asuntos que trata la : el control de la agenda política y la inclusivi-
dad, en los que las instituciones europeas han llevado adelante algunas prác-
ticas democratizadoras. De hecho, ha sido usual, en las últimas décadas, en
el marco de la , el llamado a realizar ejercicios de democracia participativa
y deliberativa, especialmente, cuando la complejidad de las circunstancias
conduce a los líderes europeos a la perplejidad.
Por ejemplo, ya para los primeros años del siglo  la  comenzó una
reexión de largo aliento sobre su futuro, pues se encontraba, según armó
el Consejo Europeo en la Declaración de Laeken de , ante una “encru-
cijada, en un punto de inexión de su existencia” ( p. ) y advirtió que debía
afrontar prioritariamente dos retos, uno interno y otro externo (Consejo
Europeo, ). Dentro de la Unión, se consideraba que era preciso aproxi-
mar las instituciones europeas al ciudadano. Los ciudadanos deseaban unas
instituciones europeas menos lentas y rígidas y más ecientes y transparen-
tes. Fuera de las fronteras, la  se encontraba ante un mundo en rápida
evolución y globalizado en shock por los atentados del -S.
La  buscaba incluir a la ciudadanía en la reexión sobre su futuro: posi-
bilitar su participación y escuchar sus opiniones y propuestas respecto de los
retos identicados. Así, introdujo una innovadora fase preparatoria previa
a la convocatoria de la Conferencia Intergubernamental (), que es la
forma tradicional de reformar los Tratados. Tal fase preparatoria respondía
a las exigencias de incorporar a la ciudadanía en el camino de construcción
de la integración europea, crear un espacio deliberativo en el que pudieran
conuir todos los actores del proceso de construcción europea y, además,
tuvieran oportunidad de incidir directamente en el debate.
Dos décadas después, la Comisión Europea convocó a una Conferencia
sobre el Futuro de Europa. La conferencia se inició en un momento también

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