Entre la corrección y la inquisición - 15 de Marzo de 2023 - El Tiempo - Noticias - VLEX 925513881

Entre la corrección y la inquisición

Parece mentira que en pleno siglo XXI estemos discutiendo si se deben reescribir términos o pasajes de obras literarias porque a algunos les parecen ‘incorrectas’. Al comienzo, no creí que nos estuvieran hablando en serio. ¿A qué horas llegamos a estos extremos? Y aunque no es una propuesta nueva ni muy reciente, la polémica se ha intensificado desde que la editorial Puffin anunció hace unas semanas que había resuelto modificar apartes de libros icónicos del escritor británico Roald Dahl, como Matilda o Charlie y la fábrica de chocolate, con el fin de no herir la sensibilidad de ciertos lectores, que podrían sentirse ofendidos con algunas palabras o expresiones. Háganme el favor... A la luz de esas consideraciones deben ser pocos los textos que logren resistir el paso del tiempo; empezando por obras universalmente conocidas como la Biblia, que tocaría revisar de pasta a pasta, debido a la alta cantidad de escenas, lenguaje y mensajes clasistas, machistas, eróticos, racistas y discriminatorios que los ángeles de la corrección política y moral pueden encontrar en sus páginas. Y aquí tendríamos que ponernos a examinar y reescribir desde el himno nacional -clasificado en 2012 por The Telegraph como el sexto más horrible del mundo- hasta la Constitución; pasando por toda suerte de libros, canciones o películas que deben ser bocatto di cardinale para los adalides de la cultura de la cancelación. Las fábulas de Rafael Pombo, por ejemplo, tendrían que ser objeto de una intensa profilaxis, pues su vocabulario no se ajusta a las reglas de este nuevo orden gramático-social. Sin ir muy lejos, el título de La pobre viejecita resultaría inaceptable, pues usar el adjetivo ‘pobre’ podría denotar una cierta proclividad a la aporofobia, cosa a todas luces inaceptable hoy en día, y ‘viejecita’ es un vocablo que puede ofender a algunas personas mayores. Así las cosas, esta obra tendría que pasar a denominarse: La señora de la tercera edad en estado de vulnerabilidad económica. Y qué decir de...

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