¿Corremos el riesgo de una desmoralización del Ejército?
María Isabel Rueda
Especial para EL TIEMPO
Hace 15 días usted asumió como presidente del Cuerpo de Generales y Almirantes de la Reserva Activa de las Fuerzas Militares. ¿Para qué sirve esta entidad? Llevamos funcionando unos 20 años, y nuestra primera función es analizar permanentemente el estado de la seguridad y de la defensa nacional. Y en lo posible, hacerle recomendaciones al Presidente. Y asesorar al general Jorge Enrique Mora, según tengo entendido, en sus funciones como negociador en La Habana... Esa es la idea. Aquí tratamos de encontrar temas de consenso, pero si no se puede, porque hay muchos matices, los aprobamos por mayoría. Somos 180 miembros, entre generales y almirantes. Los tres asesores del general Mora nos representan y le llevan nuestras ideas. ¿Los tres asesores que renunciaron? ¿Ahora sí podemos saber por qué? Porque el señor Presidente determinó cambiar el rol del general Mora, y encargarlo de visitar cuarteles y hablar con las tropas, algo que habría podido hacer sin retirarse de La Habana. Era muy obvio que se trataba de alejarlo de la mesa. Estos generales, al quedarse sin oficio, renunciaron. Pero ya volvieron, porque el general Mora también volvió a la mesa de negociación. Usted fue segundo a bordo cuando el general Mora fue comandante de las Fuerzas Militares. Lo conoce muy bien. ¿Mejor tenerlo dentro de las negociaciones? Es mejor estar adentro que estar afuera. No solo confiamos en el general Mora. También en el general Zamudio y en la doctora Marta Lucía Ramírez, que integran esa subcomisión creada por el Gobierno, porque desde ahí pueden aportar ideas, así como nosotros, los generales y almirantes en retiro. Déjeme hacerle la pregunta más respetuosa del mundo, porque respeto mucho su labor, pero ¿los generales y los almirantes en retiro, como su nombre lo indica, no se deben retirar? Uno sigue con el corazoncito en camuflado. El sentimiento patrio es muy elevado en las personas que han durado 30, 40 años en servicio, que han estado dispuestos a entregar su vida, la de su familia, que han expuesto su integridad física por una causa. Llevamos 200 años protegiendo a los colombianos, ahora esperamos que los colombianos protejan a su Ejército. ¿Por qué dice eso? Porque tenemos muchos enemigos: desde muchos flancos somos atacados, jurídica y políticamente. Si se derrumba el Ejército, se derrumba la columna vertebral del Estado social de derecho. ¿Estamos corriendo ese peligro? Pues, a ver, somos muy vulnerables...
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