Crimen y castigo - 29 de Junio de 2021 - El Tiempo - Noticias - VLEX 870011958

Crimen y castigo

La indefinición de la justicia está entrañablemente unida a los imponderables de la culpa y el castigo. En su origen platónico fue un atributo divino, pero puestos por la necesidad a vivir en un marco normativo, los seres humanos hallaron necesaria la sanción del transgresor de las leyes para poner una pizca de orden en el caos de la existencia. La inseguridad del juicio obligó al catolicismo a paliar con la misericordia la antigua ley que transfería la culpa de padres a hijos y pedía diente por diente. Hay diferencias entre la responsabilidad y la culpa. Cada uno es responsable de sus obras, y sin embargo nadie conoce ciertamente sus motivaciones. En un libro de Camus alguien mata porque hace calor. No siente remordimiento. La vida le sucede. La tragedia desnuda un destino por una serie de actos fortuitos y omisiones involuntarias. Y casi siempre la revelación exige la intromisión de un dios o un oráculo que le dé un halo sagrado. García Márquez dijo que la de Edipo es la más refinada de las novelas policíacas, pues el detective al fin descubre que él mismo es el culpable que busca. Nuestra cultura está marcada por los juicios vergonzantes de Sócrates y Jesús. Antiguamente la justicia apeló a la lapidación, la horca, el potro, el desollamiento. La pena de muerte se suavizó con la guillotina, expedita e indolora, lujo de la Revolución francesa. La justicia es relativa al nivel moral de una colectividad. Para nuestra sensibilidad son intolerables la pena de abandono, el olvido del delincuente en una torre a pan y agua, sin el consuelo de un rayo de luz o una palabra amiga. En las prisiones norteamericanas pulquérrimas y automatizadas el reo debe gozar de perfecta salud para su ejecución y es libre de escoger para el último desayuno de su vida los huevos sueltos o escalfados. Pero solo maquillan el viejo problema de la purgación de la falta. La justicia calvinista no es menos atrabiliaria, aunque es más higiénica, que la de nuestras chironas de pobres donde el individuo es atrapado en aparatosos enredos de Kafka en medio de la mugre. Entre las debilidades del Estado colombiano cuenta una justicia...

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