Crimen juvenil: la mala aplicación de una buena ley - 7 de Junio de 2013 - El Tiempo - Noticias - VLEX 439795750

Crimen juvenil: la mala aplicación de una buena ley

Durante los últimos meses, frecuentes noticias sobre la participación de jóvenes en actividades criminales han prendido las alarmas. Analistas, servidores públicos y expertos de último momento discuten, además, la mejor manera de prevenir y reducir el crimen juvenil. Un estudio reciente de la Facultad de Economía de la Universidad de los Andes, que realizamos con Catherine Rodríguez y David Zarruk, provee evidencia para enriquecer el debate.

Los jóvenes criminales no son una excepción de Colombia. Es un hecho: el pico de participación en actividades criminales sucede entre los 17 y 25 años de edad. Esto ocurre aquí, y en todo el mundo. En nuestro país, el crimen adolescente se concentra principalmente en porte de armas, drogas ilegales y robo, según datos de las capturas de la Policía Nacional.

Colombia decidió, en el 2006, usar la justicia restaurativa para atacar la delincuencia juvenil. La Ley 1098 del 2006 reduce el énfasis en estrategias punitivas y promueve la restauración de las víctimas, así como la rehabilitación e integración de los adolescentes. Para poner en marcha la Ley, los jueces deben evitar recluir a los jóvenes en cárceles o centros especiales y favorecer otras estrategias como el trabajo comunitario o la reclusión parcial.

La Ley aumenta, además, la edad de responsabilidad penal de los adolescentes de 12 a 14 años. Esto implica que los menores de 14 años no son responsables penalmente por sus crímenes a excepción del homicidio, el secuestro y la extorsión.

Al igual que muchas normas Colombia, la Ley 1098 del 2006 es bien intencionada, pero mal aplicada. Es así como una ley cuyo principal propósito era proteger a los adolescentes, prevenir su participación en actividades criminales y rehabilitarlos, ha logrado el efecto opuesto. ¿Implica esto que está mal diseñada? La respuesta es un no rotundo. Sin embargo, la Ley quedó bien diseñada en el papel, pero nunca se tradujo en transformaciones reales ni esfuerzos adicionales por parte del Estado.

Es probable que esté siendo un poco injusta. Hay esfuerzos aislados valiosos. Nuestro estudio muestra, empero, que tras la Ley los menores de 14 años delinquen más, son capturados menos por las autoridades policiales y, por participar en actividades criminales, abandonan con frecuencia el sistema educativo. Como es de esperar, estos efectos son más pronunciados para los menores más vulnerables, es decir, los jóvenes de familias de bajos ingresos.

Vamos por partes. Los resultados del...

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