Crónica de un día de salto en la valla de Melilla - 22 de Marzo de 2015 - El Tiempo - Noticias - VLEX 561908782

Crónica de un día de salto en la valla de Melilla

Catalina Gómez Ángel Para EL TIEMPO Melilla (España). Hoy es día de salto en Melilla. Las vías periféricas de este enclave español de 12 kilómetros cuadrados están cerradas, hay un gran movimiento policial y en los alrededores del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (Ceti) hay algarabía. Los subsaharianos que ya han hecho realidad su sueño de llegar a Europa aguardan en el Ceti, a la espera de que lleguen aquellos que esta madrugada han tenido la suerte de cruzar la valla que se empezó a levantar en 1998 y que separa a Melilla de Marruecos, y a Europa de África. El año pasado, 2.102 jóvenes lograron saltarla y muchos que todavía permanecen en el Ceti a la espera de que se defina su situación legal los reciben con un “boza, boza”, el tradicional cántico de la victoria. Los rumores dicen que un centenar de subsaharianos se han lanzado esta madrugada, de las más concurridas este año. Lo han intentado por el sector del Barrio Chino, donde la triple valla –construida para evitar el paso de contrabando, pero sobre todo de ilegales– está situada a pocos metros de una población marroquí por donde a diario cruzan oficialmente miles de marroquíes que luego transportan mercancías de vuelta a su país. Los jóvenes aprovechan las calles estrechas para esconderse de la policía. Desde allí se lanzan a cruzar esta valla, que rodea los 12 kilómetros de frontera y que en teoría es impenetrable. Y es que se han invertido millones de euros en los últimos años para reforzarla, pero esto no detiene a un joven con hambre que huye de la pobreza y muchas veces de la guerra. Es el equivalente al sueño americano de este lado del planeta. Después de años de viaje, de pasar hambre y vivir en condiciones muy duras, la dificultad de atravesar la valla no les roba el sueño de hacer una vida en ese primer mundo, aunque los peligros y los costos que representa hacerlo en botes o pateras a través del Mediterráneo lleva a muchos de ellos a saltar la valla fortificada. Al menos por el lado español; por Italia es otra historia. Por el Mediterráneo no solo es mayor el número de subsaharianos que intentan entrar a Europa, sino que el riesgo es más grande: solo el año pasado murieron 3.000 personas en el intento. Incluso, el papa Francisco aseguró que el Mediterráneo se estaba convirtiendo en un gran cementerio. Pero los retos para superar la vigilada valla melillense, a la que se suman otras trampas puestas en el lado marroquí, son distintos. Aquí no solo se necesita la...

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