Las cuatro dimensiones del abogado
| Autor | Horacio Gómez Aristizábal |
| Páginas | 53-70 |
Capítulo III
Las cuatro dimensiones del abogado
1. El abogado ejercitante; 2. El abogado teorizante;
3. El abogado de judicatura; 4. El abogado gestor
de negocios.
El abogado, es el medio de que se sirve el hombre para
lograr la máxima aspiración terrena, que es la justicia. Sin
él, los derechos y libertades proclamadas por congresos
internacionales y consignados en multitud de códigos y
leyes, serían cosa muerta. El abogado, por su formación
especializada, constituye el medio instrumental idóneo,
para darle operancia práctica al derecho. Por la abogacía,
los derechos substanciales al hombre, son demostrados con
tal fuerza de evidencia ante los tribunales, que a éstos no les
queda otro camino distinto que reconocerlos y ampararlos
hasta su plena efectividad.
Los códigos más sabios del mundo, sin los abogados
que constituyen su energía impulsora, serían como si no
existieran. Sólo los togados están en capacidad intelectual y
técnica, de realizar todas las normas de derecho. El abogado
con su labor profesional, asegura en juicio la subsistencia del
derecho, o impide su desconocimiento, o corrige su violación.
El abogado, por causas temperamentales, y por razones de
ambiente, se inclina forzosamente hacia uno de estos cuatro
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Horacio Gómez A ristizá bal
objetivos sustanciales: 1. El ejercicio de la profesión; 2. La
regencia de la cátedra; 3. La judicatura, y 4. La promoción
de negocios. Dada la trascendencia de estas manifestaciones
profesionales, hablaremos en seguida, de cada una de ellas.
1. EL ABOGA DO EJERCITANT E
Abogado ejercitante es el que de una manera orgánica
ama el ambiente forense, y vive apasionadamente dedicado
al ejercicio de su profesión. Está conformado para la lucha
litigiosa. Es su estado de alma. El abogado ejercitante nace
para litigar, como otros nacen para hacer versos, o pintar
cuadros. Sabe derecho, y conoce la vida. Es diestro en el
manejo del inciso, y recuerda rápidamente la norma exacta.
Las jurisprudencias y doctrinas más variadas, siempre las
El ejercitante por vocación, posee buen ojo clínico.
Rara vez desacierta. Habitualmente pone el asunto en sus
verdaderos términos, logrando desentrañar de entre la
compleja maraña del proceso, la simple y positiva esencia
del mismo. Goza de un sexto sentido. Descubre hechos
sorprendentes. Revela lo inesperado, la cosa nimia, y el
argumento medular; lo humano, y lo técnico. El resorte más
secreto, la tecla oculta, allá, en lo abscóndito.
El ejercitante es un excelso cultivador de la inteligencia
y el carácter. Estas condiciones adornan su personalidad.
Con ellas resguarda su actuación, del cúmulo de prejuicios
que lo asechan constantemente.
El del abogado ejercitante, no es mundo de ensoñación,
sino eminentemente práctico. El jurista, es una singular
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