Un cuento sin final - 19 de Febrero de 2016 - El Tiempo - Noticias - VLEX 593890742

Un cuento sin final

Érase una vez el Inea

Hace mucho tiempo, pocos lo recuerdan, existía en Colombia el Instituto de Ciencias Nucleares y Energías Alternativas (Inea). Sus orígenes se remontan al programa del presidente americano Ei-senhower ‘Átomos para la paz’, que tuvo eco en nuestro país, gobernado entonces por Rojas Pinilla, quien fundó el Ican (Instituto Colombiano de Asuntos Nucleares). Los gobiernos que siguieron debieron tomar distancia con la dictadura y lo transformaron en IAN (Instituto de Asuntos Nucleares). Este fue manejado por civiles y adquirió un pequeño reactor nuclear. En 1993 (tal vez sensibilizado por el gran apagón) el Gobierno le asignó funciones para la búsqueda de nuevas fuentes de energía y para su uso racional, y lo rebautizó Inea. Pero en 1997, otro Gobierno decidió suprimirlo, indemnizar a sus 100 funcionarios y trasladar las funciones a un instituto del Ministerio de Minas. Las razones del cierre fueron, en pocas palabras, su poca productividad y su mala ejecución presupuestal. Hoy, las fuentes alternativas de energía son un tema de frontera. En realidad también entonces lo eran. El carbón fue alternativa en el siglo XVI para Europa, que, cocinando, había acabado con casi todos sus bosques. El petróleo fue alternativa para las lámparas alimentadas con el aceite de pobres ballenas. Hace años se sabe que los combustibles fósiles (carbón y petróleo) se van a acabar, y eso llevó al desarrollo de fuentes renovables. Así, Brasil maneja su transporte con etanol de caña y es su mayor exportador. Pero no basta con que la fuente sea renovable. Dos de los problemas más serios de una humanidad de 7.500 millones de personas son tener un suministro suficiente de energía para mantenerse, y no destruir el planeta en el intento. El problema de la emisión de gases que producen efecto invernadero es, pues, central y, por tanto, la búsqueda se dirige hoy a fuentes que sean renovables y mínimamente contaminantes. La cantidad de temas de investigación en ese campo es inmensa. Hoy, la fuente alternativa menos contaminante es la energía nuclear. Los fantasmas de Chernóbil y de Fukushima han dirigido la investigación hacia sistemas totalmente seguros y...

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