El poder de transformación cultural de la Carta del 91 Derechos, garantías y deberes - 5 de Julio de 2011 - El Tiempo - Noticias - VLEX 285748399

El poder de transformación cultural de la Carta del 91 Derechos, garantías y deberes

Esta semana se cumplieron 20 años de la Constitución Política que orienta los sueños colectivos y la identidad de los ciudadanos de Colombia. Se han revivido discusiones muy interesantes sobre las virtudes y defectos de esta carta de navegación, con la cual el país intenta insertarse en el mundo civilizado del siglo XXI. Seguramente tendrán razón algunos comentaristas que destacan los vacíos y equivocaciones que quedaron allí plasmados. Pero no me cabe duda del poder de transformación cultural que ha tenido la Constitución de 1991.

Establecer los derechos humanos como fundamento y fin del Estado, así como la primacía de los derechos, en el caso de que haya conflicto entre los derechos de la persona y los intereses estatales, no es un cambio simplemente formal. Para señalar un ejemplo, en esta concepción constitucional se centra todo el escándalo de las 'chuzadas' del DAS. Los derechos reconocidos por la Constitución son de las personas y no pueden ser despojadas de ellos en ninguna circunstancia. Por eso, no se puede violar la intimidad, ni limitar el derecho de expresión, ni perseguir a alguien por sus ideas o creencias... ni espiar a la Corte Suprema de Justicia, ni acosar a periodistas, ni difundir información falsa o amañada...

En materia de educación, la Constitución ha marcado cambios de concepción que luego se desarrollaron en tres leyes fundamentales: la Ley 30, de educación superior; la Ley 115, o ley general de educación, y la Ley 60, que da paso a la descentralización. Pero, a pesar de los planteamientos constitucionales, es necesario señalar que el sistema educativo progresa a pasos muy lentos. Ha habido muchas transformaciones formales, pero muy pocas de fondo, porque las instituciones tienden, con una terquedad infinita, a aferrarse a las peores tradiciones autoritarias del pasado.

La Carta garantiza las libertades de enseñanza, aprendizaje, investigación y cátedra. Pero, en la práctica, no es fácil saber, por ejemplo, cuál es la libertad de un adolescente para aprender si no se le ofrecen opciones para elegir, ya que los currículos escolares siguen siendo cerrados y prescriptivos, sin que todavía se haya avanzado en propuestas novedosas para la educación media. A cambio, ha habido una fuerte tendencia a regresar a un pasado pedagógico donde la evaluación era una herramienta de castigo en vez de una cultura de progreso.

La Corte Constitucional, en contraste, ha sido más...

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