La decrepitud neopopulista - 28 de Julio de 2020 - El Tiempo - Noticias - VLEX 846763101

La decrepitud neopopulista

JUAN ALFREDO PINTO - ESPECIAL PARA EL TIEMPOEn su origen, el sustantivo ‘populismo’ significó una orientación hacia el pueblo en el espacio político y en la actuación del gobierno. Así lo define el diccionario de la RAE. La historia moderna fue moldeando en su diacronía un significado diferente. La categoría se transformó, durante los últimos cincuenta años, para representar una forma de actuar en la esfera política consistente en ir hacia el pueblo para utilizarlo, manipularlo y, finalmente, engañarlo y traicionarlo. Es tan delgado como una hebra de seda el hilo que separa el populismo de la dictadura. Los populismos de derecha y de izquierda, usando las viejas categorías del espectro político, son similares, y ninguno de los dos, como tampoco las variantes de las dictaduras o de las ‘dictablandas’ -si las hay-, son formas o desviaciones aceptables de la democracia. Así haya sido Hitler aquel que inauguró la llegada y el empoderamiento del nazismo por vía electoral, hoy está absolutamente probado, material y conceptualmente, que democracia es mucho más que votaciones. Las autocracias tienen, con grados variables, características definitorias. No hay espacio en estos regímenes para las libertades, los derechos, las garantías ciudadanas, la separación de poderes, la justicia independiente o la banca central con riguroso proceder técnico y sin interferencias. La fase superior de las dictaduras son los neopopulismos. Generalmente son incubados por la decrepitud de la política tradicional, minada por la corrupción y la incompetencia. Una mezcla de plutocracia y ‘kakistocracia’, gobiernos elegidos en procesos marcados por la influencia de los poderes económicos e impuestos por vía de la manipulación financiera, internética o algorítmica, agenciando intereses de grupos económicos, pretendidamente audaces mas incompetentes en la propia gestión de sus intereses estratégicos. América Latina Los movimientos neopopulistas facilitan el surgimiento de figuras que apelan al etnonacionalismo, la herencia heroica y la proclama justiciera, dominan el lenguaje emocional y recrean el contacto popular sin sentirlo, pero untándose con el humor del pueblo que al mezclarse con el aroma perfumado del conductor mesiánico termina convertido en un menjurje útil para seducir y oprimir. Lo que muestra la realidad latinoamericana es verdaderamente desconcertante. Lo de Hugo Chávez, en Venezuela, y más aún lo de su sucesor, Nicolás Maduro, es una sima de la decadencia...

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