Una democracia al borde del abismo - 12 de Abril de 2021 - El Tiempo - Noticias - VLEX 864198823

Una democracia al borde del abismo

Juan Manuel De Castells - especial para el tiempoNo es fácil visualizar un futuro pacífico en EE. UU. Cuando Trump llegó al poder, sus acciones dejaron perplejos a muchos. Parecía que no había en el país otro poder que el suyo. Era como si los otros poderes, el legislativo y el judicial, hubieran desaparecido. Podía financiar la construcción del muro, destinando a ello recursos que no habían sido aprobados para ese uso. Podía transgredir todos los derechos humanos en su trato a los inmigrantes. Podía con una mera instrucción al prohibir la aplicación de la enmienda Johnson, permitir que los pastores y sus iglesias se lanzaran a la lucha política. Podía retirar a EE.UU. de entidades y tratados internacionales sin consulta alguna. Podía negar la existencia de la pandemia durante meses contra toda evidencia. Podía insultar a sus enemigos y a sus amigos. Podía despedir una y otra vez a sus funcionarios, convirtiendo los cargos públicos en una piñata. Podía chantajear a un país extranjero para que persiguiera a su contrincante político a cambio de ayuda económica y militar para defenderse de Rusia. Podía declarar su intención de no aceptar los resultados electorales a menos que le dieran la victoria. Podía inventarse un fraude electoral sin ninguna prueba. Podía enviar a sus huestes a asaltar el Capitolio. Podía sacar a sus amigos de prisión. Lo podía todo, nada podía oponerse a su voluntad. Como él mismo afirmaba, "cuando eres presidente tienes todo el poder". Durante todo este tiempo, la atención del país y del mundo se centró en el personaje. Era como si pensáramos que todo tenía que ver con la personalidad autócrata de Trump y que cuando abandonara el poder todo iba a regresar a la normalidad. Fue un error trágico, pues impidió ver que detrás de Trump crecían grupos de ciudadanos supremacistas blancos, convencidos de que Dios les había enviado a su elegido para guiarles en la lucha por recuperar el país para la raza blanca y la religión cristiana. También impidió ver que estos grupos se iban apoderando de las palancas del poder del Partido Republicano. La situación por la que atraviesa EE. UU. es la que describí en la primera parte, como la típica de toda guerra civil. En un sistema bipartidista, uno de los dos partidos puede negar la legitimidad de su contrincante y lo que siempre ocurre es que el conflicto se resuelve mediante la violencia. Escribo estas líneas mientras escucho a Trump, en su discurso de Orlando, el 28 de febrero, ante la...

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