Desaparición forzada: la herida imborrable de la guerra que sigue sin cerrarse - 3 de Octubre de 2021 - El Tiempo - Noticias - VLEX 876405305

Desaparición forzada: la herida imborrable de la guerra que sigue sin cerrarse

Julián Ríos Monroy - Redacción Justicia @julianrios_mNo están pero siempre están. Salieron un día de sus casas, o se los llevaron de allí, y desde entonces se perdió su rastro. Solo imaginarlo cuesta: usted se despide de su madre, de su hijo, de su hermano, de su esposo, pensando en volver a verlo horas más tarde, pero no regresa. Ni hoy, ni mañana, ni en un mes, ni en un año ni en una década. No le responde nunca más el teléfono. Nadie le da razón de qué pasó con él o ella, ni de dónde está. No sabe, ni siquiera, si está vivo o muerto. Y la incertidumbre lo atormenta: ¿Será que sigue con vida, esperando el reencuentro? ¿Será que me falta buscar en algún lugar? ¿Será que lo mataron y ocultaron su cuerpo? ¿Será que algún día podré recuperar sus restos para poder enterrarlo? La única certeza es que ya no está, pero ese ser querido permanece en los recuerdos, en sus pertenencias, en el deseo de volverlo a ver, en el vacío que nunca se llena. En Colombia, el paso del conflicto ha hecho que cerca de 100.000 familias transiten por ese drama que supone la desaparición forzada. La cifra de víctimas que estima el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) es de 83.036, pero podrían ser más. "Arrancamos con la cifra del CNMH como referente, pero a partir del contraste de datos con otras entidades hemos logrado reconocer, sin registros duplicados, a 98.820 personas desaparecidas durante el conflicto". Quien habla es Luz Marina Monzón, directora de la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD), entidad que se creó tras la firma del acuerdo de paz con las Farc con un objetivo titánico: dar con el paradero de estas personas o sus restos óseos. La complejidad de esa misión se entiende al ver las dinámicas de conflictividad y violencia que ha vivido el país en el último medio siglo: guerra entre grupos paramilitares y guerrilleros —que desarrollaron tácticas de desaparición para no dejar señales de los crímenes cometidos—, disposición de cuerpos en fosas comunes, cementerios legales e ilegales, ríos y otros cuerpos de agua e, incluso, creación de hornos crematorios (similares a los usados por los nazis) para borrar cualquier rastro. La dimensión de esta práctica es tal que el número de víctimas duplica la población de una capital como Mocoa, Putumayo, e iguala la de la ciudad de Arauca. Y en perspectiva con otros países, no se puede comparar ni siquiera con los conflictos de Centroamérica o las dictaduras del Cono Sur. La guerra civil de Guatemala dejó 45.000 desaparecidos en casi 40 años; la de Perú, 21.334 en dos décadas; mientras que durante la dictadura argentina se estima que fueron casi 30.000 víctimas; y bajo el régimen de Augusto Pinochet, en Chile, 10.000 ciudadanos habrían sido...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR