Desgarradura - 25 de Octubre de 2021 - El Tiempo - Noticias - VLEX 877162546

Desgarradura

Como madre que eligió serlo, digo por experiencia que la maternidad tiene mucho de luz y de sombra. Ser madre es bello y es duro. Es intenso y revelador. Es doloroso, solitario, extenuante. Despierta la compasión y la paciencia, pero también despierta los monstruos más profundos que teníamos ocultos. Y es porque asumo mi papel con seriedad, porque entiendo cuánto hay de mi madre en mí, cuánto hay de mi hija en mí, cuánto nos repetimos, nos espantamos con esa repetición, unas veces, y nos consolamos en ella, otras, por lo que defiendo el aborto. Porque la vida no es poca cosa. Es un hecho en el que los adultos tenemos una participación que ha de ser activa y responsable o no ser. Se empieza la vida con el bagaje de ser un hijo deseado o el de no serlo. Y ya en este relato fundacional, ya en esta primera pulsión, viene inscrita una huella. No estoy diciendo que estemos predeterminados. Estoy diciendo que la vida no puede gestarse en contra de la vida misma. La fuerza destructora es lo contrario a la vida. ¿Pero y si esa fuerza destructora se opone a la voluntad de una madre? ¿Está entonces esa fuerza a favor de la vida o de la muerte? ¿No es un acto aniquilador el que ignora la voluntad de una mujer sobre su cuerpo y sobre su propia vida? ¿Está una madre, sometida a serlo, en condiciones de cuidar de un hijo? ¿Traer a un hijo al mundo a cualquier precio es un acto de amor? ¿Defender una vida, aun cuando no se podrá garantizar que germine en un entorno de cuidado y protección, es un acto de amor? ¿Defender la existencia, sin importar las condiciones de esta, es una defensa de la vida en garantía de los derechos fundamentales del ser humano? Desde este claro del bosque, puedo ver la maldad disfrazada de buenas intenciones de quienes le niegan a una mujer el derecho a decidir sobre su cuerpo y sobre su vida. Desde este claro del bosque donde la maternidad, a pesar de haber sido elegida libremente, significa tantas veces renuncia y tantas veces quebranto, no puedo...

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