El despiporre político - 21 de Noviembre de 2021 - El Tiempo - Noticias - VLEX 878442825

El despiporre político

Desde el día uno fue evidente que el matrimonio por conveniencia que llegaron a plantearse entre el Partido Liberal y Alejandro Gaviria no iba a aguantar mucho. Porque ambos Gavirias son como el agua y el aceite. Mientras Gaviria César se despeluca en el esfuerzo de cuadrar los avales necesarios para que al liberalismo le vaya bien en las elecciones al Congreso, y su hijo Simón recita de memoria y al detalle cuántos votos pone el liberalismo en cada municipio del país, Gaviria Alejando es absolutamente ajeno al planeta de los avales y flota de manera etérea por atmósferas absolutamente carentes de maquinarias políticas, como la defensa del humanismo, el fin del mundo posible, o la desigualdad y el autoritarismo en los tiempos del covid, temas de algunas de sus recientes publicaciones. Ese matrimonio por conveniencia pronto comenzó a volverse inconveniente. Porque en el fondo contenía la evidente ambigüedad de que Alejandro Gaviria se presentaba como un candidato independiente, cuando era de público conocimiento que las bases del partido le estaban ayudando incluso a conseguir firmas. Sin embargo, Alejandro aguantó hasta última hora para no romper con Gaviria. Su ingenuidad política, que lo enaltece entre sus admiradores, sí le alcanzaba para saber que en esa tibieza de los esperanzados, no mucho se puede hacer sin el Partido Liberal y hasta sin Cambio Radical. La ambigüedad alcanzó a estirarse unos meses, hasta que se abrió paso la invitación craneada por el exministro Juan Fernando Cristo a un rimbombante "cónclave de papables" que logró poner a Alejandro Gaviria contra las cuerdas. El expresidente ya venía presionándolo para que escogiera entre dedicarse a tareas políticas poco gratas y sin mucho glamour para él, como atender parlamentarios y cuadrar las listas del Congreso, o aceptar la invitación de los "tibios", donde sus enemigos vetaron al expresidente desde el principio. El autor intelectual de su candidatura le aguantó a Alejandro, hasta donde pudo, su indiferencia con el capítulo de la carpintería política electoral; aunque había mañanas en que Alejandro amanecía realista, aceptando que no se hace política sin políticos, fueron muchas las noches en las que también se acostaba mareado por el complejo de andar en alianzas vergonzantes, con uno de los partidos más tradicionales y por lo tanto más representativos de los vicios clásicos de la política. Al fin qué, le preguntó Gaviria César en una entrevista: ¿está con nosotros? Y por...

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