Después de la coca, en Guaviare le apuestan a su tierra - 18 de Mayo de 2017 - El Tiempo - Noticias - VLEX 679293325

Después de la coca, en Guaviare le apuestan a su tierra

Laura Escobar Enviada especial de EL TIEMPO San José del Guaviare (Guaviare). En medio de una época en la que sembrar coca era la única opción de vida creció Samuel Alfonso Vanegas. Durante cinco años vivió con el temor por los problemas que este trabajo ilegal le pudieran traer. Hoy, entre risas, Samuel, boyacense de nacimiento, narra su llegada a esta selvática zona colombiana, hace 44 años. “El Guaviare es muy bonito –dice–, aquí me amañé”. Samuel es pequeño, su piel curtida por el sol muestra que labrar el campo es lo que sabe. Toda su vida lo ha acompañado un machete en el cinto. Junto a María, su compañera sentimental, llegaron al Guaviare en 1971. Decidieron adquirir 123 hectáreas con 2.000 pesos que habían recolectado en Macanal, Boyacá. “Llegamos a pura montaña, tocaba hacer cambuches para poder dormir”. Tiene 80 años, pero acostumbra a decir su edad en días –29.200, exactamente–. Su memoria es lúcida. Recuerda esos primeros días en el Guaviare, aquellos en donde no había nada más que una extensa zona verde y mucha tierra para sembrar. Luego llegó la coca. En medio de aquella selva parecía que el negocio era ese: sembrar, cultivar y vender. Así todo el tiempo. La costumbre era compartida de generación en generación, pues los más pequeños también raspaban coca y recolectaban unos cuantos pesos para gastar en dulces. “Cuando había coca, había de todo; las tiendas llenas, las cantinas igual, eso era como una ambición”, comenta Samuel. Pero tras cinco años de estar en el negocio de cultivar y vender, entendió que no era un negocio ni legal ni mucho menos rentable. De la nada llegaban avionetas fumigando, acabando con todo lo que estuviera sembrado. Samuel se detiene para recordar cómo las fumigaciones destrozaban los cultivos; no quedaba nada, solo tierra muerta que las familias no podían recuperar. En la actualidad, Samuel tiene tres hectáreas sembradas de caña de azúcar y encuentra allí la tranquilidad que por tanto tiempo la necesidad económica le quitó por sembrar coca. La situación cambió en el 2014, cuando una organización arribó al departamento con el propósito de llevar a cabo diferentes proyectos que les permitieran a los campesinos de la zona invertir en sus tierras de manera legal. “Yo les dije: ‘si me quieren ayudar, ayúdenme con un trapiche’ ”, pues Samuel necesitaba este aparato para agilizar los procesos de extracción de caña y así producir miel. El proyecto se denominó Sí Guaviare, y lo que logró fue sustituir los...

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