Desventuras de la justicia - 26 de Junio de 2020 - El Tiempo - Noticias - VLEX 845593248

Desventuras de la justicia

La andadura bicentenaria de la Corte Suprema la ha visto enfrentar sobresaltos y sacudimientos. A modo de ejemplo, rememoro la dramática convulsión que en el puro comienzo generó la separación de su presidente, don Miguel Peña, y que tantas velas tuvo en el entierro de la Gran Colombia. En otro episodio infeliz, a mediados del siglo pasado, la justicia permitió que en sus aulas egregias se instalara la rabiosa contienda que en todos los escenarios libraban los partidos históricos. Con todo y estos y otros infortunios, el discurso existencial de la Corte retuvo siempre la gratitud y el respeto de la nación entera. Así, a lo largo de periodos estelares y de transcursos de llanura, la cabeza eminente de la justicia, secundada en la ancha geografía por el empeño cotidiano de las estructuras subalternas, construyó progresivamente el Estado de derecho. En los últimos cuarenta años llegaron vientos aciagos. Primero fueron los bárbaros: la insania de malhechores a sueldo del crimen organizado que inmoló a los togados de singular estatura espiritual, moral y científica que integraban la Corte y el Consejo de Estado a la sazón, y profanaron brutalmente los escenarios cargados de mayor valor simbólico, desataron sobre la nación un dolor sin orillas y la conciencia de haber sufrido una pérdida irrecuperable. Sobrevino luego la segunda catástrofe, en el orden moral esta vez, con el envilecimiento voluntario, suyo y de su función, personalizado por algunos magistrados y jueces que aceptaron traicionar su ministerio y convertirse en instrumentos de prevaricación e injusticia. El oprobio de la corrupción en la judicatura nos cayó en una descomunal medida que nos hizo pasar de ser un pueblo que experimentó con orgullo la grandeza de la justicia como patrimonio seguro a soportar la humillación de tener a la cabeza de ella la Corte del desdoro. Al lado de servidores cuyas vidas y ejercicio reproducen los rasgos de los viejos modelos, vimos aposentarse un grupo de réprobos. La deshonra de que la Corte albergara la agencia de un ‘cartel’ de mercaderes de objetos sagrados es una ignominia...

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