Diez de nuestras aves podrían desaparecer antes de una década - 13 de Diciembre de 2014 - El Tiempo - Noticias - VLEX 548547922

Diez de nuestras aves podrían desaparecer antes de una década

‘El agua que tomamos en las ciudades depende de nuestras aves’

Oswaldo Cortés, director de investigaciones de la fundación Proaves y uno de los ornitólogos que más ha estudiado y ‘perseguido’ a las aves del país, opina que, desde el Gobierno y sus instituciones, hacen falta políticas de protección y control a las amenazas que perjudican las poblaciones de pájaros, esto a pesar de que son el máximo tesoro de la biodiversidad nacional. “Esa responsabilidad, irónicamente, está siendo asumida por organizaciones internacionales, privadas, fundaciones o por el esfuerzo aislado de personas”. ¿Por qué es importante para un país como Colombia ser el más biodiverso del mundo en aves? Porque, que existan tantas especies de aves, indica que Colombia tiene, también, una enorme variedad de ecosistemas. Sin las aves, bosques secos, húmedos, de niebla, humedales, en fin, no podrían estar en buen estado y las comunidades no tendrían acceso a agua o alimento. Las aves son clave para mantener en buen estado nuestros recursos biológicos. Cualquier persona podría pensar que tener el 6 por ciento de las aves en peligro de extinción es una cifra muy baja... De ninguna manera. Con que exista una sola especie de ave en peligro, muchas otras que estén asociadas a ella, o a los ecosistemas donde habitan, también lo estarán. Las aves son un grupo taxonómico complejo, cuyas especies dependen entre sí. Sin ellas no habría dispersión de semillas o control de plagas. Se habla de que las aves de la zona Andina están entre las más perjudicadas. Incluso, en Bogotá se dice que el copetón, una especie simbólica, está en crítico estado. Lo del copetón no es cierto. Cuando salimos a hacer conteos, siempre se ven 20 o 30 ejemplares. En cambio, en Bogotá sí hay otras especies que realmente están en crítico estado, como la tingua bogotana, el cucarachero de pantano, la alondra cornuda o el doradito tropical, azotados por la destrucción y contaminación de los humedales, porque el agua residual que les cae favorece el crecimiento de plantas como el buchón, en donde además se reproducen ratas que se comen nidos y pichones. La tingua sí debería ser el ave símbolo de Bogotá; hay muchos extranjeros que viajan al país solo a buscarla. ¿Cuál puede ser una estrategia de choque para proteger a las aves? La ampliación de zonas protegidas para formar corredores y con esto favorecer su reproducción y frenar su aislamiento. Y que el Gobierno haga equipo con organizaciones de la sociedad civil...

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