Distintas entonaciones
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D
Con gran sonoridad se pronuncian las palabras que nombran,
cuentan o describen los establecimientos penitenciarios como
instituciones de control total. En cambio, se acompañan con sordina
declarados de la ejecución de la pena privativa de libertad. Si son
esos los lugares escogidos por el poder y el saber para que la pena
se cumpla, ¿por qué será que ambas realidades son presentadas con
musicalidad de las palabras continúan con las mismas vibraciones.
Sonido en el tiempo que crea sesgadas expectativas. Atrapado por el
papel, una partitura que contiene más dolor que exaltación.
Por supuesto esto no es nada nuevo. No se puede decir que sucedió
ayer con la despedida del crepúsculo. Quizás se remonte al preciso
que –ahora– sea el único que, pretendiendo ocupar más y más espacio,
tomar más y más poder, marque o dicte la pauta. En poquísimas
palabras: el que lleve la batuta. En asuntos tan complejos, como los
carcelarios, no puede haber un solo conductor y un solo intérprete,
si queremos que la tonalidad de los sonidos y ritmos sea realmente
armoniosa. Que es tanto como decir libre. Dentro del inmenso
presos; asistencia integral y supervisión; agresión y violencia; trabajo
y educación; rehabilitación y reinserción social, todas estas piezas
–entre otras– exigen, durante su ejecución, un magistral ejercicio
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