El drama de esperar un órgano: cuando el teléfono no suena - 17 de Febrero de 2019 - El Tiempo - Noticias - VLEX 766461829

El drama de esperar un órgano: cuando el teléfono no suena

Julia Alegre, Rony Suárez y Carlos F. FernándezHace dos años entró en vigor la Ley 1805 que convirtió en donantes de órganos y tejidos a todos los colombianos que no expresaran en vida su negativa a serlo. Una medida inédita que prometía, al menos sobre el papel, reducir la lista de quienes esperan un trasplante. Pero nada más lejos de la realidad. En este lapso la lista no solo no ha disminuido, sino que el número de donantes reales y de trasplantes realizados el año pasado también sufrió un grave revés, según cifras del Instituto Nacional de Salud (INS). El drama sigue para los que esperan. Y no parece que vaya a remitir. ¿Por qué? En términos numéricos, la caída, por ahora, no es alarmante, pero sí muestra señales que preocupan, sobre todo si hay una ley que pretendía lograr el efecto contrario. Mientras que en 2017 hubo 437 donantes reales, el año pasado la cifra se estableció en 404, un 7,5 por ciento menos. En cuanto a los órganos trasplantados, el retroceso es más evidente: 1.110 en 2018 frente a 1.315 del año anterior; una caída del 15,5 por ciento. Detrás de esas cifras se esconde el drama. En Colombia 2.822 personas están en lista de espera (en 2017 eran poco más de 2.500), a la expectativa del órgano que les permita vivir con dignidad o simplemente vivir. Cerca de 3.000 personas, cada una con sus respectivas familias (que cuentan como afectados directos e indirectos), están junto al teléfono día y noche esperando la noticia que las saque de la agonía y les devuelva la esperanza. En esas está Iván Parra desde hace tres años largos. "Es una expectativa de todas las horas que desemboca en la desesperanza. Tres años y el teléfono no timbra", relata este periodista taurino de 60 años. Su anhelo es que llegue ese riñón que lo "descuelgue", como él mismo lo define, de la máquina de diálisis que tres días a la semana, cuatro horas diarias, limpia su sangre y lo mantiene en pie. Se ha obsesionado tanto que tiene una maleta preparada con todo lo necesario para su traslado al hospital (ropa, neceser, documentos e historial clínico) y un protocolo bien estudiado de las rutas y distancias que existen desde su casa a la clínica que tiene asignada. "Como cuando se diseña un plan de emergencia y evacuación", dice. Expertos en el tema consultados por EL TIEMPO coinciden en que la Ley 1805, aunque de espíritu noble, no debió ser vista nunca como una fórmula mágica para aumentar las donaciones. "El bajonazo en las cifras", si bien inesperado, deja ver fallas técnicas y metodológicas en las cadenas de donación, recuperación y trasplante de órganos. Es ahí donde se enreda el...

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