Editorial - 22 de Marzo de 2015 - El Tiempo - Noticias - VLEX 561908690

Editorial

Otra oportunidad para la OEA

No era necesario ser un especialista en asuntos internacionales para pronosticar que el excanciller uruguayo Luis Almagro sería elegido, el pasado miércoles 18, nuevo Secretario General de la Organización de los Estados Americanos (OEA), cargo que asumirá a finales de mayo. La apuesta era fácil debido a que quien fuera el encargado de la diplomacia de su país, en el gobierno del hoy expresidente José Mujica, no tenía contendor. Contra lo que podría pensarse, la ausencia de un oponente poco tiene que ver con un renovado espíritu de consenso en el hemisferio en torno a un nombre. A decir verdad, nadie más estuvo interesado en conducir los destinos de una entidad que atraviesa la crisis más fuerte de su historia. La falta de postulantes se encuentra directamente relacionada con la creciente irrelevancia de la OEA. Nacida en Bogotá en 1948, esta se ha venido desdibujando de tal manera que pocas capitales la toman en serio, comenzando por Washington, en donde el malestar es notorio. Una prueba de ello es la carencia crónica de recursos que la afecta, pues una buena parte de las 34 naciones que la integran se encuentra atrasada en el pago de sus cuotas, como una manera de castigarla. Las causas del deterioro reciente son varias. El clima de cooperación que se había construido en el continente, cuando en 1994 fue convocada la primera Cumbre de las Américas, desapareció paulatinamente por causa de la retórica polarizadora de Hugo Chávez y el Alba. Pero fue sobre todo la inoperancia de la Secretaría General, a cargo del chileno José Miguel Insulza en los últimos diez años, la que mantuvo ausente a la Organización de los acontecimientos políticos de la región. No debería haber sido así. En septiembre del 2001 –durante el periodo de César Gaviria– fue aprobada la Carta Democrática Interamericana, que es una herramienta poderosísima para defender, precisamente, a la democracia, que es calificada como “esencial para el desarrollo social, político y económico de los pueblos de las Américas”. Esta también prevé una serie de mecanismos de verificación que pueden llevar incluso a la suspensión de un Estado miembro, si dos terceras partes de los integrantes de la OEA así lo deciden. Pero en lugar de liderar la defensa de las instituciones democráticas, Insulza brilló por su ausencia. De hecho, su único papel notorio tuvo lugar en Honduras, durante el derrocamiento de Manuel Zelaya en el 2009, sin que la labor realizada fuera...

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