Editorial - 25 de Septiembre de 2016 - El Tiempo - Noticias - VLEX 649606593

Editorial

Dejar de matarnos

Independientemente de las valoraciones de las que pueda ser objeto, de lo que se pueda decir sobre el marxismo, el leninismo y ciertas lecturas de la vida de Simón Bolívar como camino hacia una mejor sociedad, es claro que desde su creación hace más de cincuenta años, las Farc contaron con una plataforma ideológica. Inspiradas en las corrientes de marras, han enarbolado un conjunto de ideas que reflejan su visión de la política, la economía y, en términos generales, la sociedad. La misma ideología que esta organización consideró en su momento que no podría materializarse sino a través de la toma del poder por la vía de las armas. Así, libraron una lucha que bañó en sangre al país. Que desató un conflicto, el cual, con la participación de otros actores, ha dejado cerca de siete millones de víctimas de diversos delitos. Hoy, esta postura ha cambiado. Las Farc han puesto punto final a una larga y sangrienta historia de combinación de armas y política. Tal giro queda claro en el texto del Acuerdo Final que mañana firmarán en Cartagena Juan Manuel Santos y Rodrigo Londoño, y también en el documento que reúne las conclusiones de las discusiones que tuvieron lugar esta semana en el marco de la décima conferencia del, por no mucho tiempo más, grupo insurgente. De no mediar un triunfo del No en el plebiscito del próximo domingo, las Farc dejarán las armas y se convertirán en un partido político. Cambiarán los fusiles por los argumentos. “El camino acertado y esperado por la sociedad colombiana”, en palabras de ‘Timochenko’ el viernes en su discurso de cierre del evento. Tiene razón. Es un hecho de enorme relevancia si estamos de acuerdo en que la tendencia a resolver por la fuerza las disputas surgidas del roce entre distintas maneras de concebir el orden social es el más pesado de los lastres que ha arrastrado nuestra sociedad. El mismo que ha privado a generaciones enteras de colombianos de una vida mucho más digna, cuando no les ha arrebatado la existencia. Es desde esta óptica como la terquedad del Eln se ve aún más absurda, si es que esto es posible. Los hombres de ‘Gabino’ se empecinan en transitar una senda que llevó a las Farc a cometer crímenes atroces, al tiempo que su barniz político se diluía o, por lo menos, se mimetizaba hasta hacerse casi invisible para la gran mayoría de los colombianos. Los atrapó en un círculo vicioso de atrocidades (el secuestro, las minas antipersonas, el reclutamiento forzado de menores, el uso...

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