Editorial - 30 de Octubre de 2016 - El Tiempo - Noticias - VLEX 652154237

Editorial

El nuevo Procurador General

En tiempos de marcada y, en ocasiones, nociva polarización, el exministro Fernando Carrillo fue elegido esta semana nuevo Procurador General de la Nación, con el respaldo de todas las fuerzas del espectro político. Un apoyo además histórico en términos cuantitativos, toda vez que alcanzó la votación más alta que haya conseguido un aspirante a dicho cargo, con 92 apoyos de 95 senadores presentes. Sin que sea el caso entrar a determinar cuál fue el factor decisivo para tan contundente resultado, sí puede afirmarse que entre ellos estuvo el de la trayectoria de Carrillo. En ella, no sobra recordarlo, sobresale su papel como líder del movimiento de origen estudiantil que abrió la senda para la Asamblea Nacional Constituyente en 1990, de la que surgió la actual Carta Política. El espíritu de apertura, pluralismo e inclusión de esta, y de reconocimiento de un nuevo espectro de derechos, tiene evidentes coincidencias con el talante que ha demostrado el ganador a lo largo de su vida pública, hecho que sin duda también jugó a su favor a la hora obtener apoyo en tan apartadas orillas, y que quedó claro luego del discurso que pronunció el jueves tras su elección. Y es justamente un giro en tal sentido el que se espera de la entidad cuyas riendas tomará. Vale la pena reiterar lo ya expresado en estos renglones respecto a que “el actual momento exige una Procuraduría en plena sintonía con la deuda social del Estado con quienes históricamente han permanecido en sus márgenes”. Al respecto, no hace falta un ojo muy agudo para observar cómo en el último tiempo este ente de control, si bien continuó desempeñando su labor constitucional, y con resultados que en las cifras permiten hablar de evidente eficiencia, incursionó con excesiva frecuencia en terrenos que a juicio de muchos observadores no correspondían a su misión en el orden constitucional. Y lo hizo además siguiendo una hoja de ruta cuyas prioridades –asuntos morales, por ejemplo– dieron para que sus críticos hablaron de un sesgo. Tales antecedentes son los que explican por qué gran parte de las expectativas sobre su gestión se centran en que esta le permita al organismo reafirmarse como el que vela por los derechos y garantías de la gente, independientemente de sus preferencias en asuntos políticos, religiosos o de género. Y no hay duda respecto a que las primeras palabras que pronunció el nuevo Procurador recogían tal expectativa. De ahí que haya subrayado que la suya no...

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