Editorial Lecciones de un paro - 20 de Febrero de 2011 - El Tiempo - Noticias - VLEX 251778554

Editorial Lecciones de un paro

Una verdadera prueba de fuego resultó ser la que sorteó el Gobierno en la semana que acaba de terminar, después de que consiguiera el levantamiento del paro de camioneros que durante cuatro días afectó seriamente la movilidad, tanto en las carreteras nacionales como en algunas capitales, incluida Bogotá. La firma de un acuerdo entre altos funcionarios y transportadores, al filo de la medianoche del jueves, permitió el regreso a la normalidad, que se había visto alterada por la decisión del Ejecutivo de decretar la adopción de un régimen de libertad vigilada -apoyado por este diario-, con el cual se le daba sepultura al sistema de la tabla de fletes, vigente desde hace 14 años.

Más allá de entrar a discutir la validez de los argumentos de cada lado, lo sucedido deja grandes aprendizajes y uno que otro interrogante hacia el futuro. De modo que sería bueno que el Ejecutivo hiciera sus propios análisis y tomara los correctivos del caso, porque lo más seguro es que episodios similares se vuelvan a presentar.

La razón principal es que en la opinión quedó la sensación de que los argumentos de fuerza logran resultados, algo que puede no ajustarse a la verdad de lo que pasó, pero que es inquietante como conclusión.

En consecuencia, vale la pena empezar a desvirtuar los equívocos, pues una cosa es permitir y garantizar el desarrollo de las protestas pacíficas, a las que tienen derecho los ciudadanos, y otra es aceptar los desmanes, incluyendo la injustificable actitud de aislar a poblaciones enteras por la fuerza. La escena de miles de personas obligadas a caminar hacia sus sitios de trabajo o estudio es una que no debe repetirse. Debido a ello, la Administración debe mejorar su capacidad de reacción ante las emergencias. Si la firme respuesta de las autoridades fue la que logró poner en su sitio a unos dirigentes gremiales megalómanos y envalentonados, la demora en hacerlo resultó muy costosa, tanto para la gente en general como para la propia imagen del Gobierno.

Ante lo sucedido, es indispensable optimizar los sistemas de alarma. Sería imperdonable, por ejemplo, que un nuevo intento de crear desorden por parte de un grupo específico vuelva a encontrar a los alcaldes desprevenidos y a los funcionarios de alto nivel con la guardia baja. Esa alerta involucra a los camioneros, que creen que a punta de presiones van a volver a aplazar el desmonte de la tabla de fletes -algo que fue negado en forma tajante por el presidente Santos-, como a quienes...

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