Editorial La tarea pendiente - 9 de Septiembre de 2012 - El Tiempo - Noticias - VLEX 396890042

Editorial La tarea pendiente

El miércoles pasado, los habitantes de varias ciudades del país fueron testigos de una serie de marchas convocadas por el sindicato de maestros, Fecode, y los estudiantes agrupados en torno a la Mesa Amplia Nacional Estudiantil (Mane), el movimiento que surgió para rechazar el proyecto de ley que buscaba reformar la educación superior en Colombia y que naufragó el año pasado. En contraste con ocasiones anteriores, en esta, la convocatoria atrajo a menos participantes, algunos de los cuales protagonizaron actos vandálicos en Bogotá y otras capitales.

El ambiente de las manifestaciones fue muy diferente en comparación con las del 2011. En lugar de estrategias ingeniosas para dar a conocer los puntos de quienes promueven un cambio en la enseñanza universitaria, como la 'besatón' y la 'abrazatón', ahora volvieron a sonar las papas bomba y las consignas de protesta contra el neoliberalismo o el tratado de libre comercio con Estados Unidos.

A la luz de esas expresiones, resulta lamentable que el movimiento estudiantil, que en un comienzo tenía un propósito renovador y moderno, haya caído en la trampa de la política tradicional. En lugar de convocar a sus simpatizantes con propuestas incluyentes, cada vez son más notorios los elementos polarizantes, alentados por líderes de la izquierda tradicional que quiere quedarse con este sector de la juventud.

Dicho tinte partidista puede llevar al fracaso la propuesta que con varios meses de retraso la propia Mane presentará el próximo 12 de octubre, con el fin de que el Congreso la discuta. El borrador de la exposición de motivos de la iniciativa, que ya se encuentra en Internet, no permite tener optimismo sobre el alcance de propuestas que plantean una visión del Estado que trasciende la meramente educativa, se alejan de las realidades del sector y buscan establecer un sistema exclusivamente público.

Si estas impresiones se comprueban, sería deplorable perder la oportunidad de impulsar las reformas que son necesarias, no solo para que aumente la cobertura universitaria en el país -que hoy en día es cercana al 40 por ciento-, sino para que los índices de calidad mejoren. Tal esfuerzo requiere recursos del presupuesto nacional, pero también argumentos que demuestren que cada peso adicional que reciban las universidades va a redundar en un número más alto de profesionales que tengan las capacidades y el conocimiento necesarios para desempeñarse en un mundo en el que la competencia cada vez es mayor.

No menos...

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