La educación técnica reclama su estatus - 6 de Julio de 2016 - El Tiempo - Noticias - VLEX 644564081

La educación técnica reclama su estatus

Carlos Sánchez Rangel* Periodista

Recientemente se puso en marcha el Sistema Nacional de Educación Terciaria (Snet), que busca igualar la formación técnica y universitaria en Colombia. Mientras los expertos se preguntan cómo se desarrollará tal política, los profesionales se cuestionan para qué cursaron una carrera de 5 años, si un técnico podrá ganar lo mismo. Además de errada, la idea de que un profesional supera a un técnico es común. Pero Colombia necesita técnicos, y esa creencia ha generado que no se produzcan los suficientes. Por ejemplo, en Risaralda, según el Observatorio Laboral del Sena, los oficios con más demanda son: vigilantes de seguridad, vendedores de mostrador y profesores de secundaria. Pero recientemente esa entidad ofreció allí solo programas agrícolas. Tal desigualdad responde al poco valor que se le dio durante mucho tiempo a la formación de oficios. El sistema de educación técnica en el país es relativamente nuevo. El Sena se creó en 1957, tomando elementos de lo que se hacía con éxito en Europa. Si bien fue un esfuerzo por organizar la educación técnica, pasaron muchos años antes de que se volviera a avanzar en esa dirección. Cuando se formó el Sena, las escuelas privadas de oficios fueron designadas “instituciones de educación no formal”, aunque contaban con normatividad y emitían certificados. “La categoría fue despectiva”, opina Jairo Lesmes, presidente de la Asociación Nacional de Entidades de Educación para el Trabajo y el Desarrollo Humano (Asenof), que engloba a las instituciones técnicas privadas del país. Mientras en Alemania o España los sistemas de educación técnica se profesionalizaban, en Colombia ocurría lo contrario. Algunas universidades fueron facultadas para titular técnicos profesionales o tecnólogos, un grado que no existe en otros países. Asenof considera ese título “un engrendro”, ya que su formación no es técnica, sino académica. Ello dejó en claro que, al menos para el Mineducación, la formación para el trabajo era inferior a la universitaria. Los países con sistemas técnicos desarrollados saben que no es así. Se trata de estructuras complementarias. Muchas instituciones técnicas modificaron sus estatutos para volverse universidades, pues era –es, todavía– un mejor negocio. En el 2006, Asenof impulsó la Ley 1064, que cambió la denominación de “no-formal” a “educación para el trabajo y el desarrollo humano”. El menosprecio por la educación técnica es común en Latinoamérica. “Desde la Colonia...

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