‘El Burro Mocho es un animal moderno’: Noel Petro - 6 de Abril de 2018 - El Tiempo - Noticias - VLEX 707646581

‘El Burro Mocho es un animal moderno’: Noel Petro

LILIANA MARTÍNEZ POLO - EL TIEMPO - @Lilangmartin

“Mamá, estoy triunfando, mándeme pa’l pasaje”. La frase es casi una marca registrada de Noel Petro, conocido también como el Burro Mocho. Muchas generaciones de colombianos han visto a este músico, nacido en cercanías de Cereté, Córdoba, en 1933, saltando en escenarios, con una música tropical en fusión con los sonidos actuales, esos sonidos vienen de la mano del requinto eléctrico que ideó y mandó hacer en su juventud, porque sabía que sería emblema de su sonido. Así, el Burro Mocho es un personaje de la música popular, inconcebible sin su requinto o sin que interrumpa las charlas cada cierto tiempo para imitar un rebuzno (seguido de un silbido y el sonido un pedo) y sin el saludo a la mamá eterna que lo espera en Sapo Muerto, un pueblo que Noel inventó para el Burro. En una charla con el músico, que acaba de lanzar su canción El hombre sin cachos, Noel habla del Burro Mocho en tercera persona, como si fueran otro de cuya vida y sinsabores es testigo. Admite que el burro es como un personaje que nació cuando se ganó el apodo, el que vivió enamorado sin esperanzas de Claudia de Colombia, a la que menciona en algunas canciones. Solo cuando habla de su faceta de torero se torna más propenso a hablar en primera persona. ¿Por qué habla en tercera persona del Burro? Porque me crie con los burros en Córdoba, los había por lados, y en el barrio había uno al que le cortaron las orejas y el rabo y se pasaba el día corriendo –atropellando todo– detrás de las burras. La gente gritaba: “Ahí va el burro mocho”. Yo tenía 8 o 10 años, y les decía a los pelados: “¿Qué hay, Burro Mocho?” y lo imitaba, por eso me pusieron el apodo. Al principio me sentía raro, pero, como yo mismo lo inventé, me daba gusto. Gozo cuando la gente se ríe de las cosas que digo. Es como si hubiera creado un personaje... Claro que sí. El Burro, siempre, desde niño: tras del toro y tras del canto y la guitarra. Veía a Los Panchos tocando el requinto y quería tocar como ellos. Pasó el tiempo, y un primo me prestaba la guitarra, me enseñaba un tonito y me la quitaba porque de pronto se la iba a dañar. Mi mamá no podía dármela. Una vez me compró una toda apecuecada, tanto que un maestro me dijo: ‘Dile a tu mamá que haga café con ella’, o sea, que la echara al fogón. El comienzo Antes de despegar como artista, con su primera grabación, Cabeza de hacha, el muchacho de Cereté fue ayudante de joyería en Montería, pasó a vivir a Medellín...

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